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¿Hacen falta directivos en política? Marcos de Quinto, una ‘rara avis’ en España

La incorporación del exejecutivo de Coca Cola a las filas de Ciudadanos abre el debate sobre la aportación de los empresarios a los partidos y cargos públicos

Carmen Sánchez-Silva
Marcos de  Quinto junto a Albert Rivera en un acto electoral en la sierra de  Madrid. 
Marcos de Quinto junto a Albert Rivera en un acto electoral en la sierra de Madrid. Emilio Naranjo (efe)

En Estados Unidos no resulta raro que un empresario como Donald Trump ocupe la presidencia del país tras ganar las elecciones. En Italia tampoco lo fue que Silvio Berlusconi dirigiese el Gobierno en tres mandatos diferentes durante casi una década. Y más habitual resulta todavía que los propietarios de compañías se alcen con el poder en América Latina, tal y como ocurre actualmente con Mauricio Macri en Argentina, Sebastián Piñera en Chile o Juan Carlos Varela en Panamá. Todos ellos rigen los designios de sus respectivos gobiernos como en su día hiciera Vicente Fox en México. La lista de dirigentes de empresas convertidos en políticos es muy larga en buena parte del mundo.

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Sin embargo, España no acostumbra a ver empresarios y directivos de compañías en las listas electorales. Más bien se produce el camino inverso, los políticos acaban recalando en las corporaciones una vez que concluye su mandato, y muy a menudo como contraprestación por los servicios prestados en sus respectivos partidos. De hecho, José Manuel Entrecanales, presidente de Acciona, alentaba hace unos meses a los empresarios a incorporarse a la vida política para contribuir a que la deteriorada imagen de los representantes públicos mejorase.

Solo Marcos de Quinto, exvicepresidente mundial de Coca-Cola ha cogido el testigo lanzado por Entrecanales, en unas listas electorales plagadas de toreros, contertulios y militares. Se presenta a los comicios del próximo día 28 como número dos de Ciudadanos por Madrid. Según reconoce porque, “siempre he estado muy interesado en la política. A todos los ciudadanos nos debería interesar y no solo quejarnos de ella”. De Quinto asegura que “los profesionales de la política se han apropiado de ella y nos ven a los que venimos de la empresa como intrusos y tratan de amedrentarnos. Si nos dejamos, la política acabará en manos de amedrentadores”.

El siempre polémico ejecutivo, con una cuenta en Twitter que suele echar chispas, se muestra cauteloso: “Ahora me voy a cortar más porque, como político, tienes que dar ejemplo”. Asegura que pensaba retirarse de la gestión empresarial porque durante sus 36 años en Coca-Cola ya ha ganado suficiente dinero, y que tras lo que se plantea como una “estadía” política “en la que no sé si estaré cuatro años”, tampoco pretende volver a trabajar.

Igual que afirmó Manuel Pizarro, expresidente de Ibercaja, Endesa y Baker Mckenzie, cuando se convirtió en diputado del PP en 2009, “meterme en política es el peor negocio que he hecho en mi vida”, De Quinto sostiene que presentarse a las elecciones es un sacrificio económico y una exposición pública excesiva que ha aceptado en un intento de mejorar la situación del país. Los motivos que en su día llevaron al propio Pizarro, a Josep Piqué, Anna Birulés o Cristina Garmendia, algunos de los ejemplos de altos cargos de corporaciones que en su momento se pusieron en manos de los partidos políticos (sobre todo del PP) para ocupar escaños en el Congreso o directamente los sillones azules del hemiciclo.

Desde la época de la Transición, señala Josep Piqué, exministro con el PP, "cada vez menos gente del mundo empresarial se plantea dedicarse a la política porque se pierde mucho dinero, no es nada agradecido, puesto que te critican mucho y no tiene reconocimiento social. Eso limita la actividad política a los profesionales".

El exministro Josep Piqué
El exministro Josep Piquéluis sevillano

Pero, ¿qué aportan empresarios y directivos a la esfera política? Según el exvicepresidente de Coca-Cola: “Somos gente con experiencia en dirigir equipos y, cuando gestionamos recursos, sabemos lo que son los ingresos y los gastos y sabemos cómo llegar a acuerdos conciliando las necesidades de los distintos grupos de interés. No creo que sea muy distinto a lo que debería ser la política”.

Los ejecutivos consultados están de acuerdo. “Los empresarios aportan capacidad de gestión a la política, que es la correcta administración de unos bienes escasos, algo extraordinariamente necesario en el gobierno de España”, indica Ismael Clemente, consejero delegado de la inmobiliaria Merlin Properties. En su opinión, estos profesionales no cuentan con incentivos para incorporarse a la esfera política, en la que los sueldos son bajos y hace falta que pasen dos años antes de ocupar el antiguo empleo tras cesar el mandato público por la ley que regula las puertas giratorias, además de hacer una declaración de patrimonio que desalienta a empresarios y ejecutivos.

Madurez y conocimiento

Para Federico González Tejera, consejero delegado de Radisson Hotel Group, los altos cargos de la empresa pueden introducir más madurez y sabiduría en una política que necesita enriquecerse de conocimiento y talento. El problema es que, desde su punto de vista, los partidos políticos no tienen “ningún programa económico serio, sino unas medidas propagandísticas que un consejo de administración como el de Radisson nunca aprobaría”.

Cristina Garmendia, exministra de Ciencia e Innovación.
Cristina Garmendia, exministra de Ciencia e Innovación.Bernardo Pérez

Tanto González Tejera como Clemente creen que es positivo que los dirigentes de empresa se incorporen a las listas electorales. “Es bueno que en los partidos haya gente que no tiene interés en la carrera política, pero sí interés en el servicio público. Da igual que sean empresarios, que jueces, expolicías o toreros”, sostiene el responsable de la cadena hotelera internacional. Al tiempo que el primer ejecutivo de Merlin considera que tienen el mismo derecho a presentarse a las elecciones que cualquier otro ciudadano y supone un esfuerzo por su parte, además de por la falta de incentivos antes aludida, porque a menudo a estos profesionales se les hace luz de gas dentro de los partidos.

Y luego pasa factura, reconoce Josep Piqué: "Yo me tuve que reinventar. Porque no suele ser fácil regresar al entorno empresarial porque la gente te ve como político y tienes que demostrar que sigues siendo útil".

Aunque hay quien, habiendo ocupado altos cargos en la empresa y probado las mieles y hieles del Parlamento, opina que la política es un oficio y, como tal, deben dedicarse a él quienes quieran curtirse en el oficio y no los empresarios.

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Sobre la firma

Carmen Sánchez-Silva
Es redactora del suplemento Negocios. Está especializada en Economía (empleo, gestión, educación, turismo, igualdad de género). Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Previamente trabajó en La Gaceta de los Negocios, Cinco Días, Ranking, Mercado e Ideas y Negocios. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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