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“La recuperación del consumo es una de las grandes incógnitas del rebote”

Müge Adalet McGowan, economista sénior de la OCDE, cree que el PIB español puede volver al nivel previo a la crisis del coronavirus en 2022 y ve lecciones aprendidas respecto a la crisis de hace una década

Ignacio Fariza
Müge Adalet McGowan, en una imagen reciente.
Müge Adalet McGowan, en una imagen reciente.

La OCDE acaba de situar a España como la cuarta economía del G20 más golpeada por la pandemia si no hay nuevos rebrotes, con una caída del PIB del 11,1%, y como la más damnificada si hay una nueva oleada de contagios, con un desplome del 14,4%. Müge Adalet McGowan (Estambul, 43 años), economista sénior del think tank para España y Bélgica se muestra optimista, en cambio, sobre la restitución del PIB previo a la crisis en 2022 y fía buena parte de esa recuperación al regreso del consumo y al gasto del ahorro forzoso acumulado durante el confinamiento. “Habrá una pausa hasta que se vuelva a consumir normalmente de nuevo”, desliza en conversación telefónica con EL PAÍS.

Pregunta. La OCDE traza dos escenarios: sin rebrote y con rebrote del virus. A la vista de cómo está funcionando la desescalada, sin grandes aumentos en el número de casos, ¿es el primero el escenario más probable ahora?

Respuesta. La forma en la que hemos hecho todo el proceso es asignando un 50% de probabilidades a ambos. Es cierto que algunos países, por ejemplo Nueva Zelanda [cuyo Gobierno acaba de reivindicar la erradicación de la enfermedad en su territorio], nos dicen que es muy improbable un segundo brote, pero el ejercicio se empezó a diseñar hace dos meses y hemos optado por tomar los dos escenarios como igualmente probables.

P. Que no se den nuevos brotes del virus es importante no solo para que el hundimiento de este año sea menor, sino para que la recuperación sea más sólida en 2021.

R. Sí. El turismo, por ejemplo, funciona de una forma bastante mecánica y cualquier caída brusca del PIB en el tramo final de este año tendría un efecto arrastre hacia 2021. Y hay otro factor: los efectos de un segundo brote serían mayores, en forma de bancarrotas, un sistema financiero más afectado, una pérdida de empleo más persistente… Así que la recuperación también sería más débil en 2021.

P. ¿Cuándo volverá la economía española a su nivel de PIB previo a la crisis?

R. Ahora solo estamos pronosticando el crecimiento hasta final de 2021, y creemos que ese año cerrará con el 95% del PIB que tenía [antes de la pandemia] si no hay rebrote y en el 92% si lo hay. No hemos hecho ese ejercicio, pero pensaría que en 2022 la economía española podrá volver al punto de partida.

P. Una de las grandes incógnitas a resolver es qué pasa con el consumo: si la gente gastará todo lo ahorrado a la fuerza durante los confinamientos o si se impondrá un ahorro mayor por la incertidumbre.

R. Es una de las grandes incógnitas, en España y en otros países de la OCDE. En nuestro caso, somos algo más pesimistas sobre el consumo privado que otros pronosticadores y esperamos un nivel más alto de ahorro de precaución: que haya una pausa hasta que los consumidores vuelvan a gastar normalmente de nuevo. Lo vimos en la última crisis económica, cuando en España hubo mucha gente que optó por ahorrar por lo que podría estar por llegar y eso se convirtió en uno de los factores de la caída del PIB y, posteriormente, de la recuperación [cuando volvieron a gastar de nuevo]. Pero, por supuesto, hay mucha incertidumbre al respecto y es una de las áreas en las que podemos ver sorpresas positivas.

P. ¿Hasta qué punto ayudarán los ERTE en la recuperación futura de la economía? Al mantenerse las rentas, uno pensaría que podrían propiciar un consumo mayor a futuro…

R. Ha sido, sin duda, una herramienta muy importante. Y mantener esa relación entre empleados y empleadores acelerará la recuperación. Tanto por las habilidades adquiridas antes, que no se pierden, como porque ha supuesto un aseguramiento de parte de los ingresos de los hogares durante los confinamientos. Cuando vuelva la confianza, ayudará a sostener la recuperación gracias al consumo.

P. España acaba de poner en marcha un ingreso mínimo vital. Muchos estudios apuntan a que la propensión a consumir es mayor en el caso de las familias de bajos ingresos. ¿Ayudará esta medida a sostener la demanda privada?

R. Cualquier apoyo de ingresos, especialmente en este entorno, ayuda. El instrumento está diseñado más como una medida de reducción de la pobreza que de reactivación del consumo, pero es cierto que la propensión a consumir es mayor en las personas con bajos ingresos. Así que sí, es de esperar que tenga un efecto en ese sentido.

P. Piden más “medidas de apoyo para relanzar el sector turístico” español. ¿Puede concretar más?

R. Creo que el Gobierno está explorando muchas opciones con diferentes actores del sector. Hasta ahora, lo que se ha hecho (programas de mantenimiento del empleo, provisión de liquidez para evitar crisis…) va en la dirección correcta, pero si la recuperación no es rápida harán falta otro tipo de planteamientos en una segunda fase. Por ejemplo, relocalizar trabajadores del turismo en otros sectores.

P. Incluso en el escenario más benigno, la deuda pública llegará en España al 120% del PIB. ¿Hay riesgo de que esta crisis económica desemboque en una auténtica crisis financiera?

R. No podemos descartar nada, pero creo que hemos aprendido la lección. La reacción inicial de los mercados [de deuda] ha sido más o menos buena hasta ahora, está habiendo más cooperación entre todas las partes y la calidad de la respuesta a escala europea parece ir en la buena dirección, al menos hasta ahora. Todo eso nos permite ser más optimistas.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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