Hablemos de educación
El debate sobre el sistema de pensiones público en España es algo que lleva años sobre la mesa, y cada vez que hay un cambio de Gobierno vuelve a surgir. Sin entrar en ideologías políticas ni en el actual debate, lo que es una realidad es que la pensión media en España para los hombres es de 1.200 euros mientras que la de las mujeres es de 760 euros. Y lo que también es una realidad, que seguro a muchos nos pilla muy cerca, es que cuando las personas se jubilan y surgen enfermedades y problemas de dependencia, las cuantías de las que hablamos son insuficientes para una vida y una atención dignas.
El lunes 1 de octubre celebramos el día de la educación financiera en España, en línea con las actividades promovidas por la OCDE —el organismo coordinador y transmisor de principios y buenas prácticas en el mundo financiero a nivel internacional— y es un momento idóneo para recalcar que, cada año, se pone de manifiesto en numerosos estudios que el nivel de cultura financiera en nuestro país dista mucho de la media europea, tanto en jóvenes como adultos y que, si atendemos a las diferencias de género, estas deficiencias son aún mayores en el caso de las mujeres.
En esta ocasión me gustaría llamar la atención sobre la necesidad de promover el conocimiento sobre las posibilidades de ahorro a largo plazo, con el objetivo de obtener una pensión complementaria a futuro, que ayude a cubrir parte de las necesidades una vez que estamos jubilados. Porque no es lo mismo empezar a ahorrar 20 euros todos los meses, cuando uno tiene 25 años, que empezar a hacerlo cuando se tienen 50.
Y en el caso de aquellos adultos que están ya jubilados o a punto de hacerlo, y que no hayan invertido en productos de ahorro diseñados para la jubilación, creo que es necesario asesorarles sobre cómo hacer líquido su esfuerzo ahorrador, en muchas ocasiones concretado en viviendas, negocios familiares, o en otro tipo de activos no líquidos. Esta es sin duda una asignatura pendiente por parte de las instituciones, sobre todo de los poderes públicos, más preocupados en numerosas ocasiones por ganar votos y ofreciendo soluciones a menudo insuficientes, que por fomentar una cultura y una transparencia en temas financieros que ayuden a los ciudadanos a tomar decisiones correctas, con un impacto significativo sobre su bienestar.
Por tanto, quizás sería oportuno realizar menos actividades en los “Hogares del jubilado” relacionadas con el juego y el baile, y desarrollar más acciones encaminadas a ayudarles a tomar decisiones en temas que tienen un impacto crucial en sus vidas. Porque no todo el mundo puede depender de una nieta con educación financiera que, además, adora a su abuela.
Mónica Guardado es directora general de Afi Escuela de Finanzas
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