Vestager reclama poderes para evitar que emerjan gigantes digitales de la talla de Google o Facebook
La comisaría europea de Competencia quiere abortar las posiciones dominantes antes de que resulten incontrolables
Imperios como Google, Facebook o Amazon ya son prácticamente incontrolables, pero la Comisión Europea quiere que ninguna empresa y en ningún sector vuelva a alcanzar un dominio tan absoluto como el de las grandes plataformas digitales. “Necesitamos un nuevo instrumento de política de competencia para impedir que surjan otras compañías que controlen el acceso a internet”, señala la vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Competencia, Margrethe Vestager (Dinamarca, 52 años), durante una entrevista con EL PAÍS y otros grandes medios europeos.
"Este nuevo instrumento de competencia nos permitirá abrir investigaciones y verificar si un mercado se va a decantar completamente del lado de una sola empresa”, señala Vestager durante la entrevista, celebrada el pasado viernes por teléfono. "En ese caso, podremos intervenir y hacer que se mantenga la competencia”, añade la vicepresidenta.
El objetivo de Vestager no es sancionar con grandes multas a los potenciales campeones mundiales sino imponerles condiciones y limitaciones en su actividad que les impidan enseñorearse de su mercado inicial y aprovechar ese dominio para cerrar la puerta a otros competidores e, incluso, extenderse a otros mercados adyacentes.
La Comisión Europea no da por perdida la batalla para acotar el poder de Google o Facebook, pero Bruselas sabe que ya es muy difícil contener el gigantesco dominio que esas compañías han alcanzado en internet. Vestager ha castigado con sanciones multimillonarias los abusos de posición dominante de Google. Y multó también a Facebook por engañar a la Comisión durante la compra de WhatsApp, una fusión autorizada sin condiciones por Bruselas por considerarla inocua desde el punto de vista de la competencia. Pocos meses después, la Comisión comprobó que, en contra de lo indicado por Facebook, la compañía de Marck Zuckerberg había vinculado los números de los teléfonos del servicio de mensajería con los perfiles de usuarios de la red social.
Pero las multas, por abultadas que sean, apenas causan un rasguño en las cuentas financieras de las plataformas estadounidenses. Y el presunto daño reputacional de los expedientes de infracción es ignorado mayoritariamente tanto por los inversores como por los usuarios. El desigual choque entre las autoridades de competencia y los gigantes tecnológicos estadounidenses podría reequilibrarse un poco en el futuro si Vestager logra sacar adelante su propuesta.
La comisaría europea ya no se conforma con intervenir a posteriori para corregir los problemas de competencia. Ni siquiera con una regulación estricta de las plataformas, un proyecto que también espera lanzar en los próximos meses. La ex ministra danesa de Economía quiere ir mucho más lejos y dotarse de armas legales preventivas para frenar o abortar la futura aparición de cuasimonoppolios como el de Google, que copa más del 90% del mercado europeo de búsquedas en internet.
La iniciativa de Vestager levanta inquietud entre los abogados especializados en competencia. Algunos de ellos ven muy delicado que la Comisión se arrogue el derecho de frenar preventivamente el crecimiento de una compañía. La intervención ex ante también plantea dudas desde el punto de vista de la innovación, sobre todo, si se aplica en un sector que evoluciona tan rápido como el tecnológico y en el que las limitaciones impuestas a una empresa pueden hacer que otra ocupe rápidamente el terreno.
Pero la comisaria de Competencia opina que la crisis del coronavirus incluso ha acentuado la necesidad de reforzar la vigilancia. El uso de internet y del comercio electrónico se ha disparado desde comienzos de la pandemia, una tendencia que ha acelerado la creciente dependencia de las plataformas estadounidenses que tienen empresas y ciudadanos europeos.
El confinamiento y las normas de distanciamiento físico también ha incrementado exponencialmente el uso de las videoconferencias, un nuevo filón en el que varias empresas estadounidenses ya están muy bien posicionadas para explotarlo. “Creo que ahora es incluso más urgente que antes disponer de regulación en todas estas materias”, valora Vestager que, curiosamente, no utilizó ningún servicio de videoconferencia disponibles para esta entrevista y prefirió hacerla por la vía más tradicional del teléfono. ¿Desconfianza?
“Las normas de competencia pueden ser muy útiles y estaremos vigilantes, pero no bastan”, señala la comisaria. Y aboga por acotar la actividad de las actuales plataformas por una doble vía. “En primer lugar, garantizar en el caso de los intermediaros que conozcan bien a sus clientes y que estén sujetos en el país de origen a unas obligaciones que sean consideradas suficientes en el país destinado de sus servicios”. La UE ya tramita un Reglamento que endurece el control de intermediarios y de los propietarios de servidores de la red, sobre todo, para obligarles a retirar contenido relacionado con grupos terroristas.
Vestager defiende, en segundo lugar, la “necesidad de un Reglamento que fije claramente qué pueden hacer y qué no pueden las grandes plataformas de acceso a internet (los llamados gatekeepers en inglés)”. Ese Reglamento, que afectaría, entre otros, a Google, Facebook o Amazon, "impondrá obligaciones a las empresas con una posición muy dominante en el mercado y les impedirá, por ejemplo, aprovechar ese dominio para autopromocionarse”.
Y en tercer lugar, un nuevo instrumento para evitar que se repita la aparición de plataformas gigantescas “que se convierten reguladores de facto de Internet”. La idea de la Comisión es utilizar ese instrumento para frenar un grado excesivo de concentración en cualquier sector. Pero Vestager ve en el digital la mayor necesidad de intervención preventiva. “En los mercados digitales hay rasgos como la tendencia a cero de los costes marginales o el efecto red que pueden hacer que una empresa acabe dominando todo el mercado”. Vestager confía en disponer de nuevos poderes “para intervenir cuando veamos riesgo de que el mercado se inclina [hacia el cuasimonopolio] y hacer que siga dentro de los márgenes de la competencia”.
Vestager quiere dotarse de su nuevo arma a final de año o en 2021. Pero, de momento, su departamento, como el resto de la Comisión Europea, esta volcado sobre todo en la gestión de los efectos económicos de la covid-19. En el caso de la danesa, la pandemia le ha obligado a relajar al máximo el control de las ayudas de Estado hasta el punto de exponerse a ser calificada como ‘la comisaria de la no competencia’.
“Sigo siendo comisaria de Competencia", encaja el apelativo sin inmutarse. “Y de hecho acabo de salir de una reunión con ministros que nos acusan de ser demasiado estrictos”. Pero en poco más de dos meses ha tenido que dar el visto bueno a 120 medidas de ayudas de Estado notificadas por los Estados miembros, con un valor de dos billones de euros. Una intervención pública masiva que encaja mal con el ideario liberal de Vestager pero que ella considera imprescindible para combatir la crisis en ciernes.
La comisaria está enfrascada también en la negociación del proyecto del Fondo de Reconstrucción, que la Comisión espera aprobar el 27 de mayo, tres semanas después de la fecha prevista. La máxima responsable de Competencia se reserva los detalles porque “la negociación no ha terminado y no debo añadir otra cifra a las muchas que ya se han dicho”. Pero deja un aviso cuando se le pregunta si la envergadura del Fondo será suficiente para combatir la crisis actual. “En estos momentos, creo que no hay ninguna garantía de que sea así”.
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