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Las instituciones piden a España que baje la deuda ahora que hay margen

El Banco de España, la Autoridad Fiscal, el mecanismo de rescate europeo y el FMI lanzan esta semana advertencias sobre la necesidad de aprovechar la coyuntura favorable para reducir el elevado endeudamiento público

Antonio Maqueda

Reducir más la deuda pública ahora que la coyuntura es favorable. Ese es el mensaje que cuatro instituciones han lanzado esta semana a España: el Banco de España, la Autoridad Fiscal (Airef), el mecanismo europeo de rescate (Mede) y el FMI. La Comisión Europea ya alertó de la falta de medidas estructurales para bajar el déficit. Todo se confía a los ingresos de la bonanza. Pero no se asegura que las cuentas públicas estén mejor preparadas para afrontar otro shock. O, incluso, una subida de tipos.

La ministra de Economía, Nadia Calviño, con el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.
La ministra de Economía, Nadia Calviño, con el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.Horst Wagner (EFE)

En su labor de Pepito Grillo, el Banco de España apuntó el miércoles que una subida de 100 puntos básicos en los tipos costaría, al menos, unos 9.000 millones de euros a España, y calificaba de “modestos” los esfuerzos realizados hasta ahora para bajar el déficit público. Este viernes, la Autoridad Fiscal advirtió sobre el riesgo de que la deuda pública se quede estancada en el futuro en el 90% del PIB, unas cotas demasiado elevadas. Y el Mede, en su informe anual, señaló el jueves que España debía tener “un plan fiscal creíble” y continuar con las reformas “dado su elevado nivel de deuda pública”. Tras cinco años de recuperación, “no hay excusas” para que los países más endeudados del euro no hagan más, declaró este viernes el Fondo Monetario Internacional.

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Mientras el Gobierno sopesa qué hacer con las pensiones o con la financiación autonómica, el anterior Ejecutivo le dejó unos Presupuestos que pueden cerrar el déficit en el 2,9%, lejos de la meta del 2,2%. Y los avisos se suceden. España ha dejado de tomar medidas para reducir de forma permanente el déficit y la deuda pública. Y eso hace que las cuentas mejoren en gran medida solo porque la vigorosa recuperación reporta cuantiosos ingresos. Sin embargo, esa recaudación podría desaparecer en el caso de reeditarse una recesión. O ir perdiendo fuerza conforme se ralentiza el crecimiento.

Así que todos los organismos apuntan en la misma dirección: en su último análisis sobre España, el FMI ya insistía en la necesidad de que el país recobrase un cierto margen fiscal. Y ayer recogió en su informe sobre la eurozona una frase que se puede aplicar en especial a España, el país con mayor déficit de todos: “En el quinto año de expansión económica, no hay excusas para no reconstruir los colchones fiscales. Muchos países con alta deuda pública están haciendo poco o ningún esfuerzo para consolidar las cuentas, confiando la reducción del déficit a la mejora cíclica de los ingresos”. Y concluía que Bruselas debería ser “más estricta” con las reglas fiscales.

Aunque la deuda privada ha descendido, la pública y la que se tiene con el extranjero son muy altas, y las tendencias demográficas empujarán al alza el gasto social. Al final, los mercados juntan en sus análisis la privada y la pública, y usan la calificación del Estado como un escalón mínimo a partir del cual fijan los costes de financiación para todos. Si la Administración sufre por financiarse; el resto aún más. De ahí que, al igual que con la cigarra y la hormiga, haya que prepararse ahora para peores momentos. Ese es el monotema sobre el que alertan los organismos económicos.

El Mede, el mecanismo europeo de rescate que prestó a España el dinero para sanear los bancos, destaca en su informe anual publicado el jueves el elevado crecimiento de España, "muy por encima de la media de la zona euro". Sin embargo, también pone un importante pero: “Dados los elevados niveles de deuda pública, una política fiscal creíble y un fuerte impulso reformista son claves para reducir la vulnerabilidad del país a shocks adversos”, sostiene. Y añade que, aunque el endeudamiento con el extranjero ha disminuido hasta el 80,8% del PIB, sigue siendo “alto”.

“A pesar de la reciente evolución macroeconómica positiva y unas condiciones muy favorables en los mercados financieros, la disminución en la ratio de deuda sigue siendo limitada”, afirmó ayer en un informe la Autoridad Fiscal.

Y en la misma línea se expresa el Banco de España. El BCE ya ha asegurado que las subidas de tipos se harán de forma gradual a partir de septiembre de 2019. Sin embargo, ante la proximidad de escenarios en los que los intereses pueden repuntar, el Banco de España divulgó el miércoles un estudio sobre qué sucedería si los tipos suben más de lo esperado entre 2018 y 2020. Para ello, toma, “a título meramente ilustrativo”, un incremento de 100 puntos básicos en los tipos de financiación. Y el coste total que estima ascendería, al menos, a unos 9.000 millones. En estos cálculos se incluye el beneficio que se obtendría por la remuneración de los depósitos, sobre todo de las familias. Pero no se contabilizan los efectos añadidos que podría tener sobre el PIB. Es decir, el impacto podría ser aun mayor.

Solo en los intereses de la deuda pública sería de 3.600 millones, “sustancialmente mayor que los que se estimaban hace unos años, con anterioridad al notable aumento registrado por el endeudamiento de las Administraciones, que ha acrecentado la sensibilidad a los tipos”, dice. Y destaca que se trata de una factura “relevante”. Como ya hizo en sus últimas proyecciones, señala que “la intensidad prevista del proceso de consolidación presupuestaria a lo largo del periodo 2018-2020 es, dado el favorable contexto cíclico esperado, modesta”. En definitiva, a todas las instituciones les preocupa que el sector público no esté aprovechando la coyuntura para crear algo de espacio fiscal con el que afrontar próximas crisis.

Las consecuencias de una subida de tipos

Cuando llegó la Gran Recesión, la deuda pública de España se situaba en el 35,6% del PIB. Pero la próxima vez no estará en un punto tan bajo. Lo que brindará poco margen, máxime cuando el baby boom comenzará a jubilarse alrededor de 2022, presionando sobre el gasto público.

Tampoco ayudará el momento en el que suban tipos: según el Banco de España, la factura de 100 puntos básicos más alcanzaría en tres años el 0,35% del PIB para las empresas, unos 4.200 millones; el 0,3% del PIB para las Administraciones, unos 3.600 millones, y 0,6 puntos de la renta bruta disponible de los hogares, unos 4.200 millones, que se quedarían en solo 0,2 puntos, esto es 1.400 millones, una vez se resta lo que reciben las familias por sus ahorros. Incluso si las empresas han bajado deuda, el efecto es todavía “elevado”, dice. El banco ya ha explicado otras veces que el reparto de la carga de intereses en los hogares sería desigual: los de más edad y más ricos se beneficiarían por sus depósitos; los más jóvenes y con rentas bajas tendrían más dificultades.

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Sobre la firma

Antonio Maqueda
Periodista de la sección de Economía. Graduado en Periodismo en la Universidad de Navarra y máster por la Universidad de Cardiff, ha trabajado en medios como Cádiz Información, New Statesman, The Independent, elEconomista y Vozpópuli.

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