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La lotería hace otro agujero en la recaudación

Las administraciones calculan que cada semana se dejan de vender 120 millones de euros en juegos del Estado

María Fernández
Establecimiento de lotería cerrado en Manzanares el Real, Madrid.
Establecimiento de lotería cerrado en Manzanares el Real, Madrid.santi burgos

En estos días amargos ni siquiera la lotería da el consuelo de la ilusión. Si bien el decreto del estado de alarma no prohíbe la celebración de sorteos, tanto Loterías como ONCE optaron por echar la persiana de sus redes comerciales entre el 13 y el 14 de marzo y los juegos de azar se han suspendido hasta nuevo aviso. Solo quedan en pie el Rasca y Gana de la ONCE (porque obviamente los boletos se pueden haber adquirido anteriormente) y el Eurojackpot (en venta online), por tratarse de un juego europeo. Los sorteos de Euromillones y El Millón de los días 17 y 20 de marzo también se celebraron, porque habían sido vendidos anteriormente.

No todo está perdido. Las personas que hayan comprado boletos de sorteos no celebrados, como el extraordinario del Día del Padre (tanto de la ONCE como de Loterías) del pasado marzo, tendrán que esperar hasta bien entrado mayo para saber si han tenido una suerte que escasea en el planeta. Se espera que ambas organizaciones recuperen paulatinamente su actividad y celebren sus citas importantes cuando acabe el confinamiento: la ONCE ha cancelado el extraordinario del Día de la Madre porque no había vendido boletos, pero sí hará el del Padre. Loterías tendrá que recuperar, además del mencionado anteriormente, el dedicado a la Cruz Roja, el de la lucha contra el cáncer y, a las puertas de verano, podría celebrarse el de la primavera. El mundo al revés.

Josep Manuel Iborra, presidente de la asociación mayoritaria del colectivo de loteros (Anapal), que en España suma unos 4.100 puntos de venta que facturan el 80% de los más de 9.000 millones del negocio público, calcula que han dejado de vender cada semana de pandemia 120 millones de euros. El agujero acumulado, según esta estimación, podría llegar a los 720 millones de euros en esta semana que termina.

Pocas industrias mueven tanto dinero en tan poco tiempo. Por su parte, la ONCE traslada que en su caso la recaudación media diaria el año pasado fue de 6,2 millones, por lo que en estos 42 días de cuarentena (hasta este domingo) el descenso del negocio acumula 260 millones.

Iborra es consciente de que, con la que está cayendo, la lotería debe ser el último de los problemas del país, pero paralizar la empresa más rentable que posee el Estado español también ha fulminado importantes recursos para las arcas públicas que en estos momentos se hacen muy necesarios. En 2018 (último año difundido por Loterías, que dice no poder hacer estimaciones en este momento), la sociedad que controla el juego público, Selae, pagó 591 millones en impuestos y repartió dividendos por importe de 1.600 millones, a una media de 6 millones diarios en ingresos para la Administración. A eso hay que sumar el 20% del gravamen de los premios superiores a 40.000 euros que pagan los afortunados. Fuentes de la ONCE añaden que, en su caso, el gravamen especial sobre los premios de lotería en 2019 representó una media mensual de 4,7 millones.

