El crecimiento de la economía japonesa repunta en el tercer trimestre
El PIB nipón creció entre julio y septiembre un 0,5% respecto a los tres meses anteriores, más de lo previsto por los analistas
Alivio momentáneo para las autoridades japonesas, poco acostumbradas a buenas noticias en lo que se refiere al desempeño económico del país asiático. El Producto Interior Bruto (PIB) nipón creció un 0,5% en el tercer trimestre del año en comparación con los tres meses anteriores, una tasa por encima del 0,2% esperado por los analistas. No obstante, los datos preliminares facilitados por el Gobierno japonés muestran la debilidad de este repunte, causado por el aumento de las ventas al exterior y no por la fortaleza del consumo interno.
Con esta cifra, Japón se apunta la tercera expansión consecutiva en términos intertrimestrales, algo inédito en una economía que desde hace años experimenta de media una contracción en cada ejercicio fiscal. A un ritmo anualizado, la tercera economía mundial registra un crecimiento del 2,2%, mucho más que el 0,2% del periodo entre abril y junio.
El repunte lo causó el buen comportamiento del potente sector exterior. Las exportaciones netas (la diferencia entre el crecimiento de las exportaciones y el de las importaciones) se incrementaron un 0,5% con respecto al trimestre anterior gracias al repunte de la demanda en mercados como la Unión Europea y otros países asiáticos y por la debilidad del yen, que abarata los productos japoneses en el exterior. De ahí la obsesión de las autoridades por mantener a raya el valor de su moneda frente al dólar. Sin embargo, el yen es considerado como un activo refugio para los inversores en tiempos de incertidumbre, y este año -con episodios como el Brexit- la moneda ha cotizado al alza. Tras el impacto inicial de la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, el yen ha cedido terreno y se ha situado en mínimos de cuatro meses frente al billete verde.
Otros componentes de la economía japonesa, sin embargo, siguen débiles: el consumo doméstico -que supone un 60% del total del PIB- avanzó un exiguo 0,1%, la inversión empresarial se estancó y el gasto del Gobierno retrocedió un 0,7% en comparación con el trimestre anterior, a pesar de que en agosto se aprobó una nueva ronda de gasto fiscal para avivar la economía. El objetivo principal del Abenomics -la política económica de Shinzo Abe basada en el estímulo monetario, un mayor gasto fiscal y la puesta en marcha de reformas estructurales- de alejar la deflación y cimentar una recuperación sólida están lejos de cumplirse.
Sin embargo, según Marcel Thielant, economista para Japón de la consultora Capital Economics, "estas cifras de crecimiento económico combinadas con la debilidad del yen reducen la presión del Banco de Japón de llevar a cabo más estímulos". El organismo que regula la política monetaria sigue con su plan de compra de activos, mantiene los tipos de interés en terreno negativo y hasta controla el rendimiento de los bonos a diez años con el objetivo de que se alcance una tasa de inflación de alrededor del 2%, un umbral que según los últimos análisis de la entidad no sucederá hasta 2019.
La recuperación japonesa podría truncarse con una nueva oleada de inestabilidad en los mercados financieros, que cambiaría las tornas con respecto al yen. Uno de los proyectos que hubiera permitido avanzar con las reformas estructurales en la economía nipona era la firma del Acuerdo Transpacífico de libre comercio, conocido como TPP, pero con la victoria de Trump en Estados Unidos su ratificación y puesta en marcha se antoja imposible.
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