El grupo industrial mexicano de las mil caras
El grupo Iusa fabrica desde botones para productos textiles hasta tabletas electrónicas
Qué relación tienen los tomates hidropónicos, los medidores de agua y los botones de ropa? Que en México existe una misma empresa que los produce: el Grupo Industrias Unidas (Iusa). El conglomerado, uno de los más diversificados en el país azteca, cuenta con 20 áreas de negocio y distribuye sus productos, a través de un centenar de marcas, en 30 países. Su portafolio está compuesto por 9.400 artículos, que van desde tubos de acero para la industria de la construcción hasta tabletas electrónicas. Incluso, en una de sus mejores etapas, fue líder en telefonía móvil. Con 78 años de vida, la compañía factura actualmente 1.000 millones de dólares (unos 943 millones de euros) y busca expandir su abanico. Su apuesta ahora está en la generación de energía y desarrollo de paneles solares.
"Creemos que el futuro está en las energías renovables", asegura Estéfano Conde, director de relaciones institucionales del grupo. La empresa invertirá, en los próximos dos años, unos 750 millones de euros en la ampliación de su parque solar en el Estado de México (centro del país), que tendrá una capacidad de 400 megavatios, que equivale al consumo de 1,5 millones de hogares. La firma ya ha desembolsado 35 millones de euros en la primera fase del proyecto. Adicionalmente, ha instalado una fábrica que produce 500.000 paneles fotovoltaicos y que irá en aumento hasta llegar a dos millones.
"Estamos en el umbral de una revolución de energías limpias", comenta con regularidad Carlos Peralta (México, 1951), presidente de Iusa, a la prensa local. La expectativa del grupo es que en el medio plazo sus paneles solares estén en todos los hogares mexicanos.
Hablar de Industrias Unidas es enumerar una heterogénea lista de empresas que han sido testigos de los avatares económicos de México. Después de resistir varias recesiones, devaluaciones y desazones políticas, parece que el grupo no le teme a nada y se ha sabido proteger. Ni siquiera a Donald Trump y a sus promesas de renegociar y gravar con aranceles la importación de productos mexicanos. En 1996, adquirieron una fábrica en Pensilvania (EE UU) en donde producen tubos de cobre y cables para la industria de la construcción. Actualmente, un 44,2% de su facturación proviene de su vecino del norte.
Una empresa longeva
La historia de la firma arranca en 1939, cuando el padre del actual presidente de la empresa, Alejo Peralta Díaz-Ceballos (México 1916-1997), funda una pequeña fábrica de botones metálicos y quemadores de combustible para molinos de maíz. El país azteca, en ese entonces, vivía un fervor inusitado. Un año antes, el mandatario en turno, Lázaro Cárdenas, había decretado la expropiación de la industria petrolera, que estaba en manos de ingleses, estadounidenses y holandeses.
La medida apuntaló el crecimiento económico en los años siguientes, añade un análisis elaborado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Para 1940, mientras las grandes potencias del mundo se batían a cañonazos, las fábricas mexicanas echaron a andar la maquinaria, ante la falta de manufacturas provenientes de algunas naciones beligerantes. Los empresarios del país latinoamericano enarbolaban la producción de bienes a gran escala, y Peralta hacía gala de ello. "Yo fui el comienzo de la industrialización mexicana", solía decir, según un artículo de The Economist.
Lazos con el PRI
La prensa, tanto extranjera como local, insinuó en varias ocasiones que este éxito no solo se debía a la capacidad empresarial de su fundador, sino a los lazos que fue capaz de tejer con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que ocupó la escena política mexicana ininterrumpidamente desde 1929 hasta 2000, y que tras un paréntesis de 12 años volvió a ganar las elecciones en 2012. "Tenemos un vínculo con el poder como todas las grandes empresas", justifica Conde, quien insiste en que la compañía "trabaja con las instituciones, no con un partido".
En sus primeras décadas, la firma manufacturó productos eléctricos y ensambló medidores de luz. Entró en el mundo del deporte (creó un equipo de béisbol), al de las telecomunicaciones (consiguió una concesión de la naciente telefonía inalámbrica), y en el inmobiliario (fundó una empresa de bienes raíces). La lista de sectores en los que ha participado Iusa es interminable: desde criar toros a mantener neumáticos.
Hacia los años ochenta, el grupo cumplía 50 años y tenía bajo el brazo unas 84 enseñas comerciales. Una de ellas, quizás una de las importantes que ha tenido, fue Iusacell: una empresa de telefonía móvil, pionera en México, que llegó a cotizar en el mercado de valores de Nueva York. Con el paso del tiempo y tras diversos altibajos económicos, pasó de mano en mano hasta llegar a la estadounidense AT&T.
A la luz del nuevo siglo y tras la muerte del fundador, la firma ha puesto su mirada en el desarrollo de nuevas tecnologías. Instaló una plata para producir 30.000 tabletas electrónicas y reformó sus medidores de agua, luz y electricidad. "El éxito de la firma se debe a su diversidad", destaca Conde. "Con total certeza, en México hay un producto Iusa en todos los hogares del país"
Un país renovable
Las renovables se abren paso en México. Una reforma energética, aprobada en 2013, ha abierto la puerta a que las empresas del sector privado (como Iusa) compitan en el mercado de eléctrico con la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la empresa del Estado. Dicho cambio se ha aderezado con el objetivo que el Gobierno azteca se ha marcado hacia los próximos años. La meta es que en 2018, un 25% de la generación de electricidad proceda de energías limpias. Para 2024, el porcentaje debería subir al 35%.
Actualmente, las renovables representan un 15,86% de la generación total de energía en la nación latinoamericana. La hidroeléctrica reina con un 10,08%, seguida de la eólica (3,05%), geotérmica (1,98%) y el bagazo (0,63%). La fotovoltaica y el biogás (con un 0,06% cada una) son las últimas de la lista, según las cifras del Ministerio de Energía mexicano. La baja penetración y el potencial solar del país "son una gran oportunidad para incursionar en esta nueva área de desarrollo, asegura Conde. Sin embargo, Iusa no ha sido la única empresa que ha ajustado la mira. México ha captado inversiones de 12 países diferentes y un total de 34 compañías desembolsarán más de 6.100 millones de euros en la construcción de 52 nuevas centrales de generación de energías verdes.
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