La fórmula del éxito millonario del ingeniero Sendagorta
Ha transformado Sener, el grupo que fundaron su padre y su tío, en una multinacional que factura 766 millones
El cantautor Xavier Ribalta le acaba de enviar por WhatsApp un audio con la canción Crida para felicitarle. Es martes 13 de noviembre y acaba de ser condecorado miembro de honor por el Instituto de Ingeniería de España. Está feliz. “Como empresario he recibido varios premios, pero los ingenieros vivimos en un mundo de discreción, tenemos pocos reconocimientos”. El nombre de Jorge Sendagorta (Madrid, 1952) pasa desapercibido para el gran público —él ha contribuido a ello con contadas apariciones en los medios—, pero encabeza una familia que figura entre las más ricas del País Vasco. Un clan con raíces en Plencia, localidad cercana a Getxto, sede de la compañía y donde reside buena parte de la aristocracia empresarial y financiera local.
En mayo pasado, Sendagorta cedió el puesto de mando en Sener, la empresa de ingeniería y tecnología que fundaron su padre y su tío en 1956. “No sé vivir sin trabajar, pero siempre he tenido claro que hay que dar el paso a tiempo a las siguientes generaciones”. Se va, pero se queda. Ahora ejerce la presidencia no ejecutiva tras 18 años como primer espada. ¿Sabrá delegar? “No me queda otra. Fui yo el que puse el límite para que el consejero delegado dejara el cargo al cumplir 65 años. De todas formas, soy fácil de provocar. Si me mandan un borrador yo le meto el lápiz rojo, si me piden opinión la doy inmediatamente”.
Doctor Ingeniero Naval, se incorporó a Sener en 1986. “Era un momento difícil. El tamaño del grupo había disminuido mucho. Nuestro producto estrella era el diseño de centrales nucleares y se acababa de aprobar la moratoria”. Bajo su batuta, la compañía ha dado un salto de tamaño considerable. Hoy el grupo da empleo a 2.500 personas, tiene oficinas en 19 países y está presente en muchas áreas de negocio entre las que destacan aeroespacial, ingeniería y construcción, energía y defensa. En 2017 Sener alcanzó una facturación de 766 millones de euros, con un beneficio bruto de explotación (ebitda) de 8,57 millones y un beneficio de 2,6 millones. Las previsiones para el cierre de 2018 son ligeramente inferiores. “En horas de ingeniería vamos un poco mejor, pero estamos terminando un proyecto llave en mano importante y eso hará que los ingresos queden algo por debajo”.
La quiebra de Lehman Brothers truncó la salida a Bolsa. Ahora no tienen necesidad de cotizar
Por primera vez en la historia de Sener una persona ajena a la familia dirige la compañía. Se trata de Jorge Unda, quien lleva en la casa desde 1986. “Es como de la familia. La empresa tiene unos valores muy arraigados y en 2017 los incorporamos como un anexo a los estatutos sociales. En tanto esos principios se respeten, los accionistas estamos encantados sea cual sea el consejero delegado”. Junto a Unda se ha promocionado al hijo del presidente, Jorge Sendagorta Cudós, como director general del área de ingeniería y construcción. De forma paralela a este relevo, varios miembros de la tercera generación del clan vizcaíno se han incorporado al accionariado. Muchas empresas familiares, llegados a este relevo generacional, desaparecen. “Hemos reforzado el protocolo familiar para hacer la sociedad más fuerte y transparente. Además, hemos experimentado recientemente el alto grado de compromiso de los propietarios con el proyecto de Sener”.
Ventana de liquidez
Cuando Sendagorta habla del “compromiso”se refiere a que en 2017 Sener vendió su 53% de Industria de Turbo Propulsores (ITP) a Rolls-Royce por 720 millones de euros. Con este espaldarazo económico, la compañía ofreció a aquellos miembros de la familia que quisieran salir del capital comprarles su participación. “Solo aceptó la propuesta el 13%, una respuesta que considero que es un éxito”. Es al llegar a este punto cuando se cumple el viejo axioma de que para la gente acaudalada hablar de dinero es sinónimo de mala educación.
—En función del precio que pagaron por esas acciones, ¿en cuánto se valora Sener?
— Los números dan igual, ya ni me acuerdo de ellos.
Unos números que sí echaron en 2008 cuando tenían necesidades financieras para elevar su participación en ITP. Todo estaba preparado para salir a Bolsa mediante una oferta pública de venta de acciones (OPV) pero quebró Lehman Brothers y los planes se metieron en un cajón. “Ahora la situación es la inversa, pues tenemos fondos para invertir. Además, el negocio de la ingeniería es muy cíclico y cotiza mal porque los inversores quieren negocios más predecibles. Ahora la opción de la Bolsa no está sobre la mesa. ¿Que lo esté en el futuro? Puede ser”.
En 1966, de la mano de su tío José Manuel llegó el estreno internacional de Sener al ganar el concurso para el diseño y construcción de una torre de lanzamiento de cohetes en Kiruna (Suecia). Desde entonces, el grupo vasco ha estado presente en algunos de los principales proyectos de ingeniería del mundo, como los programas de la Agencia Espacial Europea y la NASA, la línea de alta velocidad en California, el metro de Lisboa o el de Dubai, entre otros muchos. En energía es la empresa líder en tecnología solar termoeléctrica, y en naval hace 50 años que desarrollaron un software que es uno de los más empleados del mundo para el diseño de buques. “¿Cuál es el proyecto del que me siento más orgulloso? Esa es una pregunta trampa. Es como si tuviese que elegir entre uno de mis hijos”.
Aunque le cuesta quedarse con una de las iniciativas, habla con especial cariño de ITP. “En 1989 creamos una industria de motores de aviación en España casi desde cero”. Todo iba bien hasta que su compañero en el proyecto, Rolls-Royce, decidió cambiar los términos del acuerdo societario. La alta especialización de Sener en el desarrollo de turbinas de baja presión, un los módulos de los motores que luego se vendían a Airbus o Boeing, hizo que el grupo británico temiese que podía ser contraproducente al depender en exceso de su socio. “Ahí ya no pintábamos nada y decidimos vender”. Esta semana, precisamente, se ha filtrado que Rolls-Royce estudia ofertas para vender ITP. “No sé a que obedece. No me explico que una compañía se haga con el 100% de otra y al año quiera venderla”. Con el dinero recaudado por la desinversión, Sener se plantea potenciar su crecimiento inorgánico. De momento, hace unos meses cerraron la compra de la firma aeroespacial Tryo. “Vamos a hacer más operaciones, pero siempre con la vista puesta en el largo plazo. En el mercado nos ven como una empresa con unos recursos económicos importantes y eso encarece cualquier objetivo en el que nos fijemos”, concluye Sendagorta.
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