Nadie se atreve a hacer pronósticos sobre qué va a pasar este funesto 2020, pero, en el caso de la ONCE, la caída del negocio ronda el 30% con los datos que tienen hasta ahora. Los vendedores de Lotería Nacional recuerdan que en su sector llueve sobre mojado. “Vamos a sufrir mucho, como todo el mundo. En nuestro caso veníamos arrastrando un sistema de comisiones congeladas (las administraciones tienen una rentabilidad bruta entre el 4% y el 6% de cada juego). En conjunto nuestros ingresos todavía son inferiores a los que registramos antes de la crisis de 2008”. A la gran recesión anterior se sumó la creciente competencia del juego online y de las casas de apuestas privadas, y antes de la extensión de la covid-19 habían reclamado al ministerio mejores condiciones. “En eso estábamos. Entiendo que la gente desconoce este negocio, pero no se ciñe a sentarte tras una ventanilla y soltar décimos. Para poder vender ahora necesitas una infraestructura de personal, seguridad y logística muy importante”, explica Iborra. Porque, además, la venta online es prácticamente inexistente, y solo algunas administraciones, las más famosas, reciben pedidos a través de la web. En la ONCE es así por motivos evidentes: parte de su función social la cumplen en materia de empleo. Al contrario que Selae, que tiene una relación mercantil con las administraciones de lotería, la organización de los ciegos es el único operador cuyos agentes comerciales son asalariados y todos ellos son personas con discapacidad. Desde el 5 de abril, sus más de 19.000 vendedores están en un ERTE. Las administraciones de lotería, por el contrario, suelen ser sociedades limitadas o de autónomos con asalariados a cargo (en total, unos 18.900 trabajadores, la mayoría con contrato fijo). También se han acogido a los ERTE o a las ayudas para autónomos por causa de la pandemia.

Sorteo de Navidad

Si estas son malas noticias, lo peor puede estar por llegar. El sorteo de Navidad, cuya facturación ronda los 3.400 millones, puede ser el más amargo de la historia del país. Los loteros enviaron a principios de marzo a la sociedad pública sus previsiones de ventas, cuando apenas se conocía la magnitud de la crisis, y teóricamente empezarían a recibir los décimos solicitados en julio. Las localidades turísticas se llevaban una buena parte de las ventas.

¿Qué pasará ahora? “Todo lo que diga en este momento es especular”, admite el representante de los loteros, y repasa en alto otros puntos de distribución populares. “Muchas organizaciones encargan lotería para sufragar sus gastos. Las cofradías de Semana Santa, las fallas, sanfermines…”. Sin fiestas populares o con convocatorias muy mermadas por el efecto del distanciamiento social, el golpe puede ser tremendo. En el caso de la ONCE, la poca venta online que todavía mantiene apenas le dará el 1% de la recaudación habitual. “El impacto lo sufrirá toda la organización, hay que ajustar procesos y costes. Mantener el empleo, las prestaciones sociales para nuestros afiliados y la solidaridad con las personas con discapacidad son, en todo caso, objetivos prioritarios“, explica un portavoz.

Ilunion, su grupo de empresas, tiene capacidad para autofinanciarse y durante el estado de alarma ha puesto en marcha un plan de contingencia. “Por fortuna nos ha cogido en un momento de suficiente solvencia y fortaleza financiera, sin apenas deuda, con una buena posición de efectivo y pólizas de crédito sin disponer”, dicen en la organización. Han empezado a tomar medidas para reducir las retribuciones de los consejeros, directivos y mandos intermedios; recortar la publicidad y congelar inversiones que no sean prioritarias. Aun así, anticipan que este año tendrán “pérdidas elevadas que tendremos que financiar con reservas”.

Porque la anterior crisis económica enseñó una lección que se podría amplificar en esta: la mayor parte de los jugadores sigue comprando lotería, pero lo que antes eran nueve o diez euros semanales pueden volverse uno o dos. Y por último, ¿cómo se va a volver a la venta física en un negocio que despacha a 4,8 millones de personas cada semana? Los repartidores esperan que el Gobierno regule la vuelta al trabajo con normas de aforo, pago con tarjeta o para el uso de boletos y bolígrafos. Porque lo que era normal hace apenas dos meses se ha convertido en algo extraordinario, como los sorteos.

¿Un sorteo para la sanidad?

Los loteros le han pedido al Gobierno que convierta el sorteo de Vacaciones en otro a beneficio de la sanidad pública y la investigación españolas. La situación manda. El colectivo, que cada año ingresa unos 550 millones de euros en comisiones, también ha pedido a Selae, la empresa pública de la que dependen, que mantenga el calendario de la lotería de Navidad para comenzar a vender décimos en julio. Quieren, además, poder devolver o cambiar los números finalizados en 13 este año, ante la sospecha de que no van a ser tan deseados por el público. Para fidelizar a los clientes piden programas de premios con más números agraciados e importes más bajos.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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