Las empresas del alquiler de coches prevén perder el 80% de su facturación

Las compañías de alquiler de vehículos afrontan, como otras, su peor verano. Acaban de empezar esa temporada en la que facturan entre el 40% y el 45% de todo el año —entre junio y septiembre, con la mayor demanda y con las tarifas más altas—, pero con el coronavirus pintan bastos. Las cancelaciones han afectado el 90% de las reservas y el sector da por hecho que este año su cifra de negocios se desplomará un 80%, según las previsiones de Aneval, la patronal que reúne a los cinco grandes operadores, que copan más de la mitad del sector.

La quiebra en Estados Unidos de Hertz, uno de los gigantes, muestra cómo está el sector, aunque la compañía asegura que esa declaración de bancarrota no tendrá “un impacto significativo en la actividad en España”. “Lo que sí tiene impacto son los mensajes contradictorios y negativos que España está dando a los turistas, que son nuestros clientes y que a día de hoy no ven España como un destino para este verano mientras otros países de nuestro alrededor están siendo muy activos a la hora de promocionarse y atraer visitantes”, lamenta el director general de Hertz España, Javier Díaz-Lavada.

“El daño sin una actividad normal en verano va a ser brutal”, coincide José Luis Sanz, director corporativo de Aneval, conformado por Avis, Europcar, Enterprise, Hertz y Sixt. El 30% de su actividad está vinculado a la demanda de empresas, pero el 70% depende del turismo, cuya ascendencia sobre la economía española ha provocado que en España existan “20 o 30 veces más compañías [y más pequeñas] que en el resto de países”.

Gran parte de las oficinas que atienden al público siguen cerradas por la falta de clientes, por lo que reclaman que sus empresas puedan acogerse a las regulaciones temporales de empleo vinculadas al coronavirus más allá del estado de alarma, de la misma forma que reclaman que el IVA sea reducido del 21% al 10%, el mismo que asumen las compañías turísticas y los operadores de transporte. “Necesitamos un balón de oxígeno y medidas como la de la rebaja del IVA va a beneficiar a todo el mundo”, defiende Sanz con una concatenación de hechos: la rebaja del impuesto supondrá una rebaja de tarifas, la rebaja de tarifas llevará a más negocio, la mejora del negocio activará la renovación de flotas, y eso más ingresos para toda la industria de la automoción y para el Estado.

Según sus argumentos, el rebrote de la actividad le permitiría contribuir a levantarse al sector de la automoción, industria considerada tractora para el resto de la economía. Las matriculaciones de vehículos llevan dos meses en mínimos históricos y, en parte, se explica porque las empresas de alquiler no han adquirido vehículos y no han permitido dar rotación a los vehículos existentes en los concesionarios. En un año normal son responsables de una quinta parte de las ventas, a causa de que cada nueve meses acostumbran a renovar toda su flota.

En un intento desesperado, los grandes operadores quieren jugar un papel alternativo en un momento de incertidumbre económica y ocupar el hueco que pueda quedar libre a causa de aquellos potenciales compradores de vehículos que no acaban de tomar la decisión a la espera de que los nubarrones se abran en el horizonte. “Nuestro sector se adapta, y quizás podemos ser un buen sector para dar respuesta uno, dos o tres meses a la demanda contenida”, dice Sanz, tras asegurar que se está garantizando la seguridad de los clientes con medidas de seguridad para evitar la propagación del coronavirus en sus vehículos.

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