¿De verdad conoces todas las coberturas de tu seguro?
Desde pólizas de salud que indemnizan el retraso de un vuelo hasta seguros de hogar que cubren robos fuera del domicilio, las garantías de estos contratos son, a veces, inesperadas
Tener la misma cobertura en dos o más seguros distintos, o tenerla en uno solo, pero ignorar del todo su existencia. Esta situación, que puede parecer paradójica, se da en mucho más casos de los que se cree, según los operadores del sector. Ocurre en todos los ramos del seguro, entre ellos, el de las pólizas de viaje. “Las personas contratan un seguro de viaje por cuatro razones: disponer de asistencia médica en el extranjero, recuperar su dinero si no pueden viajar, protegerse ante daños, pérdida o demora en la entrega de sus equipajes, y ser indemnizados ante incidencias o huelgas de transporte”, explica Arturo Moreno, director comercial de InterMundial, bróker especializado en este tipo de pólizas. “Pero, aparte corroborar que están aseguradas ante estas circunstancias, son pocas las personas que leen con detenimiento todas las coberturas, de las que muchas veces no se benefician por desconocimiento”, añade.
Entre las situaciones o eventos que indemnizan algunos seguros de InterMundial, por ejemplo, están el asesoramiento jurídico por teléfono, el secuestro o, en los más completos y hasta los límites contratados, la cancelación del viaje por despido, causas de libre desistimiento, cancelación de la boda (en el caso de una luna de miel), sanción de tráfico superior a 600 euros, incorporación urgente a Fuerzas Armadas, Policía o Bomberos, y actos de piratería aérea, terrestre o naval.
Si es lógico, además, que este tipo de coberturas se encuentren en un seguro de viaje, no es tan evidente que algunas de ellas se hallen en una póliza de salud, lo que sin embargo ocurre en Aegon, entre otras compañías. En su caso, si el viaje se demora por culpa del transportista seis o más horas, su seguro de salud indemniza 60 euros por cada fracción de seis horas, por un máximo de 180 euros. Y concede hasta 120 euros para la compra de ropa y objetos de primera necesidad si el viajero sufriera una demora en la entrega de su equipaje superior a las seis horas, un importe al que se sumarían otros 180 euros si el retraso superara los tres días. Asimismo, una avería o pérdida del equipaje reconocido por el transportista daría lugar a una indemnización complementaria de hasta 900 euros.
¿Incapacidad permanente o absoluta?
Más allá de este tipo de pólizas, más utilizadas en vacaciones, el director técnico de la correduría de seguros Lluch & Juelich Brokers, Carlos Lluch, señala otras coberturas desconocidas. “En seguros a personas, tal vez la que menos se conoce es la incapacidad permanente total o profesional”, destaca, es decir una invalidez que no permite al asegurado ejercer su profesión pero le consentiría trabajar en otra, en la que, sin embargo, posiblemente tenga ingresos más bajos. En su lugar, es más común tener contratada la invalidez absoluta, que impide ejecutar cualquier trabajo.
Otro seguro muy desconocido –aunque “muy barato”, en palabras de Lluch– y capaz de aliviar una situación “dramática para el individuo y su familia” es el que cubre la dependencia, al garantizar una renta vitalicia o temporal con la que pagar cuidadores o una residencia. En el seguro de vida de Aegon se incluye una bolsa de ayuda de 50 horas anuales con un mínimo de tres horas por servicio, para prestaciones como levantar de la cama, aseo personal, comida, y cambio de ropa, entre otras.
Y si Urtzi González, abogado del despacho Sanahuja Miranda, apunta que en el seguro de vida pueden incluirse los gastos funerarios del asegurado fallecido, Lluch relata haber asesorado una empresa para incluir, en sus pólizas de decesos, una cobertura que permita hacer real un sueño tras la muerte, como regalarle un viaje a los nietos, pagarles la carrera o cualquier otra cosa se le antoje al tomador.
El seguro de hogar, fuera del domicilio
En los entresijos de un seguro de hogar también podría esconderse una cobertura inesperada, como un robo que se produjera fuera del domicilio, en la vía pública. Quedan normalmente excluidos “los hurtos (sustracciones al descuido) y los importes en efectivo, debido a lo difícil que resulta su prueba”, subraya González.
“Desatascos, incluso preventivos; el envío de un manitas; cuidados en casa si hemos sufrido algún accidente doméstico; la custodia de nuestra mascota mientras estamos hospitalizados…”. Son muchas las coberturas que, en palabras de Lluch, se pueden encontrar en este tipo de póliza, aunque el bróker advierte de que, por el contrario, en los seguros low cost la tendencia es hacer desaparecer hasta las “de cajón”. “Por ejemplo, ¿qué tal no tener vivienda alternativa si sufrimos un incendio?”, ironiza, al referirse a compañías que no la garantizan.
¿Y si quebrara el seguro del coche?
Pese a su relevancia, en el seguro de coche pocos valoran la cobertura que ofrece el llamado asegurador subsidiario. “Si nuestro seguro quebrara, el Consorcio de Compensación de Seguros se haría cargo de los daños causados a terceros”, explica Lluch. ¿Cuál es el problema? Que esta cobertura solo puede ofrecerla un asegurador español y no se encontrará en “compañías extranjeras no controladas por nuestras autoridades”.
González prefiere hacer hincapié en la cobertura de defensa jurídica, que pone a disposición del asegurado asistencia legal proporcionada por la aseguradora o sufraga el coste de la misma hasta el límite previsto por el contrato, en el caso de que el tomador quiera elegirlos por su cuenta.
Otra garantía que destaca Lluch, especialmente importante para excursionistas, cazadores, gente de campo, ingenieros o constructores, es la de circulación por vías no aptas, que cubre los daños que puedan ocurrir, entre otros, en caminos de tierra. “También es importante contar con el rescate, algo fundamental para recuperar el coche que cayó por un barranco o al mar”, agrega Lluch.
¿Quién es el culpable?
Los “culpables” del desconocimiento de estas coberturas son varios, según este bróker. En la cabeza de su lista Lluch pone al propio cliente, “quien muchas veces presta más atención al precio que a lo que realmente cubre su seguro”. Luego vienen la calidad del asesoramiento que el canal de distribución le brindó, la escasa claridad de los contratos, y el hecho de que el seguro no es proactivo cuando se le comunica un siniestro y no ofrece todas las coberturas “más allá de la obvia que se reclama”. En el caso de pólizas “impuestas” por el banco, a veces no ha habido “explicación alguna, y la asistencia en siniestros es pobre o nula en sucursal”, añade.
No extraña, pues, que no solo existan coberturas que los usuarios ignoran, sino también que una misma garantía que se desconoce y que está presente en un contrato de seguro, se encuentre también en otro. Una por todas, “la asistencia en viaje”, señala Lluch. “La tenemos y la pagamos en seguros de coche, hogar, médicos, en tarjetas de crédito e incluso en paquete vacacionales”, afirma. En su opinión, sin embargo, se trata de “productos casi placebo, con coberturas insignificantes, y que pueden causar problemas graves por exceso de confianza”, como esas “tarjetas VIP de líneas aéreas que ofrecen asistencia sanitaria en EE UU hasta 6.000 euros, cuando una fractura de tobillo puede costar en ese mercado 42.000 euros”.
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