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El Gobierno argentino quiere alargar hasta el 22 de mayo su negociación con los acreedores

Este viernes venció el plazo que Buenos Aires puso a los bonistas para aceptar o rechazar la oferta de reestructuración de su deuda externa

Enric González
Buenos Aires -
El ministro de Economía de Argentina, Martín Guzmán, durante una entrevista concedida en marzo pasado.
El ministro de Economía de Argentina, Martín Guzmán, durante una entrevista concedida en marzo pasado.Agustin Marcarian (Reuters)

Concluyó el plazo. Pero la negociación sigue abierta. El ministro de Hacienda argentino, Martín Guzmán, recibió a última hora del viernes los datos sobre cuántos acreedores habían aceptado su oferta para el canje de deuda (con tres años sin pagos y fuerte reducción de intereses) y cuántos la habían rechazado. Guzmán prefirió tomarse un tiempo para “analizar los datos”, que según todas las estimaciones no alcanzaban el 60% necesario, y anunció que los daría a conocer el sábado. Reiteró, en cualquier caso, que el Gobierno argentino seguía “abierto al diálogo” hasta el 22 de mayo, la fecha en que, de no haber avances, se haría efectivo el noveno default en la historia del país.

Los tenedores de bonos del mercado interno ya dieron una respuesta positiva: el 70% de ellos aceptaron la oferta gubernamental para evitar la suspensión formal en los pagos de la deuda soberana. El tramo interno representa, sin embargo, apenas 5.000 millones de dólares dentro de los 66.238 millones que el Gobierno quiere renegociar. La gran mayoría de los bonos están en manos de fondos de inversión internacionales que desde el principio rechazaron la propuesta de Martín Guzmán. No opusieron grandes reparos a la quita de 3.600 millones en el principal y a la reducción de intereses, desde un promedio del 7% a uno del 2,3%, pero sí al periodo de tres años sin pago de intereses ni reintegro de capital.

Fuentes de los propios fondos de inversión calculan que la adhesión al canje podría llegar hasta el 40% en el más optimista de los casos. Sería un porcentaje insuficiente para dar por despejado el riesgo de default (para unos bonos es necesaria una adhesión mínima del 60% del capital y para otros del 75%), pero abriría la posibilidad de alguna contraoferta de último minuto que permitiera recabar más apoyos antes del 22 de mayo. Por debajo del 30%, el default se consideraría prácticamente inevitable y los mercados exteriores de crédito quedarían cerrados para Argentina por un tiempo indefinido.

El Relevamiento de Expectativas de Mercado que publica el Banco Central argentino reveló, de forma casi simultánea con el cierre de la oferta, varios datos negativos sobre la situación económica. Tras tres años de recesión, la entidad cree que en 2020 el Producto Interior Bruto caerá otros siete puntos y que la inflación se reducirá hasta el 44,4% anual (cerró 2019 en un 53,8%), pese a la impresión masiva de dinero: por la caída de la recaudación fiscal y la imposibilidad de conseguir nuevos créditos, el 70% del gasto público se financia con billetes recién salidos de imprenta. Eso da una idea de la falta de pulso de la economía, tras el confinamiento que desde el 20 de marzo, como defensa contra la pandemia, paralizó la mayor parte de la actividad.

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