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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Tiempos revueltos en Latinoamérica

Hay que encontrar la manera de fomentar la integración en la región, dejando atrás los proyectos fallidos

MARAVILLAS DELGADO

Del 11 al 12 de octubre pasados se celebró en Hamburgo el Día de Latinoamérica (Lateinamerika-Tag) donde moderé una mesa redonda en torno al tema Alianzas Comerciales Latinoamericanas en el Contexto Económico Global.Los tertulianos fueron altos representantes de los tres acuerdos de libre comercio más importantes en la región: la Alianza del Pacífico, el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y el Mercado Común del Sur (Mercosur). El objetivo del encuentro anual es dar a conocer la situación económica y geopolítica de la región a los empresarios alemanes que desean exportar o invertir allí. Los temas tratados versaron desde cómo desarrollar las cadenas de valor y mejorar la competitividad y logística hasta cómo reformular los acuerdos para sortear los obstáculos políticos generados por los cambios de gobierno en la región. La pregunta más acuciante planteada en la mesa redonda fue hasta qué punto los acuerdos de integración vigentes funcionan. “Funcionar” significa en este contexto si realmente favorecen el dinamismo económico regional, estimulando los flujos de comercio intrarregionales y fomentando el desarrollo de las cadenas de valor.

Nada se habló de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), organización integrada por los 12 países de Sudamérica y fundada en 2008 con objetivos ambiciosos como impulsar la integración, resolver conflictos y crear una ciudadanía regional. Desde 2017, Unasur está en plena crisis: seis de sus miembros (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú) anunciaron la suspensión de su participación en la unión en abril de 2018 y Colombia oficializó su decisión de abandonarla antes del verano. Los desacuerdos políticos para nombrar un nuevo secretario general, la decadencia de Venezuela y las discrepancias ideológicas han minado el avance de la organización. Hasta hoy ninguna de las iniciativas de integración más generalistas, ni la actual Unasur ni las anteriores, ha progresado y a los empresarios solo les interesan las que funcionan.

La estrella del encuentro de Hamburgo fue la Alianza del Pacífico formada por Chile, Colombia, México y Peru en 2011. Edgar Vásquez, viceministro de Comercio Exterior de Peru aseguró que la Alianza esta sufriendo una “crisis de éxito”, dado el interés demostrado por otros países en unirse a la iniciativa y el incipiente incremento del comercio entre sus miembros. El éxito se debe en parte al pragmatismo del acuerdo que funciona con la mínima burocracia posible evitando crear instituciones costosas y poco operativas y con un enfoque intergubernamental con objetivos principalmente económicos y con miras hacía Asia. El Mercosur, por otra parte, es un acuerdo en vigor desde hace casi tres décadas y que necesita actualizarse. Ricardo Baluga, director general adjunto para asuntos de integración y Mercosur, manifestó que la agenda futura pretende dinamizar, modernizar y adaptar el acuerdo a la realidad actual, con la intención de acercarse a proyectos más recientes como el Alianza del Pacífico, pero sin concretar cómo. Finalmente, el SICA representado por el Secretario General de la Secretaría de Integración Económica Melvin Redondo, tiene como prioridades alcanzar una unión Aduanera en 2025 con un arancel externo común, fortalecer las cadenas de valor y apoyar proyectos de facilitación comercial tanto en software como en hardware y construir sobre los acuerdos ya existentes en la región para alcanzar una convergencia en normativas.

Los estudios académicos recientes que evalúan los efectos de los acuerdos de libre comercio sobre las exportaciones indican que no solo las barreras tradicionales de comercio, como los aranceles y las cuotas de importación, representan un importante freno al libre comercio, sino también otros costes relacionados con la facilitación comercial han cobrado importancia en los años recientes. Por ejemplo, para exportar a los países que integran la Unión Europea (UE) es crucial que los bienes producidos cumplan los estándares exigidos en la UE de calidad, seguridad, etc. y por tanto las pymes deben obtener los correspondientes certificados. Los resultados de los estudios indican que en general los acuerdos incrementan las exportaciones entre sus miembros, y así lo indica un reciente estudio del Banco Interamericano de Desarrollo.

El informe destaca la Alianza del Pacífico y el Mercosur como los dos principales acuerdos de Latinoamérica indicando que el comercio interregional ha crecido un 64% en las respectivas regiones gracias a los acuerdos, pero también muestra que los beneficios están muy por debajo de lo que el mercado regional podría ofrecer y destaca la falta de competitividad internacional de la región. Sugieren como hoja de ruta una convergencia entre acuerdos para salvar las desventajas de la actual fragmentación de pequeños acuerdos que generan una falta de armonización en las reglas de origen de los productos y dificultan el comercio. Sin embargo, la pregunta es si realmente esta hoja de ruta, claramente justificada en teoría, va a ser factible a corto plazo dados los desarrollos recientes en la arena política.

El cambio de Gobierno en Brasil, con Jair Bolsonaro como líder, que ya ha manifestado su desinterés en el Mercosur, es una traba real. Así como también lo son la falta de democracia en Nicaragua y Venezuela y la crisis humanitaria en esta última. Por otra parte, sería necesario que las tres economías de mayor peso, es decir, Argentina, Brasil y México se implicasen en el proceso de convergencia. Si esto no ocurre, el entorno internacional dominado por la guerra arancelaria iniciada por EE UU y China, unida a los problemas que podría acarrear el Brexit y el estancamiento de los acuerdos en negociación con la UE, no va a ser de ayuda alguna. Por este motivo, de nuevo es necesario encontrar la manera de fomentar la integración en la región, dejando atrás los proyectos fallidos y favoreciendo instituciones supranacionales más eficientes e independientes de los gobiernos nacionales para favorecer el desarrollo y crecimiento de la región a más largo plazo.

Inmaculada Martínez-Zarzoso es catedrática de Economía en las universidades de Gotinga (Alemania) y Jaume I de Castellón

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