Ferrari derrapa en la Fórmula 1, pero vuela en Bolsa
Los inversores ven en la marca un icono del lujo más que un fabricante de coches. En 2019, las acciones suben un 68% y su valor de mercado es de 31.475 millones
Ferrari va mal en las carreras de Fórmula 1, donde lleva años a rebufo de Mercedes, pero sus acciones vuelan en Bolsa. En lo que va de año, los títulos del mítico fabricante de coches italiano se han revalorizado un 68% y la capitalización de la compañía asciende a 31.475 millones de euros. En 2016, cuando debutó en el parqué, el mercado apenas tasaba a la marca del caballo rampante en 9.000 millones. Este acelerón tiene incluso más valía si se tiene en cuenta el contexto en el que se ha producido. El relevo en la dirección de la compañía tras el fallecimiento de su director ejecutivo, Sergio Marchionne, en julio del año pasado abrió una etapa de incertidumbre inicial que pronto se transformó en confianza en el proyecto de su sucesor, Louis Camilleri, que presentó el pasado septiembre el plan estratégico para los próximos cinco años con el que se ganó el favor de los inversores.
Las cuentas del primer trimestre de este año confirman los objetivos que la firma de Maranello se había marcado para 2019: Ferrari facturó 940 millones, un 13% más que un año antes; y su resultado de explotación (ebitda) fue de 311 millones, un 14% superior al del mismo trimestre de 2018. “Hemos aprobado los mejores resultados industriales y financieros de la historia de la casa”, dijo exultante John Elkann, presidente de Ferrari.
Las ventas y el rendimiento económico de la compañía han tenido mucho que ver en su escalada bursátil. Los resultados de Ferrari han conseguido superar todas las previsiones. “Mejor de lo esperado” es la frase que más se repite en los informes de los analistas que siguen a este valor. La mítica marca italiana, con más de 70 años de historia, comenzó a operar como compañía independiente de la galaxia Fiat hace cinco años, siguiendo un movimiento ideado por Marchionne para insuflar aire a las cuentas de la empresa y para hacer que creciera su cotización en Bolsa, tanto en Wall Street como en Milán. Para Gabriele Gambarova, analista de Banca Akros, las principales fortalezas de Ferrari son “la marca y el producto”. “El número de personas ricas y, por tanto, de potenciales clientes ha crecido considerablemente en los últimos años”, argumenta esta experta.
Balas híbridas
El plan estratégico a cinco años de Ferrari pasa por nuevos modelos —15 en total, 4 de media al año— y por la consolidación de la tecnología híbrida, que combina los motores de combustión interna con los eléctricos. El objetivo es que en 2022, el 60% de los vehículos Ferrari lleven motores híbridos. El nuevo director ejecutivo ha asegurado que mejorarán de forma significativa las emisiones, al mismo tiempo que se conservarán “las emociones de la conducción que hacen único a un Ferrari”. Y ha explicado que la conversión no reducirá los márgenes de la compañía; “de hecho, los aumentará”. “Obviamente, el híbrido cuesta más, pero también da al grupo la posibilidad de aumentar el precio de venta”, ha recalcado.
Cuando se habla de previsiones, automáticamente despunta una sola palabra: “Crecimiento”, apunta Gambarova, y añade: “2020 será un año muy interesante. Se espera una fuerte aceleración de los resultados”.
La palabra “crisis” resulta ajena para la marca, la más laureada de los circuitos y cuyos modelos se han convertido en clásicos de las cuatro ruedas. Continúa creciendo en términos de ventas, ingresos, ganancias y márgenes. En el primer trimestre de este año, Ferrari entregó 2.610 vehículos, un 22,7% más. El mercado español no es ajeno a este furor por los bólidos rojos: en 2018 se vendieron 63 coches, un 21% más que el año precedente.
Según la consultora independiente Brand Finance, Ferrari es la marca más fuerte del mundo en la actualidad, con una puntuación de 94,8 sobre 100, por delante de otras reconocidas como McDonald’s, Coca-Cola, Lego o Disney. En su informe Global 500 2019, donde la consultora también criba las 500 marcas con más valor del año, destaca que Ferrari tiene “un nivel incomparable de reconocimiento de marca, manteniendo la excelencia en diseño e innovación”, y señala que “aparte del nivel de ingresos, la fortaleza es un determinante crucial del valor de marca”. La última vez que la emblemática firma ocupó la pole position como la marca más fuerte del mundo fue en 2014.
Para Gianluca Bertuzzo, analista del banco de inversiones Intermonte SIM, la clave del éxito de Ferrari está en la “fuerte visibilidad y en la resiliencia del negocio respecto al ciclo económico”. Y también en la robustez de la demanda. El experto apunta a las largas listas de espera para los vehículos, que de media van “de los 12 a los 18 meses”, y hacia unos balances completamente sólidos, “con una trayectoria de crecimiento y márgenes que no se parecen en nada a otras empresas del sector automotriz y que más bien son comparables a los de sociedades del lujo como Hermès”. Aunque, como apunta el analista, la casa de automoción de Maranello tiene un perfil de inversión (gastos de capital) más alto en comparación con las empresas del sector de la moda para el lanzamiento de nuevos modelos y para enfrentar los desafíos tecnológicos, lo que penaliza, en parte, su capacidad de hacer caja.
Tiempos difíciles
Bertuzzo señala que la tendencia alcista de Ferrari es un oasis en el sector de la automoción, que en general navega en dirección opuesta a la de la histórica casa italiana y que está lastrado, en parte, por la revolución de los vehículos eléctricos impuesta por los cambios normativos para reducir las emisiones de CO2. “Estos factores están creando presiones negativas tanto en las ventas como en los costes y, por tanto, en las expectativas de beneficios de casi todos los fabricantes”, indica. Este analista resalta que desde su cotización en 2016, Ferrari ha logrado un rendimiento bursátil superior al 250%, mientras que el índice del sector europeo del automóvil (Euro Stoxx Auto) presenta una caída del 11% en este periodo.
Entre los puntos débiles de la firma, Gambarova destaca la dificultad de adaptar sus apreciados motores de combustión a la era de los vehículos eléctricos, menos contaminantes, junto a la mella que podría hacer en la compañía la imposición por parte de EE UU de un 25% de aranceles a los coches importados. Algo con lo que el presidente Donald Trump lleva tiempo amenazando, a pesar de las moratorias.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.