¿Crisis global?
Los motores del crecimiento mundial generan dudas para el futuro, solo así se entiende que la volatilidad haya vuelto a los mercados y los inversores vuelvan a poner precio al riesgo
La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) se reunió esta semana de urgencia, algo que no sucedía desde 2008, y anunció una rebaja de los tipos de interés de 0,5%. Al mismo tiempo, la OCDE advertía que en su escenario central el mundo registrará en 2020 el menor crecimiento desde 2009 y en el escenario de riesgo el impacto del coronavirus podría provocar una caída adicional de 1,5 puntos del PIB global. China crecerá menos del 5%, su peor dato desde 1990.
La lección que aprendimos en 2008 es hacer un diagnóstico realista de las crisis y actuar con diligencia y contundencia. En julio de 2008 en Europa seguían diciendo que la crisis subprime era americana y que la economía europea estaba fuerte. Ninguna crisis es igual y son muy raras las recesiones tan intensas. Pero conviene no minusvalorar los riesgos.
En 2008, China apenas tenía deuda. Hoy tiene más deuda sobre PIB que Estados Unidos. Hay ciudades, como Pekín, con deudas que superan el 100% del PIB. Pero asusta mucho más el endeudamiento de las empresas, que en términos de PIB es el doble que el de los países desarrollados. La mayor parte, en empresas con elevado riesgo de impago y en el sistema bancario en la sombra. ¿Les suena familiar esta historia?
En EE UU, las familias han reducido su deuda desde 2008, pero sigue siendo el 100% de su renta disponible. Pero las empresas han aumentado un 50% su deuda desde la crisis, y buena parte del crecimiento ha sido igual que en China en empresas con alto riesgo de impago. Si a eso sumamos que la deuda pública sigue próxima al 100%, el déficit público, al 5% del PIB, y que la economía se encuentra en el ciclo expansivo más largo de su historia, ayuda a explicar la reacción urgente de la Fed para evitar una recesión.
Donde hay menos dudas es en Europa, que ya estaba estancada antes del virus y donde se espera un escenario en L o en U. Esto supone que todos los motores del crecimiento mundial generan dudas para el futuro próximo. Solo así se entiende que la volatilidad haya vuelto a los mercados y los inversores vuelvan a poner precio al riesgo.
Las principales dudas que tienen hasta los médicos ahora son: ¿cuánto tardaremos en inmunizarnos al virus y se acabará el contagio? ¿cuántas personas y en cuántos países se verán afectadas? y, ¿cuánto durará el miedo y los consumidores y empresas retrasarán decisiones de consumo o de inversión? Cuánto más tiempo y más afectados, más probable es que se materialicen los riesgos.
¿Qué puede hacer la política económica? La política monetaria de la mayoría de países ya es expansiva, y la prioridad de los bancos centrales debe ser garantizar la estabilidad financiera. En política fiscal, los manuales recomiendan planes de estímulo o, al menos, dejar actuar a los estabilizadores automáticos. El Eurogrupo ya se plantea flexibilizar las exigencias de ajuste fiscal, lo cual sería una excelente noticia para Francia, Italia y España. Y es clave evitar que haya la mínima duda sobre el futuro del euro como sucedió en 2010.
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