Argentina impone un supercepo al dólar para frenar la sangría de reservas del Banco Central
La entidad monetaria perdió 2.400 millones de dólares desde enero para satisfacer la demanda de divisas para ahorro
El pasado julio, 3,9 millones de argentinos compraron el límite oficial de 200 dólares para ahorro personal. En agosto, la cifra rondó los cinco millones. En septiembre parecía que se iba a batir un nuevo récord, pero el Banco Central ha movido ficha para desalentar la demanda y proteger así sus reservas. El martes por la noche, anunció un paquete de medidas que restringen la compra de divisas para atesoramiento, el uso de tarjetas en el exterior y operaciones cambiarias con bonos. La decisión ha provocado la caída de los títulos argentinos en los mercados financieros internacionales y una brusca depreciación del peso en el mercado no oficial de cambios.
Con el supercepo decretado por el Banco Central, los argentinos podrán seguir cambiando pesos por un máximo de 200 dólares al mes —un hábito muy arraigado para protegerse de la inflación (40,7% interanual) y de la depreciación del peso (cerca de un 20% en el circuito de cambios oficial y un 45% en el paralelo en lo que va de año)— pero les saldrá más caro.
Hasta el martes, el dólar cotizaba en los bancos a 79,25 pesos, pero sobre ese valor se aplicaba un impuesto del 30%, lo que en la práctica elevaba la cotización a unos 103 pesos por unidad. A partir de este miércoles, se le suma un 35% más, a descontar después por el Fisco.
Las compras en dólares con tarjetas de crédito y débito se deducirán del cupo de 200 dólares mensuales. De excederse ese límite, se reducirá del cupo en los meses siguientes, es decir, si alguien gasta mil dólares con tarjetas en un mes, durante cinco meses no podrá comprar divisas en el mercado oficial.
El presidente argentino, Alberto Fernández, defendió las restricciones que buscan desalentar la acumulación de moneda extranjera y la especulación “en un país donde los dólares hacen falta para producir, no para guardar”. Argentina, que atraviesa su tercer año de recesión, padece una escasez crónica de divisas que ha derivado en la aplicación de restricciones cambiarias en gobiernos de distinto signo político.
La brecha cambiaria entre el precio al que se podían comprar dólares en el mercado oficial (103 pesos) y al que se podían vender en el mercado paralelo (131 pesos) aumentaba el interés por esa adquisición minorista, presionando así el nivel de reservas del Banco Central, que el martes cerraron en 42.495 millones de dólares. En lo que va de septiembre, las reservas de la entidad han caído unos 350 millones de dólares y más de 2.400 millones en el año.
“Lo preocupante de esta evolución es que las reservas internacionales caen en un contexto en el que el superávit comercial acumulado hasta julio es el más alto desde 2009, no hay egreso de divisas por turismo y desde abril 2020 no se pagan intereses de títulos públicos en moneda extranjera”, señala en un informe la consultora PxQ, encabezada por el exviceministro de Economía Emanuel Álvarez Agis.
El nuevo recargo suponía la eliminación de la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el paralelo o blue, como se lo llama en Argentina, pero el mercado reaccionó como habían anticipado muchos analistas: con una brusca depreciación del peso, de hasta el 10%. El dólar blue se cotizaba este miércoles alrededor de los 145 pesos, mientras que muchos bancos suspendieron temporalmente la compra online de divisas para adaptarse a las normas.
Los nuevos bonos soberanos en dólares con ley extranjera emitidos por la reestructuración de deuda alcanzada el mes pasado caían entre un 3% y un 6% este miércoles, mientras que el riesgo país se acercaba a los 1.200 puntos.
El Banco Central resolvió también obligar a las empresas a que refinancien vencimientos de capital de deuda, eliminó la posibilidad de que los agentes financieros no residentes realicen operaciones de liquidación de acciones y bonos en moneda extranjera y limitó la posibilidad de liquidar operaciones con títulos valores realizadas íntegramente en el exterior. “Las mencionadas decisiones restringirán la realización de maniobras especulativas llevadas adelante por fondos de inversión no residentes en el país y su impacto sobre la dinámica de los mercados financieros y de cambios”, argumentó el Banco Central.
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