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Acero mexicano contra precio chino

Villacero sortea la rivalidad del gigante asiático gracias a la exportación a EE UU y Alemania

Planta fabril de Villacero.
Planta fabril de Villacero.

No es un buen momento para ser acerero. Las empresas se enfrentan a un mercado inundado de producto y una demanda cada vez más débil. Lejos quedan los días en los que el auge de las materias primas disparaba los ingresos. Para sobrevivir, las empresas han tenido que formar un frente común para exigir apoyos al Gobierno y, sobre todo, luchar contra la competencia desleal de China. Pero hay empresas de perfil bajo que a través de inversiones estratégicas han conseguido sortear lo peor de la crisis. Es el caso de la mexicana Villacero.

La firma fue fundada en 1955 como Materiales de Fierro de Monterrey, en plena explosión de la industria del estado septentrional de Nuevo León, para abastecer al hambriento mercado local. Durante sus dos primeras décadas fue consolidándose como una de las grandes distribuidoras de materiales ferrosos de México.

Pero Monterrey, donde se fundó la compañía, está a dos horas en automóvil de la frontera con Estados Unidos, por lo que era evidente que, tarde o temprano, el mercado estadounidense sería una pieza clave para la comercialización de sus productos. Y así fue: la primera gran alianza estratégica de Villacero sería con la empresa S&P Steel Products, de Houston (Texas).

Pero a diferencia de la mayoría de las grandes empresas de Monterrey, que tienden a expandirse a Estados Unidos, la verdadera internacionalización de Villacero fue hacia Europa. En 1999 se alió con la mayor distribuidora independiente de acero, la británica Stemcor, para iniciar su verdadero proceso de crecimiento internacional. Hoy la compañía tiene presencia en 34 países.

Después de México, las principales operaciones de Villacero se llevan a cabo en Estados Unidos y Alemania. Además de la alianza que selló en la década de los ochenta con S&P Steel, la mexicana afianzó su presencia en el mercado estadounidense gracias a una filial conjunta creada en 2007 con Arcelor Mittal. A través de este acuerdo, la empresa abrió sus canales de distribución en el suroeste de Estados Unidos para distribuir los productos mexicanos de la acerería luxemburguesa, propiedad del magnate indio Lakshmi Mittal. A cambio, Villacero le vendió la Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas (Sicartsa), en la costa del Estado de Michoacán. Esta es una de las grandes fábricas productoras de acero del país, con acceso a las ricas reservas de mineral del Pacífico mexicano, pero a la vez situada en una zona conflictiva y con una relación turbulenta con los sindicatos.

Alemania es otro de los pilares de la expansión internacional de la firma. Un acuerdo entre Coutinho, la rama alemana de Stemcor, y la siderurgia Ferrostaal creó la firma de servicios Coutinho&Ferrostaal. Posteriormente, la firma alemana abandonó la alianza, con sede en Hamburgo, dejando a Villacero como la única propietaria. Renombrada C&F International, es uno de los principales bastiones de su importante presencia en el mercado europeo.Tanto la creación de C&F como la filial conjunta con Arcelor Mittal se comenzaron a gestar antes de la crisis financiera de 2008 que impactó fuertemente a la industria. En un abrir y cerrar de ojos, la demanda cayó, el mundo se inundó de materias primas e inició una guerra de precios, principalmente con China.

El gigante asiático produce tanto acero como el resto del mundo, pero cada vez consume menos. No obstante, las empresas chinas se han aferrado no sólo a continuar con el mismo nivel de producción, si no a incrementar su oferta con la ayuda del bajo precio del hierro. La gran parte de estas acereras son propiedad del Gobierno, por lo que son un blanco fácil en las demandas judiciales de dumping.

Denuncia por deslealtad

En casi todos los países a los que China exporta acero ha sido acusada de vender el producto por debajo del coste de explotación con el fin de ganar cuota de mercado. En México, la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (Canacero) lleva varios años pidiendo cuotas compensatorias a las importaciones chinas bajo la amenaza de que, si el Gobierno no les hace caso, despedirán a miles de trabajadores. Al igual que en Estados Unidos y Europa, los acereros mexicanos han aumentado su actividad como lobbistas para sobrevivir a los problemas del sector.

Pero este no ha sido el caso de Villacero, que ha mantenido un perfil discreto. No cotizan en Bolsa y no pertenecen a la Canacero, por lo que suelen publicar relativamente poca información sobre el estado de la empresa. A pesar de que las cuotas compensatorias al acero chino han sido importantes, la acerera ha preferido no involucrarse en la política, concentrarse en las operaciones y expandir su mercado de la mano de socios estratégicos. Tal como afirma su director general para el sector acerero, Armando Lozano Ruiz, la crisis de la industria se debe a "la falta de disciplina comercial y de ordenamiento productivo" y no al dumping.

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