Recuperación lenta e incierta
Los ERTE han sido un instrumento eficaz, pero aún hay 2,3 millones de trabajadores en ERTE y muchos autónomos en cese de actividad
Ayer conocimos los datos de la Seguridad Social. Eliminando el efecto estacional se crearon 30.000 empleos, similar a la destrucción de mayo. Por lo tanto, hay todavía más de un millón de españoles que han perdido su empleo desde febrero, el 5,5% del total en ese mes. A eso hay que sumar los que están en ERTE y los autónomos que están en cese de actividad.
En mayo y junio el número de personas afectadas por un ERTE se ha reducido en 1,5 millones de trabajadores. Sin esa medida muchas empresas habrían quebrado y parte de esos trabajadores estarían en paro y con pocas probabilidades de encontrar empleo. Por lo tanto, el instrumento ha sido muy eficaz para una crisis como esta, causada por un confinamiento forzoso en el que las empresas no pueden vender.
No obstante, aún hay 2,3 millones de trabajadores en ERTE y muchos autónomos en cese de actividad. La duda ahora es si su situación es transitoria o permanente y acabarán en desempleo. Si es transitoria, el ERTE está justificado; si es permanente, es perjudicial. La economía sigue la misma evolución que la naturaleza y la especie humana de selección natural. España construía 700.000 viviendas en 2007 y habría sido perjudicial subvencionar a las promotoras para producir casas que nadie iba a comprar. Lo mismo sucede con el turismo y el ocio. España tardará años, nadie sabe cuántos, en volver a tener los ingresos por turismo de 2019. Eso implica que capital y empleo de ese sector tendrá que buscar otros negocios donde haya demanda para poder generar ingresos con los que pagar salarios. En la cátedra Orfin de la Universidad de Alcalá hemos estimado que el Green Deal europeo puede crear 850.000 empleos solo en inversiones sostenibles.
Otro objetivo del plan es la digitalización. La pandemia ha puesto ante el espejo a los países. La mayoría de empresas españolas no tenían ni portátiles para teletrabajar y el espectáculo de la tramitación de los ERTE y el cese de actividad de actividad de autónomos ha sido decimonónico. En los ochenta España se benefició de la deslocalización industrial de empresas europeas aprovechando los menores salarios. La pandemia, en cuatro meses, ha acelerado años la dinámica de digitalización y España tiene una oportunidad histórica de atraer nómadas digitales. Igual que en el Neolítico buscan una cueva, nuestro clima y coste de la vida es inmejorable en Europa. Pero también buscan una comunidad con la que convivir y desarrollarse.
España es una comunidad digital muy atrasada y aún poco atractiva para ellos. Y el Gobierno manda mensajes de impuestos, como la tasa Google, que tendrá una recaudación ridícula y manda señales a los nómadas de rechazo a lo digital. E impuestos a las rentas altas y regulaciones muy rígidas para esos nómadas que hacen que sea más sencillo irse a Lisboa, donde un Gobierno socialista lleva, desde hace cinco años, mandando mensajes atractivos para atraerlos. Veremos.
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