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Baviera se vuelca en la FP dual: cantera empresarial contra la falta de mano de obra

Las compañías de esta región alemana aumentan su apuesta por la formación ante la necesidad de encontrar trabajadores cualificados

Manuel V. Gómez
Un grupo de aprendices de peluquería en el Instituto de Weilheim, en Baviera (Alemania).
Un grupo de aprendices de peluquería en el Instituto de Weilheim, en Baviera (Alemania).M. V. G.
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“Teniendo en cuenta la situación del mercado laboral, no hay otra que dedicarse a la formación”. Sylvia Roth-Stielow, directora de Recursos Humanos del Hotel Maritim en el centro de Múnich, responde así a una pregunta sobre si merece la pena invertir dos o tres años, en formar a jóvenes mientras se les paga un salario (más bajo que al resto) y se les permite acudir algunos días a clase en centros públicos. Además, otros trabajadores los tutelarán durante ese periodo y la empresa les pagará las matrículas de los exámenes para lograr el certificado que acredite su formación.

La respuesta de Roth-Stielow es la misma, con otras palabras, que dan en las cámaras de industria y de artesanía, en la patronal bávara, en el Ministerio de Trabajo regional o en empresas de todo tipo, da igual el tamaño y el sector. Si en Alemania la tasa de paro es del 3,1% —es decir, pleno empleo— en esta región alpina baja al 2,8%. Y el desempleo juvenil, a diferencia de lo que suele ser tradicional en cualquier mercado laboral, es incluso menor que la general, explican en el departamento de formación y empleo Gobierno bávaro. El reverso de estas cifras es la falta de mano de obra, más aún cualificada, y lleva a las empresas a acentuar su apuesta por la formación profesional dual, uno de los sellos del envidiado mercado de trabajo alemán.

A los concesionarios y talleres de Mercedes de Hans Medele, dueño de una compañía con 360 empleados, llegan 20 aprendices cada año, explica en uno de sus ocho establecimientos, en Weilheim, cerca de Munich, donde este diario ha viajado invitado por la embajada alemana en España. Suelen llegar en septiembre, como a Siemens —5.600 cada año—, con el inicio del curso escolar. Pero no son los institutos quienes los envían: el proceso es inverso. El empresario contrata a un joven al terminar lo que en España sería la ESO. Además, debe asegurarse que el aprendiz acude a los institutos para recibir la educación transversal necesaria y costear los exámenes finales.

El tiempo de formación que reciben los jóvenes en esas canteras empresariales durante este periodo, entre dos y 3,5 años, supera con mucho al de los institutos: el 75% frente al 25%, con variaciones según el curso y el oficio. En estos años perciben un sueldo que fija la negociación colectiva. Por ejemplo, en las ventas de coches va de 650 euros al mes el primer año hasta los 800 el tercero; en Siemens va de 1.035 a 1.027 euros.

A lo largo del proceso, la participación de las cámaras empresariales (de industria y artesanía), a las que las compañías deben pertenecer obligatoriamente, es clave. Supervisan, controlan la calidad, asesoran y se encargan de los exámenes en las 327 profesiones, explica Jorg Engelmann, de la Cámara de Industria.

La falta de mano de obra también llega a la formación dual. “Hay desequilibrio entre la oferta y la demanda. En las regiones rurales quedan puesto vacantes”, explican en el Gobierno regional. Para captar aprendices, las asociaciones de empresarios, desarrollan “acciones de captación [publicidad, ferias]”, señala Susanne Droux, de la patronal hostelera. También los alumnos de ESO visitan centros de formación, como la que esta tarde de mayo hacen una veintena de adolescentes de 13 años al Centro de Educación Profesional de Weilheim, o ellos mismos prueban en empresas. Es el Jakob Scheneider, aprendiz en una pequeña empresa de electricidad de 10 trabajadores. “Hice prácticas cuando estaba en el colegio”, explica este joven de 17 años, “continué durante las vacaciones para saber que era eso lo que quería y luego me hicieron un contrato”. Está en su primer año de formación y durante un día a la semana tiene que acudir al centro público de Weilheim.

La Formación Profesional dual es algo de lo que las empresas alemanas se sienten orgullosas. En la patronal bávara apuntan que al acabar este periodos en el sector del metal y la electricidad el 65% logran un contrato indefinido y el 15% restante uno temporal entre uno y dos años. Es una de las apuestas para “asegurar la mano de obra cualificada”, apuntan. “La brecha que hay ahora entre oferta y demanda crecerá”, apunta Beate Neubauer, que señala que el 80% de esa brecha corresponderá a FP.

¿Y es rentable para las empresas asumir el coste sin tener asegurado que el joven se quedará en la empresa? “Ese es mi riesgo. Lo asumo”, zanja Medele.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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