Cómo evitar que tu viaje al extranjero se convierta en un pequeño infierno
El visado, el seguro médico, un certificado de estudios o el permiso de trabajo. Realizar bien los trámites para mudarse al extranjero es esencial para que tu vida allí no sea un quebradero de cabeza
Mudarse al extranjero para trabajar o estudiar no es ninguna novedad. Los datos apuntan a que es una tendencia asentada entre los españoles, que ya suponen (como residentes fuera de España) más de dos millones y medio. No obstante, la burocracia para hacer este tipo de traslados sigue siendo un problema para muchos de ellos. ¿Qué hay que solicitar?, ¿cuánto tiempo lleva? y, sobre todo, ¿qué diferencia hay entre irse a vivir a un país de la Unión Europea y a otro que no lo sea? De que estos trámites se realicen adecuadamente, depende que tu estancia en el extranjero no se convierta en un pequeño infierno.
El primer objetivo de cualquier viajero es conseguir el visado para poder llegar –sin problemas legales– a su destino. El pasaporte español está considerado como "el segundo más poderoso del mundo", ya que con él se puede viajar a 125 países sin visado, según datos del Passport Index de 2019. Por otro lado, con este documento solo se puede residir estancias cortas en el país (normalmente, no más de tres meses), por lo que si tu idea es estar más tiempo es necesario pedir otras credenciales. Según el motivo de tu estancia, la solicitud puede ir encaminada a conseguir un visado de estudiante (y el consecuente permiso de residencia) o por motivos laborales y, por tanto, el permiso de trabajo correspondiente.
En cuanto al orden burocrático, si lo que necesitas es un visado, lo primero es reunir los documentos solicitados por el país de recepción para el mismo (certificados de estudios, escritos que demuestren que te han aceptado una excedencia laboral, resguardos de seguros médicos...); esa documentación se entrega en la embajada del país correspondiente para su expedición y, ya con el visado en la mano y una vez allí, debes tramitar el permiso de residencia y trabajo. El tiempo depende de cada caso y administración, razón por la que hay que hacer estos trámites con antelación. Como cada país tiene una legislación, por lo que es apropiado buscarla y conocerla de forma previa, independientemente de los pasos a seguir en cada caso.
Permiso de trabajo y residencia
Si tienes pensado mudarte a un país de la Unión Europea para buscar empleo –y tienes la nacionalidad de alguno de los estados miembros– no tendrás que solicitar un permiso de residencia o trabajo, únicamente necesitarás viajar con tu DNI. Pero, ¿qué pasa con el resto de países? Pues que cada uno tiene una normativa diferente, algunas más estrictas que otras. Por ejemplo, Australia exige (entre otras cosas) la contratación de un seguro médico durante el tiempo de la estancia y enviar una carta donde se expongan las "motivaciones" para viajar allí y las intenciones de volver al país de origen (entre otras, fotografías del solicitante con su familia y amigos para comprobar que tiene vínculos afectivos en su nación originaria).
Por su parte, las opciones de conseguir una visa de trabajo son múltiples, dependiendo tanto del país al que se quiere ir a trabajar como de la empresa que apuesta por el trabajador extranjero, ya que parte de la documentación que se debe presentar dependerá de ella: oferta de trabajo, explicación de por qué la ocupación a desempeñar no la puede hacer un nativo...
Si quieres montar tu propia empresa
En este caso, es obligatorio cumplir, dependiendo del país, una serie de requisitos. En los de la Unión Europea basta con realizar los trámites de cada legislación y cumplir las obligaciones que pone cada estado. Por ejemplo, los impuestos no son iguales en España que en Portugal. Mientras que en el primero la cuota de autónomo es de unos 283 euros sobre la base mínima, en Portugal es 0. En el país luso, en el que los autónomos están exentos de pagar IVA, solo existe un impuesto porcentual fijo a lo que ingresen al año.
Si la opción es abrir un negocio en un país como EE UU, se puede optar a varios tipos de visado, entre los que se encuentran el E-1 (para actividades comerciales) y el E-2 (visado de inversor). Para ambos hay que cumplir ciertos requisitos, como tener una gran solvencia económica: en el segundo caso recomiendan un monto de inversión de 200.000 dólares.
¿Vas al extranjero a estudiar?
