Consultoría con apellido latino
La italiana BIP abre el camino a las empresas europeas para entrar en Irán
Se refieren a él como al padre de la consultoría estratégica italiana. Un título ganado a pulso por Nino Lo Bianco (Turín, 1938). Lleva 50 años trabajando como consultor —"nunca hice una actividad diferente", asegura en una entrevista en Madrid—, los últimos 13 como presidente de Bip (Business Integration Partners), empresa que fundó en 2003 y que ya tiene más de 3.000 proyectos a sus espaldas y presencia en 11 países. El último logro de la compañía es haberse convertido en la primera gran consultora europea que ha recalado en el mercado iraní, tras levantarse las sanciones internacionales que impedían hacer negocio con el país asiático.
Con 1.400 empleados y una tasa de retención de clientes del 85%, el crecimiento de Bip ha viajado a un ritmo muy superior al de sus principales competidores, "a tasas anuales del 18% incluso en tiempos de crisis", subraya Lo Bianco. La empresa, que trabaja solamente con multinacionales y grandes compañías a punto de internacionalizarse, colabora con las mayores firmas de los principales sectores, desde las telecomunicaciones a la banca y los seguros, hasta la energía, las obras públicas o la industria 4.0, entre otros. Su tarea es ayudarlas a innovar y a integrarse en el complejo engranaje del comercio global.
A diferencia de las big four, término que identifica a las cuatro grandes consultoras (PwC, EY, Deloitte y KPMG), "nosotros producimos la innovación, mientras los demás la reciben", mantiene Lo Bianco. Gracias a una estructura interna muy especializada y dinámica, y a la constante reinversión en nuevos proyectos e innovación, el reto de Bip va más allá de comprender qué efectos están teniendo las nuevas tecnologías en el entorno empresarial. "Nuestra misión no es entender el cambio, sino anticiparlo", insiste el presidente de la compañía.
Conocimiento y experiencia son ingredientes fundamentales para ser un buen consultor, pero hace falta algo más para destacar y seducir a las empresas. "¿Cuál es nuestra ventaja? Pretendemos ser muy buenos en acompañar el cambio, sobre todo en los países de matriz latina", recalca Lo Bianco. "Somos muy operativos en el sur de Europa, en Sudamérica, en el norte de África y en Oriente Medio, es decir en las zonas donde tenemos una fuerte aceptación o donde los italianos son percibidos como innovadores", añade.
Datos globales
10 países. La empresa tiene presencia en una docena de ciudades de 10 países, incluyendo Madrid, donde inició sus operaciones en 2006.
1.300 profesionales que prestan servicios de asesoramiento en las áreas de dirección y de integración de negocios a empresas sobre todo orientadas a la innovación tecnológica disruptiva.
3.000 proyectos son los que gestiona la empresa en tres continentes.
En España, Bip ya cuenta con una división de 300 personas ubicada en Madrid y se está preparando para expandir su negocio. "El mercado está saliendo de una crisis importante, y hay sectores que pensamos que tendrán una fuerte recuperación, en particular el financiero y asegurador", detalla Lo Bianco. En la otra orilla del Atlántico, toda la atención está puesta en Sudamérica: con dos sedes en Brasil y otra en Colombia, la consultora ha creado una oficina en Chile —sobre todo para apoyar la actividad de Enel y Endesa— y ha puesto de nuevo sus ojos en Argentina, país en el que había reducido su presencia pero que ha recobrado interés desde que el liberal Mauricio Macri tomara las riendas del Gobierno, hace ya casi un año.
"Creemos que nuestros competidores no tienen la misma actitud, el mismo enfoque cultural que nosotros, y pensamos que esto es una ventaja para nuestros socios", analiza Lo Bianco. También la apuesta por Irán entra en esta lógica. Bip ya se ha reunido con la principal compañía automovilística y de telecomunicaciones del país, además de haber entablado conversaciones con los mayores bancos. "No ha habido ninguna dificultad para entrar en este mercado, porque nuestra cultura es muy aceptada y hay mucho interés", resume Lo Bianco.
El país asiático, que necesita miles de millones de inversión extranjera en los próximos años, está ávido de "capital y tecnología", como admitió el presidente Hasán Rohaní el pasado enero. Bip pretende preparar a sus socios para que sean capaces de diseñar la estrategia adecuada que les permita entrar en la realidad iraní sin riesgo, usando la cultura como lazo de unión. "Pensamos que hay una gran necesidad de innovación y modernización, y que nosotros podemos dar una contribución para que este salto se dé más rápido", concluye el consultor, listo para el nuevo reto. "Somos los únicos operadores de ciertas dimensiones que no son anglosajones, que son latinos; nuestro verdadero problema es que todavía tenemos una marca poco conocida, nuestro brand tiene menos de 15 años mientras los demás tienen más de 100", se lamenta.
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