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La pugna norte-sur dificulta el pacto para que la UE movilice medio billón de euros

Italia rechaza acudir al fondo de rescate y los ‘halcones’ exigen condiciones a las ayudas en una reunión por videoconferencia que sigue tras más de 15 horas

El presidente del Eurogrupo, Mario Centeno. En vídeo, el grupo no logra un acuerdo.Foto: Thierry Monasse | Atlas
Lluís Pellicer

Tras más de 15 horas de negociaciones entre los Veintisiete, reuniones bilaterales por videconferencia y recesos, los ministros de la UE siguen siendo incapaces de llegar a un acuerdo. Las líneas rojas tendidas por las capitales amenazan de nuevo con hacer descarrilar las negociaciones sobre la respuesta económica de Europa a la mayor emergencia que atraviesa desde la Segunda Guerra Mundial. Las diferencias entre Norte y Sur ponen en peligro anoche la aprobación de un paquete de créditos de más de medio billón de euros. La resistencia de Italia a tener que acudir al fondo de rescate (MEDE), la exigencia de los halcones, en especial los Países Bajos, de fijar condiciones a los beneficiarios de esos préstamos y la demanda de los países más castigados de un plan de recuperación obstaculizan el pacto en un Eurogrupo. Su presidente, Mário Centeno, ha convocado una rueda de prensa a las diez de la mañana sin saber si entonces se habrá roto el bloqueo al pacto.

Las Bolsas europeas remontan cuando las medidas de contención a la pandemia decretadas por los Gobiernos parecen ir dando por fin sus frutos. Austria y Dinamarca empiezan a pensar ya en recobrar el pulso de su actividad. Y ante esa perspectiva, Bruselas comenzará este miércoles a debatir una estrategia conjunta para salir del confinamiento y evitar el sálvese quien pueda. Los socios de la UE trataban este martes de superar en el terreno económico la descoordinación ante esta crisis. Hasta ahora las capitales han lanzado ingentes planes de estímulos y medidas de liquidez, sin cerrar una respuesta europea a la pandemia.

Los ministros tenían por fin un paquete con ciertos visos de prosperar después de tres reuniones virtuales del Eurogrupo fallidas, decenas de videollamadas para negociar aspectos técnicos y más de un desencuentro entre las capitales. Sobre el papel, solo quedaban por cerrar detalles y limar algunas asperezas. Pero antes de la reunión, que empezó con una hora de retraso, empezaron a aflorar todos los desencuentros. Los había en casi todos los puntos. Antes de encender la cámara de Lisboa y conectar las otras 26 capitales, el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, pidió a sus homólogos que mostraran su compromiso para "un plan de recuperación, coordinado y cuantioso”. Los ministros discutían, en realidad, cómo plasmaban sobre el papel esas tres propuestas que luego deberán ser refrendadas por los jefes de Estado y de Gobierno, que siempre tienen más margen de maniobra.

El portugués propuso crear una triple malla de seguridad: préstamos del MEDE por 240.000 millones de euros para proteger las finanzas estatales; créditos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) por 200.000 millones para mantener a flote a las empresas, y una línea de 100.000 millones de la Comisión para evitar más destrucción de empleo, financiando planes de suspensión temporal como el kurzarbeit alemán o los ERTE españoles.

Dos elementos volvían a dibujar desde el principio la frontera entre Norte y Sur: el empleo del fondo de rescate europeo (MEDE) como cortafuegos y las aspiraciones de un grupo de países —entre ellos España, Francia e Italia— de impulsar un paquete ambicioso para relanzar la economía cuando acaben los confinamientos.

Italia seguía resistiéndose a que el MEDE sea el salvavidas que la UE lance a los países para atender la emergencia sanitaria o los efectos sociales y económicos que de ella se deriven. “MEDE no, eurobonos seguramente sí”, había advertido en la víspera el primer ministro italiano, Giuseppe Conte.

La propuesta de Centeno para actuar de inmediato parecía ser, en cambio, bastante más digerible para España. “Espero que haya un acuerdo para activar cuanto antes estos instrumentos adicionales de liquidez para apoyar en el corto plazo la acción nacional”, sostuvo la vicepresidenta española Nadia Calviño antes de la reunión. La ministra de Economía señaló que España —que con el diseño inicial podría acceder a hasta 25.000 millones del MEDE— no tiene “ninguna necesidad” de recurrir a ninguno de esos mecanismos. Al contrario que Italia, no ve problema en la propuesta de que el MEDE pueda prestar. Pero ambos países sí iban de la mano a la hora de rechazar una “condicionalidad específica” para cada país que solicite la ayuda.

Berlín se abrió a relajar las condiciones, pero La Haya —junto a Austria y Finlandia— no estaba todavía en esa posición. Los Países Bajos proponían una especie de rescate en dos fases: primero, las capitales recibirían los fondos de forma rápida para luchar contra la pandemia y sus consecuencias y, en una segunda etapa, se fijarían condiciones, reformas y un método de supervisión. Pero no era esa la única diferencia. El ministro de Finanzas holandés, Wopke Hoekstra, logró un amplio respaldo de su Parlamento para oponerse a los eurobonos en la reunión del Eurogrupo.

Italia se queda sola

Italia se quedó sola. Francia y España aún defienden la emisión de bonos conjuntos en la eurozona, pero ante el rechazo a los eurobonos en Alemania y el resto del club del norte decidieron optar por otro instrumento. París propone, en su lugar, un fondo con cerca de 360.000 millones de euros que pueda financiarse en los mercados. Calviño defendió este martes que todavía no tiene preferencia por un instrumento, ni nuevo ni ya existente, ni dentro o fuera del presupuesto de la UE. Pero su ministerio ya ha explorado ese territorio y se decanta por una solución como la francesa. “No es aceptable que cada país tenga que hacer frente solo a los costes derivados de esta emergencia”, sostuvo la vicepresidenta.

Fuentes comunitarias mantuvieron que también los préstamos comunitarios y el sistema para financiar ERTE generaron cierto debate, puesto que los halcones exigieron que se concretara un límite temporal para ese sistema de protección de empleo. Los ministros trabajaban esta noche para buscar un acuerdo sobre las principales discrepancias: el MEDE y la estrategia para salir de la crisis. A las siete de la tarde, Centeno propuso un receso de una hora que fue ampliado posteriormente. Otras fuentes consultadas no descartaban acabar sin conclusiones conjuntas, sino con una carta de Centeno al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ante la próxima cumbre de líderes, aún por fijar la fecha en el calendario.

Fondos dentro o fuera del presupuesto

Los ministros de Finanzas de la UE deberán retomar el debate de la salida de la crisis. Sin embargo, fuentes comunitarias explicaron que se adivinan ya dos frentes entre quienes quieren preparar la pista de salida hacia la recuperación.

Berlín es partidario de usar el presupuesto de la UE, consciente de que así puede poner un tope a las cuantías a desembolsar con mayor facilidad. En cambio, París y Madrid prefieren un instrumento nuevo, que suponga obtener nuevos recursos en los mercados y esté a medio camino entre la posición alemana y los eurobonos que aún defiende Italia. La Comisión Europea también prefiere que esa especie de plan Marshall esté dentro del presupuesto de la UE para el periodo 2021-2027.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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