Los permisos para estudiantes son más fáciles de conseguir que los de trabajo. No obstante, la solicitud de este pase requiere presentar la certificación de documentos originales de estudios, méritos o trabajos académicos, algo que lleva bastante tiempo. En muchos casos, estos trámites hay que presentarlos físicamente, y un pequeño error puede llevarte a perder, por ejemplo, la beca que te permitirá vivir en el extranjero. En este último punto es recomendable tener en cuenta que las ayudas pueden retrasarse o que, debido a la burocracia entre los dos países, haya problemas administrativos. Uno de las causas más frecuentes son las convalidaciones de asignaturas o de las carreras. Esto último puede interferir si estás pensando en mudarte para trabajar y quieres que tus estudios sean un plus para encontrar empleo. Es importante saber que, con un visado de estudiante, no se puede realizar ninguna actividad laboral.
Un atajo a las colas en la Administración
El tiempo es oro, sobre todo si tienes que organizar un viaje para mudarte a otro país. Algunos trámites burocráticos para certificar estudios o documentos sanitarios y de residencia requieren acudir físicamente a las administraciones. Eso puede traducirse en colas de espera y que los trámites para irte al extranjero se alarguen demasiado. Para solventar dichos contratiempos, Correos ha creado ORVE (Oficina de Registro Virtual Electrónico), un servicio que digitaliza y añade tu firma electrónica a los documentos que se entregan en la Administración pública. Dicho servicio está disponible en cualquiera de las 2.400 oficinas que tiene Correos en toda España (no admiten documentos electrónicos y solo recogen aquellos con un tamaño A4). Un trabajador los digitaliza y los remite por Internet (lo que da más seguridad para que el documento no se extravíe) al organismo público correspondiente. Una vez hecho el envío, el usuario recibe un resguardo oficial que certifica que ha utilizado ORVE.
Ir al médico
Uno de los puntos más importantes cuando se viaja al extranjero es la seguridad sanitaria, ya que no en todos la sanidad es pública o totalmente pública. Un resfriado o, mucho peor, una enfermedad grave puede llevar encadenada una factura muy cuantiosa. Dependiendo del destino, es conveniente contratar un seguro médico. Algunos países, como Australia, lo exigen como documento indispensable. Por otro lado, en los países de la Unión Europea, el Espacio Económico Europeo y Suiza solo se necesita tener la Tarjeta Sanitaria Europea (se puede solicitar por Internet). Esta certificación tarda tiempo en llegar, por lo que no se puede demorar dicho trámite. Además, también caduca, por lo que si ya dispones de ella conviene revisar si tienes que renovarla.
En el caso de que necesites llevar medicación, es importante revisar la política de cada estado en lo referente a si se puede introducir (y en qué cantidad) este tipo de productos. También es recomendable revisar el listado de vacunas, tanto obligatorias como recomendables, que hay que ponerse antes de viajar al extranjero.
El dinero
Otras cosas que te conviene saber
– En algunos países como EE UU exigen tener un domicilio para matricular a los hijos en un colegio público.
– Las mascotas también tienen pasaporte y, dependiendo de la especie, no pueden viajar a todos los países. Si quieres llevarlas contigo, busca información sobre los trámites que tienes que realizar.
– Hay países que no reconocen legalmente los matrimonios y parejas homosexuales. Revisa la legislación para evitar problemas.
– Si tienes pensado utilizar un automóvil, chequea si tu carné es válido en el país al que viajas o qué puedes hacer para convalidarlo.
– Ten en cuenta el cambio de divisas. En los países fuera del euro, el cambio de una moneda a otra tiene un coste añadido.
El idioma universal es el dinero, por lo que disipar posibles problemas bancarios en el extranjero es primordial para que tu estancia no se tuerza. Uno de los primeros pasos es abrir una cuenta en un banco con la que puedas realizar operaciones básicas. Si no se conoce el procedimiento, el trámite puede llevar tiempo y levantar dolores de cabeza. En Reino Unido, por ejemplo, es necesario tener una proof of address (prueba de residencia), como un contrato de alquiler, un carné de conducir expedido por el país o una nómina. La paradoja es que, en muchos trabajos, exigen una cuenta bancaria. Para solucionar este contratiempo, una solución es acudir a la Seguridad Social británica y pedir el Insurance Number (número de la Seguridad Social para inmigrantes), que te permite directamente abrir una cuenta bancaria.
En otros lugares como Argentina, tener una tarjeta de crédito solo es posible si dispones de un DNI argentino, requisito que la mayoría de los extranjeros que viaja para estudiar o trabajar no tiene. Este tipo de cuestiones parecen pequeñas anécdotas de cada país, pero conocerlas antes de viajar significará evitar problemas futuros.
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