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El patriota

Ningún líder de la CEOE había recibido el calificativo que hizo Pedro Sánchez a Antonio Garamendi tras suspender este las relaciones. Por Miguel Ángel Noceda

Miguel Ángel Noceda
El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi.
El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi.Eduardo Parra (Europa Press)

Ni el refinado Carlos Ferrer Salat; ni el campechano José María Cuevas en sus 23 años de mandato; ni el decepcionante Gerardo Díaz Ferrán, que acabó en prisión; ni el tenaz Juan Rosell. Ninguno de los líderes de la patronal CEOE recibió nunca (al menos en público) el calificativo de patriota por parte de los presidentes del Gobierno con los que les tocó convivir, como le ha ocurrido a Antonio Garamendi con Pedro Sánchez. Y eso que hubo oportunidades de sobra para ello con todos los pactos de índole laboral firmados a lo largo de estas décadas.

“Garamendi es un patriota con un enorme sentido de Estado y responsabilidad”, dijo Sánchez el sábado 23 de mayo tratando así de quitar hierro al ninguneo que había hecho con la firma del acuerdo con Bildu para derogar la reforma laboral a patronal y sindicatos, a cuyos líderes, por cierto, también podría haberles dedicado la misma condescendencia. Un día antes, la ministra portavoz, María Jesús Montero, había sido todavía más caritativa: “El señor Garamendi no es un patriota de boquilla; antepone siempre los intereses de España a cualquier cuestión, defendiendo legítimamente la postura empresarial, pero demostrando responsabilidad y patriotismo”. Luego prosiguió: “Confiamos en CEOE y Cepyme porque sin ellos es imposible un proyecto de Estado y transitar en la desescalada”. ¿Quién da más?

Garamendi descansaba, mientras tanto, en Las Arenas, cerca de Bilbao, del ajetreo de este episodio, que le llevó a convocar de forma urgente a la cúpula de vicepresidentes, y no escuchó en directo ni a la portavoz ni al presidente. Le comenzaron a llegar whatsapps llamándole “patriota” y perfilándole como Mel Gibson en la película del mismo nombre sobre la guerra de la independencia de Estados Unidos. Con todos los halagos y guiños gubernamentales, Mel Garamendi ha seguido en su tierra vizcaína esperando que el confinamiento le permita escaparse a alguna playa de la vecina Cantabria para cargar las pilas y trasladarse a Madrid con armas y bagajes dispuesto para la lucha.

En esa desescalada particular, el patriota Garamendi no ha vuelto a hablar con Sánchez desde la llamada que le hizo este después de firmar con Bildu y cuando la rebelión empresarial se estaba fraguando. Pero sí lo ha hecho un par de veces con la vicepresidenta tercera y ministra de Economía, Nadia Calviño, con la que la relación de confianza ha ido a mejor tras su reacción contraria al citado pacto. Será seguramente con Calviño con la que, a partir de ahora, Garamendi coordine la conexión con el Ejecutivo y cualquiera de los ministros del área económica. El mismo día que anunció su ruptura temporal dejó plantado a José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social, que no tenía ninguna culpa, pero le tocó ser el primero. Después ha declinado participar en dos encuentros de la mesa de reconstrucción del diálogo social.

Probablemente, Sánchez tenía razones suficientes para dedicarle ese título honorario tras haber decidido el líder empresarial romper las relaciones. Además de saldar la ofensa por el pacto con Bildu, el presidente es consciente de la involucración de Garamendi en el diálogo social y que, en el poco tiempo que lleva este Gobierno, haya respaldado el acuerdo para prorrogar los ERTE, que se firmó en La Moncloa con toda pomposidad y que se calificó de histórico; el pacto sobre el aumento del salario mínimo del pasado enero y, en marzo, el documento sobre medidas extraordinarias para luchar contra la covid-19. Tres pactos en solo cinco meses y en contra de las voces críticas de dentro de la organización y de la derecha política, a la que se le atribuye cercanía. De hecho, se rodeó de técnicos provenientes del Gobierno del PP para formar su equipo directivo (Íñigo Fernández de Mesa, Gregorio Izquierdo, Marta Blanco y la propia exministra Fátima Báñez, entre otros).

En cualquier caso, Garamendi siempre ha presumido de ser un patriota y de alejarse del partidismo y la crispación parlamentaria. Según ha señalado, “los empresarios estamos ahí para que España funcione y se puedan alcanzar acuerdos y no para hacer política”. En ese sentido y con los avances hechos con Calviño, se presume que el patriota levantará el veto tarde o temprano y espoleará el diálogo social tripartito. Ahora toca analizar con los sindicatos el futuro de los sectores afectados y enfrascados en ERTE. Garamendi sabe que tendrá que acallar a los que piden más contundencia e, incluso, más extremismo. Todo resulta complicado, pero parece que el concepto de responsabilidad que tiene el patriota vizcaíno transita por la moderación y que, dentro de unos años cuando le evalúen por su actuación en esta crisis, se sostenga que estuvo a la altura.


LOS CORROS

El optimismo verde de Entrecanales. José Manuel Entrecanales, presidente del grupo Acciona y tercera generación al frente de la empresa, se declaró optimista, de los que ven la botella medio llena, durante la junta de accionistas de la empresa que se celebró esta semana. En un discurso en el que por primera vez no tuvo la evaluación de su tía Cruz Entrecanales Azcárate, -hija del fundador y fallecida durante esta crisis sanitaria, a la que recordó cariñosamente- transmitió a los accionistas la necesidad de ver en la crisis la oportunidad de acelerar la transición a un modelo económico verde y descarbonizado con infraestructuras sostenibles.

Cox Energy sale al mercado mexicano. El grupo Cox Energy, que lidera el empresario alicantino Enrique Riquelme, se ha lanzado a la aventura bursátil en México, donde piensa colocar a cotizar las acciones de su filial americana. Se trata de un paso crucial para este joven emprendedor, que avanza en el sector de las energías renovables y que tiene como objetivo alcanzar los 3.000 megavatios antes de que acabe 2024, año de su décimo aniversario. Quizá para entonces, la compañía también haya decidido cotizar en el mercado español. Todo se verá.

En la Cámara, con el Rey. El presidente de la Cámara de España, José Luis Bonet, ha convocado un pleno extraordinario, en el que estará presente el Rey de España como invitado especial. Bonet, que entrará telemáticamente desde Barcelona, explicará al monarca las actuaciones del organismo y las medidas que ha pedido para la reactivación. Las que sí estarán in situ serán la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, y la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, a la que la Cámara ha enviado constantes mensajes para la reactivación de la industria y la defensa de los sectores ligados al turismo.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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