El Gobierno desbloquea el teletrabajo pero aún debe enfrentarse a una batería de pactos laborales muy complejos
En las próximas semanas deberá negociar con los sindicatos y patronal los ERTE, la reforma laboral, la regulación de los falsos autónomos y las pensiones
No hay descanso en el diálogo social. Este martes se ha aprobado en el Consejo de Ministros la ley que regula el teletrabajo y al día siguiente, es decir, este miércoles, los mismos negociadores vuelven a la mesa para hablar de la prolongación de los ERTE más allá del 30 de septiembre. El acuerdo sobre el trabajo a distancia ha sido el primero logrado de un otoño muy cargado de negociaciones: ERTE, reforma laboral, falsos autónomos o pensiones. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, fue optimista sobre el resultado de las conversaciones que se retoman el miércoles por la tarde: “Estoy esperanzada”. Fuentes de la patronal eran mucho más pesimistas: “Estamos en las antípodas”.
Las dificultades para acercar las posturas en las negociaciones sobre los ERTE que se han visto en las semanas anteriores no han sido un obstáculo para llegar a un punto de encuentro en esta. “Separo los temas. No me influye que una cosa vaya bien y otra no tanto”, apuntaba un dirigente de uno de los agentes sociales.
A pesar de estas palabras, el pacto entre el Ejecutivo, CC OO, UGT, CEOE y Cepyme sobre la regulación del teletrabajo ha sido trabajoso. La ministra Díaz echó mano del lenguaje épico al decir que “quizás esta ha sido la negociación más difícil y más compleja”, tras subrayar que es el quinto pacto que se alcanza desde que ella rige esta cartera. Es cierto que esta norma es la primera en que se regulan nuevos derechos y obligaciones para empresarios y trabajadores, algo muy diferente de los ERTE, un tema en el que había un interés y una dirección compartida pese a los matices. Pero tampoco las anteriores han sido fáciles. De hecho, la resistencia de la patronal hasta el último momento ha sido la norma casi en cada ronda de negociaciones, como en esta ocasión.
De lo que no hay duda es de que la regulación del teletrabajo establece un catálogo de normas en un fenómeno que hasta ahora apenas contaba con un artículo en el Estatuto de los Trabajadores. En él se deja claro el carácter voluntario de esta modalidad de trabajo que antes de la pandemia apenas practicaba el 5% de empleados y ahora supera el 16%, y que después del coronavirus probablemente no caerá de nuevo a ese porcentaje tan bajo. Empezará por un acuerdo escrito entre el asalariado y la empresa, que deberá proporcionar los medios necesarios para desarrollar las tareas y se hará cargo de los costes. También se deja mucho margen a la negociación colectiva, los convenios y los acuerdos de empresa.
“Es un acuerdo importante que regula una realidad que se ha impulsado mucho en los últimos meses. Y la realidad estaba muy desregulada en España”, señaló Unai Sordo, líder de CC OO, tras dar el visto bueno al acuerdo. “Es un primer paso que tendremos que ir desarrollando. Este parto ha sido un parto de concesiones”, admitió Pepe Álvarez, de UGT. Por su parte, la CEOE señaló que la norma “permitirá avanzar de forma ordenada en esta modalidad, especialmente una vez se supere la excepcional coyuntura con motivo de la covid-19”.
El decreto-ley aprobado por el Gobierno da paso a que sigan las negociaciones por los ERTE, paradas en los últimos días para cerrar la regulación del teletrabajo. Trabajo, quiere que se llegue a pactos. “Nos ponemos manos a la obra. Estoy convencida de que no saldremos de la mesa sin un acuerdo”, declaró Díaz. Para que se cumplan estas predicciones, tendrá que cambiar la propuesta del Gobierno.
Distancia en los ERTE
Ni a empresarios ni a sindicatos les gusta que haya mayores exenciones en las cotizaciones de los trabajadores que ya se han reincorporado a su puesto de trabajo que a los que continúan afectados por ERTE. Tampoco comparten que las ayudas se focalicen en unos sectores concretos, con excepciones. Ambas reivindicaciones no se dirigen a la ventanilla del Ministerio de Trabajo sino al de Seguridad Social. Como suele ser habitual en las últimas rondas de negociación, son más optimistas en los sindicatos que en la patronal sobre los resultados. Mientras estos días un dirigente sindical señala que ve elementos para llegar a un acuerdo, otro de una de las patronales casi cree que hay que volver al punto de partida y otro recordaba su malestar por no tener datos, que suministra el Ejecutivo, sobre el coste total de los ERTE entre prestaciones y exoneraciones.
No falta mucho tiempo para saber si las esperanzas de Díaz se cumplirán, el 30 de septiembre acaba la regulación y las ayudas actuales. Si no hay acuerdo, el Gobierno tendrá que tomar una decisión. Y después llegan los otros capítulos que sugirió la ministra con cierta grandilocuencia: “Esta norma inaugura una ola de reformas incardinadas en el siglo XXI. Va a cambiar todo, la estructura negocial”. Traducción: se refería la regulación pendiente sobre los riders y los falsos autónomos, y, sobre todo, los traídos y llevados cambios en la reforma laboral.
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