El poder transformador del agua
Ferrovial desarrolla desde hace una década infraestructuras y proyectos de agua y saneamiento en comunidades de África y América Latina. Un proyecto que implica a toda la plantilla, que se presenta voluntaria para aportar desde su área de especialización
Es una de las empresas de infraestructuras y gestor de servicios a ciudades más grandes del mundo: Ferrovial facturó 12.208 millones de euros en 2017. Lo suyo son las grandes obras pero no solo las de ingeniería; cuenta con un sólido departamento de responsabilidad social corporativa (RSC) que pone en marcha tres o cuatro infraestructuras sociales al año en países que precisan ayuda humanitaria, especialmente alrededor del agua, desde el punto de vista del saneamiento, el suministro, la higiene… Este trabajo de voluntariado selecciona a empleados de todos los perfiles que viajan al terreno.
En los 10 años de vida de la iniciativa han arrancado 25 proyectos en África y América Latina en colaboración con ONGD y gobiernos locales. “Hacemos una selección de las organizaciones con las que trabajar. Ellos ponen su experiencia en la materia, conocimiento de la comunidad… y nosotros aportamos financiación, especialistas, capacitación de personas y asistencia técnica y tecnológica”, explica Cristina Moral, gerente de RSC de Ferrovial.
Moral es una de las responsables de que los proyectos de voluntariado se oferten a todos los perfiles de la compañía, no solo a los ingenieros. “La parte técnica es importante, pero también la sensibilización de las comunidades locales para que les llegue el recurso hídrico, el uso, la gestión de la infraestructura. Cada proyecto requiere una cosa distinta, pero ha de perdurar en el tiempo”. Desde su arranque, se han invertido seis millones de euros y han cambiado la vida a 225.000 beneficiarios.
En 10 años, Ferrovial ha puesto en marcha 25 proyectos en África y América Latina
Apoyo a la mujer
Muchas sociedades apartan a las mujeres de los puestos de responsabilidad y liderazgo. En muchas comunidades de África y América Latina ella es la responsable de proveer a las casas de agua, después de recorrer kilómetros portándola en la cabeza, pero cuando se realiza una infraestructura o se establecen juntas del agua, la mujer queda fuera del sistema. Ferrovial pone un enorme foco sobre esta problemática. “Es fundamental proporcionarles un espacio relevante en la toma de decisiones respecto al funcionamiento y uso de sistemas de agua”, apunta Moral, que remarca que todos los proyectos en los que participan tienen una pata fuerte de empoderamiento, educación en hábitos de higiene y formación para el mantenimiento de las estructuras creadas, tanto de ingeniería como sociales. Porque el agua no solo se potabiliza, también fuerza el cambio: los proyectos de agua pueden ayudar a reducir los riesgos que sufren las mujeres y niñas de ser acosadas. Si no cuentan con instalaciones sanitarias propias, se convierten en blanco fácil para el acoso y violación.
Todos los proyectos en los que participa Ferrovial ponen el foco en mejorar la situación de las mujeres en sus comunidades
Abastecimiento para todos
Rebeca Gómez es ingeniera de caminos y su función cuando viajó en 2012 a Same (Tanzania) fue mejorar la infraestructura de agua, lo que redujo un 50% la mortalidad por enfermedades transmitidas por esta vía. “Visitamos los municipios para ver sus tanques y tomas de agua. Había pérdidas en tuberías y tenían infraestructuras débiles que debíamos proteger”, explica. Para este proyecto Ferrovial seleccionó a ONGAWA y más de 25.000 personas resultaron beneficiadas. “Queríamos abastecer de agua a dos comunidades. Trabajar el diseño, la construcción y el mantenimiento de la infraestructura”, apunta Gómez. Porque también es importante lo que pase cuando se marchen. “Es más importante el futuro que la construcción en sí. Se les debe inculcar una sensación de apropiación, de que es suyo y deben cuidarlo”.
