¿Qué significa el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio de la OMC para América Latina?
El acuerdo actualiza las reglas comerciales para dar respuesta a las demandas de los productores y consumidores de hoy
El 22 de febrero entró en vigor el histórico Acuerdo sobre Facilitación del Comercio (AFC), al alcanzar los dos tercios necesarios para su implementación con la ratificación de 112 de 164 países. Esta es la culminación de un largo esfuerzo desde que los miembros de la OMC concluyeron el AFC en el año 2013.
Con este acuerdo se actualizan las normas comerciales que facilitan el movimiento de bienes entre países, dando respuesta a las demandas y necesidades actuales de los productores y consumidores. Esto es particularmente relevante en un mundo donde el comercio de bienes intermedios (productos que se utilizan en la fabricación de productos de consumo final) representa aproximadamente un 60 % del comercio total. Esto implica que, si las firmas pretenden ser competitivas y los países desean participar en las cadenas globales de producción, los bienes tienen que poder cruzar las fronteras de forma rápida, segura y a bajo costo. Esto es precisamente lo que permitirá el AFC y lo que hace que su implementación sea tan significativa.
Se trata de un gran acontecimiento para la comunidad internacional y, en particular, para América Latina y el Caribe. Para la Organización Mundial de Comercio (OMC) constituye un hito: es el primer acuerdo multilateral implementado en los más de veinte años de funcionamiento de dicha organización. Esto demuestra que los países mantienen aún su compromiso de trabajar juntos para profundizar y mejorar el funcionamiento del sistema de comercio internacional.
En muchos aspectos, la región de América Latina y el Caribe está bien posicionada para aprovechar esta nueva agenda de facilitación del comercio
El AFC es especialmente importante para América Latina y el Caribe, donde el nivel de integración de los países es menor y donde la complejidad de los procedimientos, los altos costos y las demoras en los cruces fronterizos son algunos de los principales obstáculos al comercio. En esta región las mercancías se demoran un promedio de 4,5 días en los controles fronterizos, mientras esa demora es de apenas 2,5 días en Asia y menos de un día en los países de la OCDE. Asimismo, los países latinoamericanos tienen una menor participación en las cadenas globales de valor comparados con sus pares asiáticos y europeos; y la participación de la región en encadenamientos productivos a través de filiales extranjeras integradas verticalmente es menor de lo que podría esperarse, dado su nivel de desarrollo.
El AFC puede contribuir a remediar esta situación. Según estimaciones de la OMC, la plena implementación del AFC reduciría los costos comerciales un 14% en promedio, y los países en desarrollo serían los más beneficiados. Se estima que la reducción de los costos comerciales para los países de América Latina y el Caribe oscilaría entre el 12% y el 23%. Asimismo, como consecuencia del AFC, se reducirá más de un día el tiempo necesario para importar y casi 2 días para exportar.
Hasta ahora, 19 países de América Latina y el Caribe han ratificado el acuerdo, entre ellos, algunos de los de mayor peso económico, como Brasil, Chile, México y Perú. Otros países se encuentran en distintas etapas del proceso de implementación y ya han remitido notificaciones a la OMC acerca de qué disposiciones del AFC implementarán y cuándo lo harán. La lista completa incluye a Belice, Chile, Dominica, El Salvador, Granada, Guyana, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Trinidad y Tobago y Uruguay.
En muchos aspectos, América Latina y el Caribe está bien posicionada para aprovechar esta nueva agenda de facilitación del comercio. Las iniciativas regionales, como la Alianza del Pacífico (AP), han priorizado la facilitación del comercio e incluido medidas que van incluso más allá que el AFC. Podemos citar, por ejemplo, los compromisos del acuerdo de la AP relacionados con la implementación de la interoperabilidad de las ventanillas únicas de comercio exterior y con el reconocimiento mutuo de los programas de operador económico autorizado (OEA, una acreditación a empresas que cumplen con medidas de seguridad y buenas prácticas en el comercio internacional). En el resto de la región, los países también están centrando sus esfuerzos de facilitación del comercio priorizando los proyectos de gestión coordinada de fronteras, las plataformas comerciales digitales y los sistemas de transmisión electrónica de información para agilizar los cruces fronterizos.
Estas iniciativas de facilitación del comercio están dando buenos resultados. Según una encuesta llevada a cabo por el Banco Interamericano de Desarrollo entre distintas empresas certificadas como OEA, más del 90% manifestó que la seguridad de sus cadenas de suministro había mejorado significativamente, el 72% expresó que su relación con los organismos aduaneros había mejorado, y el 65% notó una reducción de las inspecciones físicas de los cargamentos y las demoras en su procesamiento. Solamente en Perú, el programa de ventanilla única redujo las demoras aduaneras un 15% con respecto a las registradas en el año 2012 y generó ahorros por US$9 millones para los importadores y exportadores.
Estos beneficios son apenas el comienzo de lo que se puede lograr una vez que el AFC se haya implementado plenamente y todos los países de América Latina y el Caribe hayan adoptado sus disposiciones. Sin duda, con este acuerdo se reafirma el compromiso de los países para seguir mejorando el funcionamiento del sistema comercial mundial, sobre todo en una coyuntura donde se están cuestionando el valor de otros instrumentos de la política comercial como, por ejemplo, la negociación de nuevos acuerdos regionales de libre comercio.
Antoni Estevadeordal es Gerente del Sector de Integración y Comercio del Banco Interamericano de Desarrollo.
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