Y, sin embargo, (la UE) se mueve
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea se reúnen el jueves y el viernes en la última cumbre del año. En la agenda, además de otras cuestiones importantes de actualidad, se incluye una nueva Cumbre del Euro en la que previsiblemente se validará el acuerdo logrado recientemente por los ministros de Finanzas y se orientará el trabajo de profundización de la Unión Económica y Monetaria en los próximos meses.
A ojos de la ciudadanía puede parecer que el progreso es lento, que los sucesivos acuerdos son tímidos o excesivamente técnicos y que, cumbre tras cumbre, nada cambia. Y, sin embargo, la Unión Europea se mueve. Todavía queda trabajo por delante, pero lo logrado en los últimos meses supone un avance importante para seguir fortaleciendo el proyecto más ambicioso de los 60 años de integración europea: el euro.
En primer lugar, se ha dado un paso más para completar la unión bancaria al atribuirse al Mecanismo Europeo de Estabilidad la función de prestamista de último recurso para el Fondo Único de Resolución bancaria. Tras centralizar la supervisión y la resolución de entidades financieras, esta red de seguridad adicional es un elemento fundamental para reforzar la solidez del sistema y romper el vínculo pernicioso entre bancos y tesoros nacionales.
En segundo lugar, se ha reforzado el papel del Mecanismo Europeo de Estabilidad en el ámbito público. En el futuro, además de los programas de asistencia financiera, dispondrá de instrumentos preventivos más efectivos para frenar episodios de contagio y proporcionar financiación a países con una situación económica y fiscal sólida cuando, por circunstancias fuera de su control, no puedan financiarse en buenas condiciones en los mercados.
Además, el informe del Eurogrupo elevado a los líderes contempla un calendario para avanzar hacia un Fondo Europeo de Garantía de Depósitos y señala la necesidad de complementar la unión monetaria con una capacidad fiscal o presupuesto euro que pueda reforzar la estabilidad económica frente a los ciclos o episodios de crisis que afecten únicamente a uno o varios países.
España ha participado de forma activa y constructiva en este debate, contribuyendo a construir consensos, ayudando a lograr progresos tangibles sin perder ambición y garantizando el equilibrio de los acuerdos.
“Hay que arreglar el tejado ahora que el sol brilla y no dejarlo para la próxima crisis”
Además, jugamos un papel importante al mantener en la agenda política y hacer propuestas concretas para avanzar en los ámbitos en que el trabajo está menos maduro, como el establecimiento del ya citado Fondo Europeo de Garantía de Depósitos o de una capacidad fiscal para la eurozona.
En relación con este último asunto, la experiencia reciente muestra la limitada capacidad de las políticas fiscales nacionales ante crisis particularmente severas y la necesidad de contar con instrumentos centrales que garanticen la estabilidad del euro. Entre las propuestas que están siendo contempladas, España apuesta por incluir un seguro común de desempleo que complemente los sistemas de los distintos Estados.
Esta idea, que fue defendida por el presidente del Gobierno en el Consejo Europeo de octubre, ha sido incorporada en distintos acuerdos franco-alemanes y se podría combinar con la propuesta de la Comisión para una capacidad de estabilización en la zona euro dentro del Marco Financiero Plurianual 2021-2027, tal y como ya han planteado varios eurodiputados. Dependiendo de las indicaciones de los jefes de Estado y de Gobierno estos días, estos instrumentos podrían incluirse en el programa de trabajo del Eurogrupo para el próximo semestre.
“España apuesta por un seguro de desempleo común que complete el de los distintos Estados”
La posición española se fundamenta en la necesidad de construir, más allá de la solidez de la moneda única, una Unión Europea para las personas. Herramientas de este tipo enviarían, sin lugar a dudas, una señal clara de que la Unión protege a los ciudadanos cuando más lo necesitan. De que, más allá de crear redes de seguridad para el sector financiero, la Unión Económica y Monetaria tiene la capacidad y la voluntad de tejer redes para ayudar a la sociedad.
No debemos engañarnos: son asuntos complejos sobre los que las posiciones están todavía alejadas, que plantean importantes cuestiones políticas relacionadas con la solidaridad, la confianza y la subsidiariedad, que requerirán de delicados equilibrios y en los que habrá que avanzar paso a paso. Sin embargo, son objetivos importantes por los que debemos trabajar sin dilación.
Esto requiere de voluntad política y de grandes dosis de negociación. Y España, desde su profunda convicción europeísta, está aportando ambas cosas. Porque hay que construir y perfeccionar la Unión Económica y Monetaria en todos sus frentes. Y porque hay que arreglar el tejado aprovechando que el sol brilla y no cometer de nuevo el error de dejarlo para cuando llegue la próxima crisis.
Nadia Calviño es ministra de Economía y Empresa.
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