_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un banco central ‘vintage’

La entidad vuelve a controlar la cantidad de dinero en el sistema sin variar los tipos de interés que estarán próximos al 0% por un periodo muy prolongado

José Carlos Díez
Mario Draghi, tras una reunión del Banco Central Europeo.
Mario Draghi, tras una reunión del Banco Central Europeo.Sean Gallup (Getty Images)

Hasta la crisis del petróleo en 1973, los bancos centrales hacían políticas acomodaticias y daban todo el crédito necesario. Cuando estalló la estanflación, Paul Volcker, entonces presidente de la Reserva Federal (Fed), aplicó las políticas monetaristas de Milton Friedman y puso objetivos de cantidad de dinero.

Más información
España, con Draghi
Lagarde apuesta por que el BCE mantenga la política de estímulos
Ofensiva del Banco de España para ganar peso en el BCE ante la ralentización económica

Aquel experimento provocó un repunte brutal de los tipos de interés, un desplome de la inversión, una segunda recesión en 1982 más intensa que la de 1980 y fue clave en el triunfo del republicano Ronald Reagan en la carrera a la presidencia de Estados Unidos y el inicio de la revolución neocon. También provocó una intensa apreciación del dólar y la crisis de la deuda pública de países emergentes y una década de crecimiento perdida en muchos de ellos. Volcker mató la inflación, pero también a América Latina.

Tras el desastre, Paul Volcker abandonó la política cuantitativa y fijó como objetivo el control de los tipos de interés a corto plazo, para influir sobre los tipos de interés a largo plazo, el crédito, el consumo, la inversión, el empleo y la inflación.

Ese modelo se mantuvo, con pequeñas variaciones, hasta 2008. La quiebra de Lehman Brothers ese verano colapsó el sistema monetario internacional, y los bancos centrales dejaron acceso ilimitado de la banca a su liquidez para evitar otra Gran Depresión. El BCE llegó tarde, pero ha sido el que más lejos ha llevado esa política monetaria ultra expansiva.

Mario Draghi dio ayer un pasito más. Bajó el tipo de la facilidad de depósito [el tipo de interés que cobra a los bancos por guardarles el dinero] hasta el -0,5% y reabrió su programa de compras de deuda con 20.000 millones mensuales. Los inversores llevaban meses anticipando esta decisión y los tipos de interés de la deuda pública y el euro acabaron la jornada europea en niveles similares al día anterior, aunque con mucha volatilidad.

No obstante, la sorpresa llegó en la última medida aprobada por el Consejo de Gobierno. Los tipos negativos pervierten el negocio bancario que se mantiene desde la Edad Media. El negocio bancario es tomar depósitos a tipos bajos y prestarlos a tipos algo más altos. Muchas entidades, especialmente en Alemania, estaban planteando seriamente cobrar a los clientes por los depósitos, igual que el BCE les cobra a ellos un 0,5% por los suyos. En Alemania empezaba a generarse un debate en la opinión pública que empezaba a recordar al Brexit en Reino Unido. Acusan a Mario Draghi de hacer una política contra los ahorradores alemanes y especialmente contra los fondos de pensiones.

El BCE, con buen criterio, ha decidido no cobrar a los bancos la facilidad de depósitos hasta seis veces su coeficiente de reserva. Y fijará ese límite cada mes. Por lo tanto, de nuevo el BCE vuelve a controlar la cantidad de dinero en el sistema directamente sin variar los tipos de interés que estarán próximos al 0% por un periodo muy prolongado.

El efecto de estas medidas sobre el empleo de la Eurozona será mínimo. Para España la compra de deuda es equivalente a una medicación para prevenir la hipertensión en la prima de riesgo. Los hipotecados pagarán menos cada mes. Pero el frenazo del empleo que comenzó en abril y se ha intensificado durante el verano continuará.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_