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Tribuna
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En la reconstrucción económica, el sector inmobiliario tiene mucho que decir

Una de las asignaturas pendientes de España pasa por generar un parque de vivienda en alquiler asequible

Obras de construcción de un edificio de viviendas en Madrid, el pasado 13 de abril.
Obras de construcción de un edificio de viviendas en Madrid, el pasado 13 de abril.Ballesteros (EFE)

Nos encontramos ante una emergencia sanitaria a nivel global que está afectando a la economía de manera general y, por tanto, todos los sectores se ven involucrados. Sin embargo, muchos ojos miran hacía el sector inmobiliario preguntándose si de nuevo será uno de los más perjudicados o si se repetirá la caída en la demanda y precios de vivienda que vimos tras 2008.

Si bien es cierto que no es posible adivinar el futuro y menos aún cuando no conocemos con exactitud cómo se comporta este virus, conviene no olvidar que el origen de la crisis económica de 2008 y la actual son muy diferentes, ya que la primera se produjo como consecuencia directa del colapso del sistema financiero global. Y entrando en el análisis del sector de la promoción residencial, también vemos que difiere sustancialmente del que existía en España en aquellos años: la solidez financiera, operativa y profesionalidad son los pilares sobre los que se asienta el sector actual. Hoy el sector residencial no es un potro desbocado que construye cientos de miles de viviendas cada año sin una cartera de pedidos.

De este modo, los primeros elementos sobre los que fijar la atención deberían ser un análisis de la oferta actual y de los precios existentes. De hecho, se calcula que la necesidad de vivienda de obra nueva se sitúa entre las 130.000 y las 150.000 viviendas, cuando el sector promotor el año pasado hizo entrega en su conjunto de alrededor de 75.000 unidades, es decir, la mitad. Un dato que se relaciona directamente con la falta de vivienda de obra nueva acabada, ya que, frente al año 2007, cuando existía un excedente de stock, actualmente no existe vivienda de obra nueva disponible, siendo un problema su escasez en las principales ciudades y focos económicos del Estado.

A esto hay que sumar otros dos elementos fundamentales, como son el nivel de endeudamiento y el auge del alquiler en nuestro país. En el primer caso, hay que resaltar que nos encontramos antes un sector promotor que ha aprendido de los errores pasados, cuyos niveles de endeudamiento están más bajos que nunca y que, por ejemplo, no da comienzo nunca a un nuevo proyecto sin tener vendidas previamente entre un 30% y un 50% de las viviendas. Asimismo, se trata de un producto que el consumidor adquiere mayoritariamente mediante financiación bancaria, cuyos estándares de rigor para la concesión de préstamos son mucho más rígidos que en la anterior crisis y que están avalados por una situación financiera internacional solvente.

Respecto al alquiler, se trata de una necesidad social a la que las promotoras están dispuestas a dar respuesta de manera profesional. Ya sea bajo la fórmula del build to rent o mediante proyectos propios, el negocio del alquiler tiene un gran recorrido en nuestro país y, sin duda, una de las asignaturas pendientes de España pasa por generar un parque de vivienda en alquiler asequible en aquellas ciudades con una clara demanda insatisfecha.

Por todo ello, más que mirar al sector inmobiliario de nuevo como el perjudicado de la crisis, deberíamos poner los ojos en él como una de las locomotoras de la recuperación, que podría actuar de salvavidas económico si se le dan las herramientas y oportunidades necesarias, especialmente cuando el sector líder de nuestro país como es el turismo es seguro que va a sufrir un año muy duro. Si en la anterior crisis numerosos empleados del sector de la construcción acabaron trabajando para el turismo y la hostelería, hoy puede ocurrir lo contrario.

Sin duda alguna, el sector inmobiliario puede asumir este reto y actuar como dinamizador económico a medio plazo, dadas sus capacidades de generar empleo, la demanda insatisfecha ya comentada y el interés inversor nacional e internacional que genera. Al fin y al cabo, estamos hablando de un sector, el de la construcción, que actualmente genera casi un millón y medio de empleos en nuestro país.

Para conseguirlo es fundamental un trabajo conjunto entre la Administración Pública y el sector privado, donde la generación de suelo apto para edificar en las localizaciones demandadas por la sociedad es una de las claves de éxito. La Administración debe impulsar medidas para facilitar el acceso a la vivienda sobre todo entre la población más joven o con menos recursos y poner a disposición del mercado promotor la oferta de suelo preciso para atender las necesidades de la sociedad, además de agilizar los trámites burocráticos y el proceso de obtención de licencias. Y las promotoras, por nuestra parte, debemos ser capaces de desarrollar ese suelo, valiéndonos de la experiencia en el terreno y aportando el capital disponible para ofrecer la vivienda que la demanda requiere.

Ahora más que nunca es momento de cambiar la concepción del urbanismo, rediseñar lo que no funciona, agilizar trámites y promover un sector capaz de liderar esta reconstrucción económica. Si entendemos el sector inmobiliario como una de las locomotoras de la economía, parece evidente que existe la necesidad de convivir, de entendernos, de llegar a acuerdos que satisfagan las demandas de la ciudadanía y, ante todo, de restablecer la confianza perdida.

Solo trabajando juntos alcanzaremos un éxito común.


Borja García-Egotxeaga es consejero delegado de Neinor Homes

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