Óscar Martín (Ecoembes): “Tenemos que avanzar hacia una sociedad que no utilice el despilfarro”
Martín cree que la covid-19 ha acelerado el proceso de caducidad del hiperconsumo y la sobreproducción
Los españoles cada vez reciclan más y no han dejado de hacerlo durante el confinamiento. Es más, la recogida de envases de plástico, latas, briks, papel y cartón se incrementó en marzo un 15% con respecto al mismo mes del año anterior, según cifras de Ecoembes, la sociedad anónima sin ánimo de lucro encargada de recoger lo que se deposita en los contenedores amarillos y azules para su posterior tratamiento.
Su consejero delegado,Óscar Martín Riva, destaca que el reciclaje es ya el hábito sostenible más extendido en los hogares españoles, por encima del ahorro energético o la reducción en el uso de bolsas de plástico. “La covid-19 ha puesto a prueba los principios medioambientales de los ciudadanos, y los ciudadanos han respondido”, afirma. El reciclaje ha sido, en efecto, una labor esencial durante el confinamiento: los encargados de recoger y seleccionar los residuos no han dejado de trabajar desde que se decretó el estado de alarma. “La cadena del reciclaje no ha parado en ningún momento y ya no va a parar”, explica Martín. “No hay vuelta atrás posible”.
El directivo pone de relieve que más de 37 millones de españoles reciclan a diario y que la cifra aumenta cada año. En 2019 cada ciudadano recicló de media 17,1 kilos de envases de plástico, latas y briks y 19,4 kilos de papel y cartón, un 8% más que en 2018. En los últimos cinco años, el incremento ha sido del 32%. En España existen actualmente 660.000 puntos de reciclaje, la mayoría ubicados en la vía pública pero también en oficinas, estadios deportivos y lugares de ocio.
Martín (Madrid, 1968) ha dedicado prácticamente toda su vida profesional a la gestión de residuos. Biólogo de formación, comenzó a trabajar en Ecoembes en 1998 y es su primer ejecutivo desde 2014. Entre sus objetivos está hacer de la empresa un “agente determinante” en el tránsito de una economía lineal consistente en producir, usar y tirar a una economía circular en la que los residuos se utilicen como nuevos recursos. “No hay reconstrucción económica posible sin que la sociedad imponga una línea roja con el tema del medio ambiente”, sostiene. “La covid-19 ha acelerado el proceso de caducidad de viejas formas de crecimiento, de hiperconsumo y de sobreproducción. Lamentablemente, hemos tenido que sufrir una pandemia global para entender que el futuro del planeta descansa obligatoriamente en los principios colaborativos de la economía circular”.
Fundada en 1996 para dar cumplimiento a la directiva europea sobre residuos de envases, Ecoembes es una sociedad anónima sin ánimo de lucro integrada por 12.500 empresas. Los sectores de la alimentación, las bebidas, la belleza y la limpieza representan el 60% del accionariado. Un 20% corresponde a la distribución y el 20% restante a fabricantes y entidades de materias primas. Cada uno de esos grupos tiene una presencia proporcional en el consejo de administración. Por ley, Ecoembes no reparte dividendos y sus consejeros no perciben prestación alguna. Su presidente no ejecutivo es Ignacio González, consejero delegado de Pescanova, que sustituyó en 2012 a Marcos de Quinto, exdirectivo de Coca-Cola. En el consejo están representadas marcas conocidas como Danone, Procter&Gamble, L’Oréal, Alcampo o Mercadona. No hay ninguna mujer entre los 16 consejeros, aunque la presencia femenina en el comité de dirección de la empresa asciende al 70%.
Concienciación
Ecoembes aportó el año pasado 615 millones de euros a 8.131 municipios de toda España para llevar a cabo la recogida y selección de envases y para campañas de concienciación y educación de la ciudadanía. De esa cantidad, 561 millones provienen del llamado punto verde que pagaron las empresas asociadas. Ecoembes facturó 643 millones en 2019, frente a los 579 millones de 2018. El 87% de los ingresos procedió del punto verde y el 13% restante de la venta de materiales. La empresa tiene actualmente 150 empleados en plantilla.
El reciclaje de envases genera en España 10.100 puestos de trabajo directos y 42.600 indirectos. El máximo ejecutivo de Ecoembes subraya la importancia de que la actividad está creciendo a mayor ritmo que el consumo. “Estamos ante una gran oportunidad de conseguir un nuevo modelo de país y de evolucionar hacia una economía verde, un generador de empleo que no puede ser ajeno a la reconstrucción económica que viene”, apunta. “Tenemos que arrojar el modelo de usar y tirar al contenedor de reciclaje. Esto es lo primero y lo más importante. Tenemos una oportunidad única para tener un crecimiento sostenible, basado en un sistema económico más limpio, equilibrado y más justo”. Martín vaticina que la hoja de ruta medioambiental que marca la Comisión Europea viene acompañada de un “ecologismo doméstico” que va a transformar las políticas medioambientales con pequeños hábitos del día a día. En su opinión, el reciclaje es solo un elemento de esa transición. Se trata, fundamentalmente, de consumir mejor: “Tenemos que avanzar hacia una sociedad que no utilice el despilfarro”.
Desde algunas organizaciones ecologistas se critica precisamente a Ecoembes por fomentar el uso intensivo de envases en lugar de promover un modelo de canje, como se hacía antes con los cascos de bebidas y que aún funciona en algunos países. Martín reconoce que debe evolucionar, aunque sin perder la esencia de un modelo con 20 años de antigüedad y que resulta muy familiar para la ciudadanía. Su apuesta es evolucionar mediante el uso de nuevas herramientas como el big data o la inteligencia artificial.
Un ejemplo de innovación es el programa piloto Reciclos, puesto en marcha por Ecoembes en varias localidades catalanas, que permite al ciudadano conectarse vía teléfono móvil con los contenedores y obtener recompensas por reciclar. El ensayo ha dado resultado: el número de envases reciclados ha sido en ocho meses un 18% superior al de aquellas zonas donde no se está probando el modelo. Los ciudadanos acumulan monedas (reciclos) por las latas o botellas de bebidas que reciclan y luego pueden cambiarlas por bienes o servicios medioambientales o por descuentos en el transporte público y el alquiler de bicis eléctricas. También se puede donar para causas medioambientales o sociales de sus municipios. “A los ayuntamientos les gusta. Se está recompensando al ciudadano y se está utilizando el modelo familiar. Este es el futuro”, afirma Martín.
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