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¿Para qué sirve LinkedIn?

La red social defiende que es un lugar para lograr trabajo, pero los expertos creen que no es un medio de colocación

Una usuaria de LinkedIn consulta su perfil en esta red social
Una usuaria de LinkedIn consulta su perfil en esta red socialÁLVARO GARCÍA

LinkedIn es la mayor red dedicada a temas profesionales del mundo. Es también una red inusual que, aunque también tiene su parte de apariencias, poses y algún intento de estafa ocasional, se distingue por unas interacciones comedidas, constructivas y con índices mayores de buena educación y respeto. Según Raúl Suárez, responsable de Negocios en LinkedIn en España, esto se debe a que “en cuestiones de trabajo la gente no se le juega como en otras redes”. Y es un número alto de gente. Según el directivo de la red social, hay 20 millones de perfiles de empresas y 560 millones de usuarios, dentro de los cuales están más de 10 millones de españoles con perfil personal activo. Esto es casi la mitad de la población activa española. Y lo que nos lleva a la siguiente pregunta: ¿de verdad vale LinkedIn para encontrar trabajo?

“Sí”, afirma Suárez, “se puede encontrar trabajo” que explica que, según las actualizaciones que los usuarios realizan en sus perfiles, han podido detectar un 35% más de contrataciones en la red en el último año.

La compañía dice que ofrece toda una gama de servicios profesionales más allá del empleo

Un paseo por los comentarios en redes sociales podría indicar que la percepción de los usuarios es diferente. Abundan los ejemplos de personas que se quejan de que jamás han encontrado nada en esa red, pese a cursar numerosas solicitudes. Una de ellas da números: “7 meses, 114 currículums enviados, una sola entrevista, cero trabajo”. Hay quien compara LinkedIn con una red para ligar: oferta y demanda desiguales, mucha frustración, muchas notificaciones de la web sobre cosas prometedoras que no llevan a nada y la promesa de que cambiando a la modalidad de pago irá todo mejor. Suárez es escéptico con esa percepción y matiza que LinkedIn es una red social sobre asuntos profesionales, no un mero portal de anuncios de empleo: “Es un lugar donde uno se crea su marca personal y eso no es algo que se haga sólo cuando estás en el paro; vale para crear y ampliar una red de contactos porque los seres humanos somos animales sociales”. Para Suárez, que se compartan gestos personales como qué se lee o qué se comparte tienen un valor diferencial; “Hay más interacciones sociales que de ofertas de empleo”.

Para José Esteban Mucientes, consultor de marketing digital, la mayor ventaja de LinkedIn es que es una red “muy fácil de usar y de entender”, pero no una a la que acudiría esperando encontrar trabajo. “Personalmente”, explica Mucientes, “creo que es más útil para las empresas y más para observar a la competencia y conocer el estado del arte”. El consultor destaca también los mecanismos de fidelización de la red: “Utilizan muy bien la gamificación; te van dando objetivos que conseguir, primero para completar tu perfil y luego para hacer uso de la red de manera que alimente tu ego, con los rangos de usuarios” (que abarcan de “principiante” a “experto” y su categoría más alta: “estelar”). En ese sentido, admite Mucientes, “sí que se parece a las redes de ligar”.

“Es más útil para que las empresas observen a la competencia” , dice José Esteban Mucientes

Pero una red dice abarcar casi a la mitad de la población activa española, ¿es un reflejo fiel del mercado laboral de España? Antonio González, economista experto en trabajo de Economistas Frente a la Crisis (EFC) cree que no. “Tenga o no tenga 10 millones de usuarios, el tipo de perfiles que se ven en LinkedIn no reflejan al trabajador español habitual”. González explica que, además de la brecha digital (los trabajadores que no pueden o que no saben usar Internet), existe una brecha de formación en esa red social: “son gente de alta cualificación, por lo general” y está de acuerdo con Raúl Suárez en que es más una herramienta para hacer contactos que para encontrar empleo. El economista también coincide con Mucientes en cuanto a que cree que es más útil para las empresas que para los trabajadores. Las empresas, explica González, la usan para reclutar personal de alta cualificación pero desde el punto de vista del usuario, “no es nada ni remotamente parecido a un instrumento de colocación”. Hay dos tipos usuarios que no encontrarían trabajo fuera de las redes y mucho menos dentro de ella: “uno de cada cuatro desempleados en España lleva más de cuatro años en el paro”, una proporción que, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) se ha duplicado desde que el empleo volvió a crecer, en 2014. “Estas personas”, explica González, “llevan cuatro años o más sin recibir ningún tipo de oferta de trabajo, dentro o fuera de las redes”.

Y luego existe otro segundo tipo de personas inempleables, aquellas tienen baja cualificación profesional. Personas que, según cuenta Antonio González, suelen ser personas jóvenes que fueron expulsadas del sistema educativo. Para Raúl Suárez, de LinkedIn, su red ofrece soluciones para ello. Concretamente LinkedIn Learning, una plataforma de formación en línea donde los usuarios de la red social pueden acceder a cursos y tutoriales donde ampliar sus habilidades. González no cree que eso ayude a superar la brecha formativa del mercado laboral español: “la mayor parte de estas personas no van a volver a la escuela ni a ponerse a estudiar”. El economista explica que necesitan otro tipo de formación, como por ejemplo, la necesaria para obtener un carnet de carretillero.

“El tipo de perfiles no reflejan al trabajador español habitual”, según Antonio González

Los datos estadísticos también excluirían de la categoría de empleables a los parados mayores de 50 años. Éstos, junto a los jóvenes no cualificados, estarían “abandonados por el sistema”, según González, que afirma que no se hace nada por dotarles de nuevas competencias o por reciclarles.

Pero el que haya trabajadores inenmpleables no es culpa de una red social, sino un problema que ha de ser resuelto por mecanismos estatales. Antonio González explica que los desequilibrios del mercado laboral español han de ser abordados, sobre todo, desde los servicios públicos de empleo. Al miembro de EFC no le extraña que se acuda a grandes redes sociales, pues los contactos siguen siendo una de las principales vías de conseguir trabajo y las redes pueden ser una extensión de éstos. Pero han de ser los servicios públicos los encargados de reinsertar a las personas excluidas del mercado de trabajo y más con una demografía que avisa de que la población activa va a reducirse sustancialmente en las próximas décadas.

Volviendo a comparar la búsqueda de empleo con la del amor, el trabajador busca trabajo prácticamente a ciegas. Algo que confirma González: “es muy difícil tener los conocimientos especializados en el mercado laboral que te permitan saber cómo y dónde encontrar empleo; los parados, especialmente los recientes, lo afrontan con un lógico aturdimiento”. Y nuevamente se harían necesarios aquí unos servicios públicos de empleo que, según González, “solucionaran los desequilibrios que no puede solucionar una red privada”.

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