Además de construir infraestructuras, Ferrovial se encarga de formar en hábitos y tratamientos del agua
Metodologías de aprendizaje
Mabel Aranda y Rosa Sanchís no se han desenganchado de la experiencia que empezaron gracias a que su empresa las seleccionara para el voluntariado en 2016. “Seguimos en un grupo de WhatsApp y nos interesamos por lo que les pasa”, explican. Les tocó hacer las maletas para trabajar en los distritos de Kamuli y Buyende (Uganda) con la colaboración de Plan Internacional. El proyecto mejoraría el acceso al agua saludable de 15 comunidades rurales y beneficiaría a más de 13.000 personas. Su trabajo fue sobre todo sociológico; una consultoría que ayudase a mejorar la comunidad, sus roles y su relación con el agua. Se centraron en investigación y gestión de personas. “Se trataba de detectar en qué punto estaban y cómo avanzar, anticipar problemas, puntos de riesgo e incrementar el sentido de permanencia…”, explican. “Desplegamos metodologías para observar la realidad, para sintetizarla, lo que en marketing llamamos canvas model —lienzo de modelo de negocio— y el customer journey map —mapa del viaje del cliente— para ver cómo las mujeres se movían a por el agua”. Su trabajo se completó con grupos de mujeres, talleres sobre gobernanza e higiene y empoderamiento en la educación. “El tiempo que ahorraban en ir a por el agua lo podían emplear en formación”, concluyen.
Un comité del agua
A Jorge Barceló se le ilumina la cara cuando habla del proyecto en el que tomó parte en Lwangu, en la región de Njombe (Tanzania) en 2017. “Cuando vas a África nadie vuelve igual, es imposible volver indiferente”, apunta Barceló, directivo en el área financiera de Ferrovial. “Te hace pensar lo lejos que estamos de esa forma de pensar. Para ellos el objetivo es colectivo y esto se debe aplicar a la gestión de personas. Ellos cambian, pero nosotros cambiamos tanto o más”. Barceló asegura que su forma de gestionar personal mejoró tras su paso por Lwangu. Allí, en colaboración con Manos Unidas y PADECO, se instaló una traída de agua por gravedad desde un manantial protegido, y se acabó con el consumo de agua contaminada. Ferrovial se encargó también de formar en hábitos de higiene y tratamientos hídricos y ayudó a componer un fuerte comité del agua para que la infraestructura pudiera mantenerse así como su gestión financiera. “Yo sigo pendiente de ellos, incluso estoy montando una ONG para ayudar a los niños y mujeres”, cuenta Barceló. “Es un tiempo corto el que te dan para estar ahí, pero uno siente orgullo de pertenencia a su empresa por este tipo de cosas, que te hacen mejor persona y trabajador”.
Un viaje de 15 días
Antes de mandar a sus trabajadores al terreno, se realiza un análisis del proyecto presentado por la ONG que incluye una visita de prospección. A partir de este análisis, se deciden los perfiles de los voluntarios que participarán en el proyecto, que durará 15 días de trabajo in situ viviendo en la comunidad donde se realizará la actuación. "Es importante que estén en el día a día de la comunidad, y conozcan qué les aporta el proyecto. Se establecen los índices de impacto en la salud de la población, el desarrollo infantil o la mejora de las condiciones de las mujeres", explica Cristina Moral, gerente de RSC de Ferrovial. De los 15 días que dura la expedición, los trabajadores dedican una semana de sus vacaciones y la otra es aportación de la compañía. "Siempre quieren seguir en contacto con el proyecto y la comunidad, su nivel de implicación es tan alto, que el tiempo que pasan allí se les pasa muy rápido", añade Moral.
En conjunto con las ONGD se hace un seguimiento del impacto y de los indicadores de carácter más social. Es vital garantizar que las cosas van a seguir siendo sólidas cuando salgan del terreno, por eso apuestan por la formación. Este seguimiento les aporta también una mejor visión de resultados. Por ejemplo, ahora saben que tras su paso por Tanzania, donde no había mujeres autóctonas al frente de los proyectos, ahora el equipo cuenta con 50.
Esta noticia, patrocinada por Ferrovial, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.