Tesla ficha a Chris Lattner, ingeniero estrella de Apple
El padre del lenguaje Swift será responsable del piloto automático
Tesla celebra el fichaje de un ingeniero como si el último Balón de Oro se hubiese hecho una foto con la camiseta del nuevo equipo y besara el escudo. Chris Lattner, hasta ahora máximo responsable de Swift, el lenguaje de programación de Apple, será vicepresidente con la misión desarrollar el piloto automático de Tesla, uno de los mayores retos que afrontan los fabricantes de coches, pero que impactará en cómo se construyen las ciudades, las vías de transporte y los propios sistemas de comunicaciones.
Elon Musk se apresuró a retuitear la cuenta oficial de la empresa para esparcir la noticia. Lattner toma el relevo de Jinnah Hosein, vicepresidente de software de Space X, la empresa de cohetes que también fundó y dirige Musk. Hosein ha estado a cargo de los programas informáticos de ambas mientras daban con el candidato adecuado en Tesla.
En este circo en el que los ingenieros tienen trato de estrellas del rock, la salida de Lattner después de 11 años en Apple, ha generado gran revuelo. Swift es el lenguaje de programación que él mismo creó. Apple decidió hacerlo de código abierto para evitar que el pago de una licencia de uso fuese un freno para su expansión. Al igual que C, Swift es un lenguaje de programación orientada a objetos, alabado por su solidez y, relativa, facilidad.
En la última actualización para iPad, Apple incluye un programa para aprender este lenguaje, con tono lúdico y pensado para niños, buscan un impulso evidente en la alfabetización digital de las generaciones futura con Swift como base.
En su cuenta de Twitter, con más de 34.000 seguidores, Lattner no ha comunicado nada al respecto. Tan solo se pueden observar las imágenes de su último logro, una mesa de madera para el comedor hecha por él mismo. En su biografía mantiene una frase que quizá cambie pronto: “¡Swift será la revolución!”.
Pocas horas después de este fichaje, en la tarde del miércoles, se supo el nuevo astro que se sumaba a las filas de Tesla. Nada menos que Matt Casebolt, un diseñador con 52 patentes de Apple a su nombre. Casebolt es el creador de los últimos aparatos sorprendentes de Apple: la barra táctil del MacBook Pro y la primera generación de MacBook Air.
Apple no vivía una salida así desde que Tony Fadell, padre del iPod, se fue. La diferencia es que Fadell terminó en Google pero no fichó por ellos. Fundó su empresa y después fue adquirida por Google. En un entorno donde se premia la valentía al emprender proyectos propios se vio con buenos ojos que quisiera crear el primer termostato inteligente, pero no esperaban que la adquisición de su startup fuese la puerta de acceso al buscador.
En Silicon Valley esta salida, primer fichaje relevante del año, se interpreta como un síntoma de debilidad de Apple. En los dos últimos años Tesla se ha convertido en lugar preferente para los de Cupertino. Ni el largo camino para ir hasta Fremont, cerca del Oakland, al otro lado de la Bahía, ni la tensión por cumplir objetivos que se vive en la fábrica frenan su entusiasmo. Los perfiles que han cambiado van desde los departamentos de márketing a la jefa de comunicación, Sarah O’Brien, pasando por diseño, ingeniería y comercio electrónico.
El problema para Apple es que retenerlos no es una cuestión de dinero, sino de incentivo, de impacto. Cuando se habla con algunos de los que cambiaron la manzana por el gigante de la energía eléctrica suelen contestar lo mismo, la magnitud del reto que afrontan es su mayor motivación. Comparan y muchos ven que, aunque han formado parte de un equipo que hace productos que han cambiado los hábitos de los consumidores, el impacto que pueden tener siguiendo los planes maestros de Tesla de escala global y no solo en el mercado de consumo.
La contienda abierta por contratar y robar empleados entre ambas empresas tiene un nombre “la guerra de saqueo”, ‘poaching war’ en inglés. Elon Musk es el más agresivo, se refiere a la empresa de Tim Cook como el cementerio de Tesla. Y lo explicó en una revista alemana: “Contratan a la gente que despedimos. Siempre hacemos esa broma. Si no vales para trabajar en Tesla, te vas a Apple”.
En Cupertino todavía no ha anunciado su reemplazo. No será fácil. Hace falta un rol con gran conocimiento técnico, con visión de futuro para sentar las bases sobre las que creen los desarrolladores, pero también con habilidad para gestionar una comunidad muy activa cuya implicación hace que las aplicaciones sean una de las fuentes de ingresos más relevantes de Apple. Ted Kremenek, miembro de su equipo, es el mejor posicionado, para sucederle.
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