El sueldo del consejero, a debate
El V Foro del Consejero pide más transparencia a las empresas cotizadas para que las remuneraciones sean proporcionadas
Apenas se habían escuchado palabras de saludo cuando abrió fuego el presidente de la CNMV: la remuneración de los consejeros y altos ejecutivos está “de máxima actualidad”, es un tema “de gran sensibilidad social” a nivel internacional y en España, pese a que se han producido avances, “hay mucho margen de mejora”. Fue uno de los temas estrella del V Foro del Consejero, organizado por KPMG, IESE y EL PAÍS, con el patrocinio de AON y Heidrick&Struggles, y el que generó la noticia del día el pasado martes: la reforma del Infome Anual de Remuneraciones de los Consejeros que las cotizadas tienen que cumplimentar cada año, anunciada por el propio Albella.
Albella tiró de las orejas a algunas de las empresas a las que la CNMV supervisa. “Estamos a buen nivel en lo que se refiere a normas, aunque hay todavía mucho margen de mejora en cuanto a su aplicación”. Y más en concreto, apreció “carencias” en la información que algunas empresas facilitan sobre algunos aspectos de su política de retribuciones: los sistemas de ahorro a largo plazo, las indemnizaciones por cese, los pagos en acciones, los momentos en que los directivos tienen derecho a hacer efectivos estos conceptos y sus límites, etc. Quiere más “claridad” y una mayor sujeción a conceptos como transparencia, control por parte de los accionistas y “alineación de la remuneración con el interés de la compañía a medio-largo plazo”.
Esa fue una de las cuestiones clave. ¿Conseguir un determinado porcentaje de revalorización de la acción en un año es suficiente? ¿O hay que mirar más lejos? El presidente de Repsol, Antonio Brufau, fue tajante. “Las retribuciones han de ser sensatas y acordes con la responsabilidad de cada uno y con el mercado. Hay que incentivar al ejecutivo a que se vincule con el éxito de la empresa y eso no pasa solo por la cotización”, dijo en un diálogo con Javier Ayuso, adjunto al director de EL PAÍS. “Antes todos cobraban en acciones y el interés en subir la acción no siempre iba acorde con los objetivos de la empresa a largo plazo”, añadió, para explicar que solo un 10% de la parte variable a corto plazo del sueldo de los consejeros ejecutivos de Repsol está vinculada a la marcha anual de la acción. A largo plazo, se vincula al “retorno total al accionista”.
También Antonio Vázquez, presidente de IAG, abundó en la idea de que la remuneración del consejero no se vincule exclusivamente a la cotización. Dijo recibir de los inversores la “insistencia tremenda” en que se tengan en cuenta objetivos no financieros a la hora de fijar las retribuciones de los ejecutivos. Como ejemplo, citó la “aceptación” de la marca entre el público. “Somos un portfolio de marcas y la viabilidad futura y la sostenibilidad de nuestro negocio está en la fuerza que esas marcas puedan seguir teniendo a futuro”, dijo. En todo caso, se declaró partidario de que una parte de la retribución del alto cargo sea “un salario fijo importante, acorde al mercado” y otra, “sin lugar a dudas” se pague en acciones de la compañía, eso sí, con la vista puesta en que “ejecutivo y accionista ganen dinero con criterios de sostenibilidad de la cuenta de resultados que no permita que se agote el negocio a futuro”. Brufau subrayó esta idea al decir que le gusta que “los ejecutivos decidan invertir sus ahorros en la compañía. Es la mejor forma de creer en ella”.
José Manuel Vargas, presidente y consejero delegado del gestor aeroportuario Aena, se separó un tanto de esta apreciación al defender que las retribuciones de los consejeros deben ir en línea con el valor que generan para el accionista, sin especificar plazos. Ante la dimensión mediática que suelen tener en ocasiones los pagos a determinados consejeros que se marchan de empresas con pingües indemnizaciones, Vargas se mostró comprensivo ante la “sensibilidad de la opinión pública”, pero llamó a no criticar las retribuciones de los directivos “como concepto”, sino en poner el énfasis en “aplicar bien” la política remunerativa. Admitió, eso sí, que existe “escándalo y desencanto” por la crisis y porque se percibe que empresas que han tenido problemas los hayan “trasladado a los trabajadores o accionistas y no a los gestores”. En este sentido, recomendó “ejemplaridad” para que las empresas recuperen el “aprecio” de la sociedad.
Más consejeras
Queriendo o no, el Foro estuvo marcado por el discurso inaugural de Albella, que además de abordar el espinoso tema del sueldo de los directivos, hizo balance de los dos años de vigencia de la nueva ley de Sociedades de Capital y, sobre todo, del Código de Buen Gobierno que la CNMV presentó en 2015. Albella hizo un balance “netamente positivo” de ese nuevo régimen de gobierno corporativo, que ha permitido mayor renovación de los consejos de administración, por la limitación a 12 años del mandato de los consejeros independientes, y un mayor grado de diversidad en ellos, desde el punto de vista de la capacidad o experiencia. Reprochó en cambio que la presencia de mujeres en los consejos aún está lejos del objetivo del 30% para 2020. A cierre del año pasado, solo había un 16,5% de consejeras (22,5% en las empresas del Ibex). “Llevamos mucho retraso, deberíamos estar algo avergonzados”, sostuvo.
Vázquez se defendió rápido al reiterar el compromiso de su empresa de contar con un tercio de mujeres en el consejo en 2020. Actualmente, hay tres, dijo, por lo que solo haría falta incorporar a una para cumplir el objetivo. Por su parte, Brufau subrayó que “diversidad es más que las mujeres” y citó la conveniencia de distintos orígenes geográficos o experiencia profesional. “Exigimos mucho más a una mujer que a un hombre”, admitió, “se necesita un apoyo a la diversidad en el caso del género, porque si no hacemos nada, lo fácil es que no pase nada”. Aunque no se comprometió, aseguró que Repsol “intentará” cumplir el objetivo que está en su reglamento.
Albarracín pide más transparencia
“Impulsen los principios de buen gobierno. Contribuyan con su ejemplo a la buena marcha de la economía española”. Con esta llamada a la responsabilidad empresarial cerró la secretaria de Economía y Apoyo a la Empresa, Irene Garrido, el V Foro del Consejero. El Gobierno, dijo, ha hecho sus deberes en este aspecto, con medidas como limitar el sueldo de los directivos de bancos con ayudas públicas, la limitación del mandato de consejeros independientes, la reforma de los órganos supervisores o la ley de Transparencia.
Transparencia fue precisamente lo que demandó Hilario Albarracín, presidente de KPMG en España, a los consejeros presentes en el acto. La consideró una “prioridad” para la reputación corporativa, por lo que pidió un papel activo de los consejos a la hora de comunicar sus actividades. Según Albarracín, hay una “exigencia” cada vez mayor de consumidores, reguladores e inversores respecto al buen gobierno de las empresas, incluso de parte de los futuros empleados. Así, citó una encuesta elaborada por KPMG entre 4.000 universitarios, según la cual, ocho de cada 10 no trabajarían en una empresa que no compartiese sus valores y consideraron más importante el “propósito” de la compañía que el salario.
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