El petróleo sufre un nuevo descalabro y se acerca a los 20 dólares tras dejarse la mitad de su valor en un mes

Con los mercados instalados en un estado de convulsión permanente, las materias primas y, más concretamente, el petróleo, están siendo las grandes damnificadas: el barril de brent, el crudo de referencia en Europa, se desploma este lunes casi un 9% y se acerca peligrosamente a la barrera de los 20 dólares, mínimos de casi dos décadas. La parálisis de la demanda y la guerra de precios entre Arabia Saudí y Rusia han mandado el crudo a la lona.

En lo que va de marzo la caída del brent supera ya el 55% por una combinación de depresión del consumo por los confinamientos por la pandemia de coronavirus y guerra de precios entre dos de los tres mayores productores mundiales (Arabia Saudí y Rusia): algo se ha roto y parece difícil que se vaya a poder arreglar pronto. “El mercado petrolero asume que este choque doble, de oferta y de demanda, se desvanecerá en tres o cuatro meses, un escenario plausible”, apunta el Bank of America en un análisis para clientes titulado de forma explícita: Dentro del abismo. “Sin embargo, si cualquiera de los dos choques (o los dos) se prolongan durante 12 meses o más, este desequilibrio puede dejar los precios por debajo de los 30 dólares por barril durante un periodo largo”.

Con las principales ciudades europeas y estadounidenses confinadas o semiconfinadas, la demanda de crudo se ha desplomado en un 25% interanual, según las cifras de Eurasia, y las refinerías de todo el mundo están reduciendo el nivel de crudo que procesan o directamente cerrando: el mundo no puede consumir todo el crudo que se está produciendo. “Esta situación está dejando cantidades sin precedentes de petróleo sin vender en los depósitos”, destacan los economistas de la consultora en su comentario semanal. Según sus cálculos, para que el crudo vuelva al entorno de los 40 dólares por barril habrá que esperar, como mínimo, a mediados de 2021. Incluso si la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y Rusia alcanzasen próximamente un acuerdo de reducción de los bombeos para reequilibrar oferta y demanda, “la oferta sobrante por el cierre global [derivado de la pandemia] es tan grande que la capacidad de almacenamiento probablemente llegue a su límite a mediados de este año”.

Los grandes perjudicados por este descalabro reciente son los países productores de tamaño mediano: aquellos que, como muchas naciones latinoamericanas, no pueden permitirse vender a este precio durante mucho más tiempo: muchos ya están colocando parte de su producción con pérdidas y prácticamente todos tienen elaborados sus presupuestos sobre la base de una cotización notablemente más alta que la actual. No tienen, tampoco, el colchón del que sí disponen Rusia, Arabia Saudí o las grandes empresas globales del sector, que pueden permitirse quemar recursos propios durante un tiempo a cambio de defender su cuota de mercado.

En el capítulo bursátil, el Ibex 35 se dejó un 1,74% este lunes arrastrado por Masmóvil, Indra y el sector financiero. En marzo el selectivo ya pierde casi la cuarta parte de su valor y en el año en curso, cerca de un tercio. Mucho tienen que cambiar las cosas este martes para que la Bolsa española no cierre este martes el peor mes de su historia, superando al fatídico agosto de 1998. Con la caída de este lunes, el índice mantiene la tendencia negativa con la que cerró el pasado viernes, cuando cayó un 3,63 %. Pese a ello, el saldo semanal fue positivo: sumó más del 5%. Con el euro al filo de los 1,11 dólares, el resto de grandes parqués del Viejo Continente enfilaban el tramo final de sesión con tímidas ganancias, dejando al Ibex como claro farolillo rojo: incluso el Mib italiano logró escapar de las pérdidas en el tramo final de jornada gracias a la apertura en verde de Wall Street.

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