Tecnología para ciegos
La aplicación Navilens acumula más de 10.000 descargas que ayudan a personas con discapacidad visual
Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 217 millones de personas tienen una deficiencia visual de moderada a grave y 36 millones son reconocidas como ciegas en todo el mundo. Esto, sumado a una población envejecida, cuya vista se ve progresivamente deteriorada, abrió una oportunidad de mercado para la empresa tecnológica Neosistec. "Era un campo especialmente interesante para tratar de lograr un avance a través de la tecnología", afirma Javier Pita, director ejecutivo de la compañía murciana.
Fue en 2012 cuando empezó a trabajar con el departamento de robótica de la Universidad de Alicante para crear lo que un lustro después se bautizaría como Navilens, la aplicación móvil para guiar a personas invidentes que hoy suma más de 10.000 descargas. "Pensamos: en vez de hacer apps para que las empresas mejoren su productividad, ¿por qué no hacemos alguna que ayude a los demás?", recuerda Pita. El objetivo era incrementar la independencia de las personas con discapacidad visual y ayudarlas a desplazarse "sin necesidad de conocer previamente el sitio donde quieren ir, ni pedir a alguien que los acompañe", explica.
Esta aplicación tiene un nuevo marcador, "más avanzado" que el código QR, que fue patentado en 2017. Gracias a él, una persona puede guiarse por un edificio mediante un asistente de voz sin utilizar la vista. También en el transporte público. Desde marzo de 2018 su sistema se encuentra en las líneas L9 de metro y H12 de autobús de Barcelona, y a partir de este año se extenderá al resto de estaciones y paradas. Murcia también optó por utilizarla en el sistema de tranvía y en las paradas de buses, donde los usuarios no solo se enteran del nombre de la estación donde se encuentran sino que también tienen información para ayudar a encontrar las salidas, acceder a la compra de billetes o conocer si hay incidencias en la parada o el servicio del tranvía. Navilens también se encuentra en el Museo Arqueológico de Murcia, el Museo del Teatro Romano de Cartagena, la Consejería de Economía y Hacienda de Murcia y el edificio de la Cruz Roja de Madrid.
Según Pita, es muy difícil estimar el precio del servicio porque depende mucho del número de códigos que se quieran poner y de la funcionalidad, pero lo que sí asegura es que "no hay tecnología que sea más económica que esta cuando se implanta en escala" y calcula el coste de cada código en "céntimos" (sin aclarar la cantidad).
Con cinco premios a su espalda y una facturación que superó los 600.000 euros en 2018, el barcelonés no oculta el deseo de que este proyecto, en el que trabaja junto a 20 empleados, escale al campo internacional. ¿Su primer objetivo? Estados Unidos, donde ya tiene proyectado implantar los marcadores en el metro y el aeropuerto de Los Ángeles.
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