El FMI alerta: la salida de la crisis internacional sufrirá numerosos reveses
Georgieva previene contra una pronta retirada de estímulos en una situación que reducirá el nivel de vida en prácticamente todos los países
Cada año, el jefe —o jefa— del Fondo Monetario Internacional (FMI) anticipa en un discurso por dónde irá la asamblea anual que el organismo celebra en octubre. En las últimas ocasiones, tanto Kristalina Georgieva como su antecesora, Christine Lagarde, alertaban de un empeoramiento de las condiciones económicas en el mundo fruto del auge del proteccionismo y otras amenazas para el crecimiento global. Pero esta ocasión es diferente. Ya no hay negros augurios sobre un futuro que se acerca. La crisis ya está aquí en todo su esplendor. Y la salida será, según pronostican el Fondo e innumerables analistas, muy, muy problemática.
Georgieva encabeza el FMI desde hace solo un año. Recién llegada, se ha encontrado con una crisis que ella misma ha definido en otras ocasiones como la peor desde la Gran Depresión de los años treinta del siglo pasado. En su discurso previo a la reunión prevista para la próxima semana en Washington, la búlgara alerta de todos los riesgos a los que se enfrenta la economía internacional: la deuda pública igualará por primera vez la totalidad del PIB global, prácticamente todos los países sufrirán un revés en los niveles de vida de su población y, cuando llegue el fin de esta crisis, todo apunta a que se hará muy cuesta arriba.
“Esta calamidad está muy lejos de haber acabado. Todos los países afrontan lo que llamaría la Larga Ascensión, una escalada difícil que será larga, desigual e incierta. Y propensa a los reveses”, ha asegurado Georgieva en la mañana del martes en Washington.
No todo son malas noticias. Frente al histórico golpe de la primavera —cuando, según calcula el FMI, en torno al 85% de la economía internacional estuvo completamente parada durante semanas—, Georgieva anticipa que sus previsiones de crecimiento para el segundo y el tercer trimestre son ahora algo más positivas que en junio, lo que permitirá una ligera mejora para el pronóstico de 2020. La búlgara por ahora no da cifras: esa carta se la guarda para desvelarla la próxima semana en su gran reunión anual.
El repunte que anticipa el FMI tampoco permite muchas celebraciones. La recuperación en 2021 será “parcial y desigual”. Si las cosas ahora no van tan mal como podían es gracias a la descomunal cifra de 12 billones de dólares (unos 10 billones de euros) que los Gobiernos han inyectado en empresas y familias. Y es aquí donde la directora gerente del FMI insiste en lo desigual de las salidas: algunos países (los más ricos) han podido aprobar cuantiosas ayudas, mientras que los más pobres han tenido que soportar a pelo el golpe. Ella lo resume con esta expresión: “Las economías avanzadas hacen todo lo que sea necesario, mientras que las naciones más pobres hacen lo que les resulta posible”.
La tristeza también va por barrios. La crisis ha golpeado a Estados Unidos y la zona euro, pero de forma menos dolorosa que a otros. China, por su parte, experimenta una recuperación más rápida de lo previsto. Pero las economías emergentes y en vías de desarrollo parten de una situación más precaria, con sistemas sanitarios más débiles y son muy dependientes de la financiación exterior. Como ejemplo, Georgieva apunta que ni un solo país del África subsahariana ha emitido deuda pública desde marzo.
Así que la salida de la crisis estará plagada de dificultades en forma de pérdidas de empleo, quiebras empresariales y pérdidas en los niveles educativos fruto de la pandemia. “En prácticamente todos los países, esto supondrá un revés para la mejora en el nivel de vida”, concluye la jefa del FMI.
Georgieva no solo alerta de las dificultades. También hace algunas recomendaciones. Entre ellas está la de ir con mucho cuidado a la hora de retirar los estímulos aprobados por los Gobiernos. “Si los cortas demasiado pronto, la Larga Ascensión se convertirá en una caída precipitada”, asegura en una clara mención a lo que los economistas llaman efecto precipicio, es decir, el riesgo de suprimir una ayuda sin haber recuperado lo suficiente la actividad económica.
Las otras peticiones del FMI a las autoridades son invertir en los sistemas sanitarios, aplicar una política fiscal flexible adaptada a las necesidades del ciclo y afrontar el alud de deuda pública que se viene encima, contemplando restructuraciones de esta deuda en los países más pobres. Y en todas estas políticas, Georgieva anticipa la participación del FMI y recuerda que aún tienen una capacidad de financiación a los países en dificultades en torno al billón de dólares.
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