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Hernández de Cos defiende a Lagarde de las críticas del Bundesbank

El gobernador del Banco de España argumenta que hay que mantener los estímulos

Antonio Maqueda
Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España.
Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España.Pablo Monge

Marejada en el Banco Central Europeo. El miércoles la presidenta del eurobanco, Christine Lagarde, abrió la puerta a tomar el camino de la Fed y permitir más inflación antes de empezar a retirar los estímulos. En el mismo foro, el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, atacó el mayor estímulo de todos: las compras de deuda por la pandemia. Señaló que difuminan la línea divisoria entre la política fiscal y la monetaria, contribuyendo a crear desequilibrios. Y este jueves el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, salió en apoyo de Lagarde y respondió a Weidmann.

La economía alemana empieza a desperezarse mientras que otras como la española parecen quedarse atrás. Y eso comienza a palparse en el debate europeo. El presidente del Bundesbank criticó el miércoles las compras de deuda porque indisciplinan a los países. No es la primera vez que Weidmann dispara. Y hace presagiar un horizonte no muy lejano en el que los halcones puedan empezar a presionar. Este año, con el Tesoro español emitiendo deuda como nunca, se espera que el BCE adquiera en torno al 90% del nuevo endeudamiento. Y el mayor riesgo es que en algún momento más adelante pueda levantar el pie.

Este jueves, ante las declaraciones de Weidmann, Hernández de Cos puso pie en pared. En una intervención en la Universidad de Deusto, afirmó que había que mantener los estímulos hasta que se logre una recuperación sólida. “Una retirada prematura supondría unos perjuicios para el tejido productivo del área euro y potencialmente para el sistema financiero”, zanjó.

Y añadió que “una adecuada interacción entre ambas políticas [la fiscal y la monetaria] puede ayudar de manera decisiva a que cada una de ellas alcance eficientemente sus objetivos”. Una respuesta directa a las declaraciones de Weidmann, en las que sostenía que la barra libre de deuda estaba quebrando la independencia del banco central. El día anterior Lagarde también había defendido que la política fiscal era necesaria para reforzar la monetaria aumentando la demanda. En Estados Unidos han conseguido más inflación en los últimos años porque la política monetaria y la fiscal estaban más alineadas, dijo.

En su discurso, el gobernador recalcó que todavía se afronta un contexto de gran incertidumbre sobre la evolución de la pandemia, el desempleo o la continuidad de las empresas tras el fin de las medidas de apoyo. Y en cualquier caso, en el escenario base del BCE se espera que al cabo de dos años el PIB de la zona euro se recupere pero todavía esté cuatro puntos por debajo del nivel previsto para ese año antes de la pandemia.

Además, la inflación ha descendido al -0,2% y solo llegaría al 1,3% al final del horizonte de proyección. Por no hablar de que la apreciación del euro está introduciendo presiones deflacionarias al encarecer los productos europeos y abaratar los de fuera. Dada la fragilidad de la recuperación y una inflación muy por debajo del objetivo del BCE, el gobernador pidió este jueves mantener los estímulos, aunque de manera selectiva.

Y, a continuación, defendió una nueva estrategia del BCE en línea con la que está apuntando Lagarde. El miércoles la presidenta del BCE declaró que el objetivo actual de inflación, por debajo pero cercano al 2%, fue establecido para una época en la que preocupaba la inflación alta. Pero la realidad ha cambiado. Ahora se pueden comparar precios por internet; se pueden cambiar proveedores con facilidad de forma global, y el envejecimiento de la población aumenta el ahorro y reduce las personas en edad de trabajar, disminuyendo la demanda. Es otro mundo distinto.

En estas circunstancias, Lagarde recordó que los precios parecen reaccionar menos a las mejoras en la economía y el empleo. Y mencionó que quizás no se esté teniendo en cuenta el efecto de un mayor subempleo y del trabajo por horas. Incluso cuando los salarios finalmente han subido, las empresas han preferido en fechas recientes reducir márgenes y no subir precios.

La nueva normalidad

Lagarde expuso que en semejante contexto las políticas no convencionales como las compras de deuda podrían convertirse en la nueva normalidad. También habló de cambiar los objetivos de inflación para que se tolerasen durante algún tiempo inflaciones altas, lo que debería ayudar a cambiar las expectativas de los agentes y, por tanto, tendría un efecto inmediato en el comportamiento de la demanda y de los precios de hoy. Por ejemplo: un consumidor puede adelantar sus compras si piensa que más adelante su dinero valdrá menos. La presidenta del BCE también comentó la posibilidad de modificar la medición de los precios incluyendo el coste de la vivienda en la que se vive.

Hernández de Cos abundó en las líneas de Lagarde esgrimiendo que se tenía que tolerar que la inflación sea superior al 2% igual que ahora está persistentemente por debajo. Explicó que el interés real, aquel al que se resta la inflación, es el relevante para las decisiones de consumidores y empresas. Y aunque el banco central puede establecer un tipo de interés, fijarlo al 2% con una inflación esperada del 4% en realidad es menos que ponerlo al 1% sin inflación. Es decir, la escasa inflación deja poco margen para bajar los tipos de interés por debajo de cero sin dañar a la banca y el sistema financiero.

De ahí que la política monetaria no sea tan efectiva a la hora de luchar contra la deflación o una inflación muy baja, subrayó el gobernador. La única manera de combatirlas son las políticas no convencionales como las compras de deuda. O influir en las expectativas de inflación para que suban y reduzcan el tipo de interés real. Y para ello Hernández de Cos apuntó que se debería dejar que la inflación supere voluntariamente el objetivo como parte de una estrategia que el público se crea.

Dicho esto, una cosa es que la política fiscal y la monetaria sean complementarias y otra muy distinta que se estén creando desequilibrios o burbujas. Y ese es el debate que ha iniciado Weidmann y que será vital para España al acumular más déficit y deuda. Lagarde también deslizó que el eurobanco tenía que estudiar cómo desarrollar sus políticas en un mundo donde la deuda pública sea permanente alta. Y añadió que habría que incluir en el diseño una estructura fiscal apropiada para Europa. En plata: un tesoro único y una disciplina compartida.

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Sobre la firma

Antonio Maqueda
Periodista de la sección de Economía. Graduado en Periodismo en la Universidad de Navarra y máster por la Universidad de Cardiff, ha trabajado en medios como Cádiz Información, New Statesman, The Independent, elEconomista y Vozpópuli.

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