España anuncia un ajuste inferior a los 5.500 millones prometidos
El ministro de Economía, Luis de Guindos, cree que España cumplirá el objetivo de déficit de este año "holgadamente"
Nuevo Gobierno, nuevas cifras, viejas costumbres: el ministro Luis de Guindos dijo este lunes que España cumplirá “holgadamente” la reducción del déficit al 4,6% del PIB este año. En 2015 prometió lo mismo y se quedó 10.000 millones por encima, pero Guindos jura y perjura que cumplirá. España anunció en Bruselas un nuevo ajuste “en las próximas semanas”, pero confía en que sea menor de los 5.500 millones prometidos si el PIB es mejor de lo previsto. “Los compromisos de déficit estructural [esos 5.500 millones] deben cumplirse”, avisó la Comisión. Pero los vientos políticos favorecen a España.
Tras librarse por los pelos de la multa por los continuos incumplimientos fiscales, el nuevo Gobierno protagonizó este lunes una ofensiva en Bruselas, con tres ministros en liza —Guindos, el titular de Exteriores, Alfonso Dastis, y el de Educación, Íñigo Méndez de Vigo— y un objetivo común: pactar los próximos pasos relativos al ajuste que viene y evitar quebraderos de cabeza. Madrid presentará un nuevo presupuesto en las próximas semanas que incluye nuevos recortes, dijo Guindos. Hacienda planea una subida del impuesto de Sociedades y no descarta alzas en otras figuras tributarias. Pero Guindos sugiere que el PIB crecerá más de lo previsto, y eso permitirá suavizar el ajuste.
Cuando una economía crece, la recaudación de impuestos mejora automáticamente. Y algunos de los gastos del Estado —las prestaciones por desempleo, por ejemplo— bajan. La Moncloa confía en que eso baste para mejorar la situación fiscal y permita acometer ajustes menos duros.
Pero España tiene que hilar fino: son ya demasiados incumplimientos y el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, alertó hace poco de que Madrid debería “mirar con lupa” sus números para evitar más fiascos. El Gobierno cree que los vientos han cambiado: no hubo multa, no habrá congelación de fondos estructurales y las necesidades de algunos socios —con Italia a la cabeza, y con elecciones en Francia, Alemania y Holanda— sugieren que habrá cierta permisividad, una vez más, con las reglas fiscales.
El discurso en público es el de siempre: España cumplirá sus promesas; da igual que haya incumplido durante toda la legislatura pasada. El objetivo de déficit para este año (4,6% del PIB) “se puede alcanzar holgadamente en función de las medidas ya adoptadas [un endurecimiento del impuesto de sociedades]“, dijo el ministro. El Gobierno presentará un nuevo presupuesto antes de fin de año con “medidas” para cumplir con la meta del 3,1% para 2017, abundó. Pero tanto Bruselas como Madrid coinciden en que el PIB crecerá más de lo previsto, tanto este año como el próximo, y eso “hará más fácil el cumplimiento de los objetivos”, resumió Guindos tras una breve reunión con el comisario Pierre Moscovici.
¿Nominal o estructural?
La espada de Damocles que pende sobre España es uno de esos tecnicismos tan apreciados por los santones de la religión económica: el déficit estructural (independiente del ciclo económico). “Los compromisos sobre déficit estructural deben cumplirse”, apuntó Moscovici, lo que dejaría fuera de la ecuación un ajuste más suave por el mayor crecimiento. Bruselas exige un recorte estructural del 0,5% del PIB en 2017, equivalente a 5.500 millones. Y 5.500 millones más en 2018. Pero Madrid, en privado, señala que bastaría con cumplir a rajatabla con los objetivos nominales de déficit: 4,6%, este año, 3,1% el próximo y 2,2% del PIB en 2018. “Si se respetan esas cifras, nadie mirará el déficit estructural”, explican fuentes españolas. De ahí el nuevo soniquete del Ejecutivo en Bruselas: todo será más fácil por el robusto crecimiento del PIB, superior al 3% este año.
Las estadísticas son espejismos organizados: Gobierno y Comisión juegan a presentar el debate sobre el déficit español como una cuestión meramente técnica, basada en reglas fiscales claras y datos económicos verificables. Pero todo ese ejercicio es, por encima de todo, político: depende de la dureza que muestre la Comisión, que suele ser la que imponen Alemania y sus aliados. Tras varios años de austeridad a machamartillo, el Brexit, la procesión de elecciones que vienen y la constatación de que la recuperación es frágil y desigual abren paso a una interpretación política inteligente del Pacto de Estabilidad. Más flexibilidad: al menos hasta que los vientos de los populismos amainen en el continente.
La recuperación gracias a “la falta de Gobierno”
“Hemos discutido si la recuperación en España se debe a que no había Gobierno”, bromeó este lunes el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, al término de la reunión de ministros de Economía y Finanzas del euro. Este mismo lunes también se dio a conocer que el Gobierno español ha dado un paso más en la devolución del rescate concedido por Bruselas para sanear la banca. El Mecanismo Europeo de Estabilidad aprobó la petición de España de pagar por adelantado otros 1.000 millones de euros del rescate de 41.300 millones. Es la cuarta vez que España ofrece voluntariamente realizar este tipo de reembolsos, pero el grueso de la deuda aún está pendiente: quedan por abonar 34.700 millones de euros.
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