¿Dónde están las inversiones sostenibles?
Los fondos que apuestan por empresas más responsables crecen, pero no ofrecen mayores rentabilidades
Larry Fink, el presidente de la mayor gestora de fondos del planeta, Blackrock, pedía hace un año, en la misiva que dirige cada Navidad a las mayores corporaciones del mundo, que, aparte de maximizar los beneficios, contribuyesen al bien común. Tan loable intención puede parecer irónica viniendo de un paladín del libre mercado, pero lo cierto es que las inversiones socialmente responsables (ISR), que tienen en cuenta criterios relacionados con factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG), ganan terreno entre las preferencias de los ahorradores.
En España, concretamente, hay 185.614 millones apostados a esta clase de fondos y casi 1.250 millones en planes de pensiones, según un informe de SpainSif, una plataforma integrada por bancos, aseguradoras y otras firmas que ofrece una clasificación de 85 fondos de renta variable y fija. Además, hay otra serie de productos, como los bonos verdes, que crecen en popularidad aunque numerosos estudios refuercen la idea de que, al menos a corto y medio plazo, ni fondos, ni bonos ni planes de pensiones ofrecen pluses de rentabilidad frente al común de los valores.
Hay modos distintos de diseñar una cartera que apueste por empresas medioambiental o socialmente más sensibles. El camino fácil pasa por excluir a las que se dedican a ciertas actividades (armas, tabaco, juego…). Pero hilar fino es lo complicado, y ahí entran los expertos en ASG (o ESG, en sus siglas inglesas).
Beatriz Fernández, de Economistas sin Fronteras, menciona agencias específicas, como la francesa Vigeo Eiris, Sustainalytics o la suiza Sam, que aplican sistemas propios para determinar quién cumple mejor en sostenibilidad, pero como recuerda Fernando Hernández, subdirector de Andbank Wealth Management, no hay un consenso: “Se está buscando una taxonomía en el ámbito europeo que defina este tipo de inversión. No hay un baremo que nos diga que una cartera es socialmente responsable”. En cualquier caso, el mercado está plagado de reclamos para descarbonizar las carteras de inversión y de clasificaciones elaborados por gestoras sobre firmas que contribuyen a hacer que el mundo sea menos malo.
Natixis IM, por ejemplo, tiene una filial, Mirova, que forma parte del grupo de expertos en inversión sostenible creado por la Comisión Europea para implementar el plan de acción sobre estas finanzas. Sophie del Campo, directora general para Iberia y otros mercados de Natixis, recuerda que España, al contrario que otros países, ha decidido esperar a que Europa regule estos productos. “En otros países estos temas son cada vez más importantes. Para el inversor institucional es una clave que ya está interiorizada. Por ejemplo, ha ocurrido con las aseguradoras, que han dejado de invertir en tabaqueras”. Del Campo cree que concienciar al inversor minorista es el siguiente paso. “La UE trabaja en ello. Pasará como cuando compras una lavadora, en el futuro cualquier producto financiero tendrá una especie de sello que mida su impacto”.
Equilibrio de género
Morningstar tiene un área completa dedicada al estudio de los valores ASG y realiza sus propias clasificaciones. En una de sus publicaciones destaca que “no todas las estrategias sostenibles son iguales”, y señala la importancia de “descarbonizar” las carteras. “La idea de la desinversión se basa, en parte, en que las compañías relacionadas con combustibles fósiles tendrán una rentabilidad a largo plazo por debajo de la media debido, entre otros factores, al aumento de los costes de extracción o a la disminución de la demanda de combustibles fósiles”.
Pero, además de empresas medioambientalmente responsables, la lista de parámetros y tendencias es enorme. Dentro del gobierno corporativo, se valoran mejor las empresas con plantillas que presenten equilibrios de género o que demuestren un mayor número de independientes en sus consejos. Ricardo Zion, profesor de EAE Business School, destaca que hay una creciente tendencia a rechazar las políticas fiscales agresivas de las multinacionales orientadas a eludir el pago de impuestos. “Tiene un impacto muy negativo en la imagen, aunque sea algo difícil de cuantificar. Las empresas están recapacitando sobre ello”. Porque, si bien a corto plazo no son inversiones que presenten mejores resultados, se considera que las firmas más sostenibles resisten mejor las crisis y tienen una vida más larga.
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