Argentina baja impuestos para frenar la caída del turismo
Cae el ingreso de visitantes por la inflación en dólares
Argentina es cara en dólares y los turistas se lo piensan dos veces antes de viajar. Lejos han quedado aquellos años de principios de la década pasada, cuando la crisis económica y la debacle cambiaria convirtieron a Argentina, de la noche a la mañana, en un destino a precio de ganga. Ya no se ven en las calles de Buenos Aires grandes comitivas de extranjeros. Los principales ausenten son los brasileños, afectados por su propia crisis económica. El resultado fue una caída interanual del 6,3% en la cantidad de no residentes que desde enero de este año ingresaron al país sudamericano a través del aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires. Para revertir la situación, el gobierno de Mauricio Macri ha decidido atender un viejo reclamo del sector turístico y ha eliminado el IVA en las tarifas de hotel que paguen los extranjeros. La medida supondrá una bajada del 21% en los precios, aunque los operadores advierten de que aún pasará tiempo hasta que se sienta la reactivación.
Las cifras oficiales son las de una crisis. Desde 2004 y hasta 2010 el ingreso de no residentes creció a tasas superiores al 10%, con un pico en el último año que alcanzó 23,6% interanual. Dos años después, en 2012, se produjo el quiebre. El índice de crecimiento registrado por el Indec bajó ese año hasta el 1,6% y hoy ya es negativo en un 6,3%. “Argentina está cara y los costos en dólares siguen aumentando, tanto en aviones como en hotelería. Los aumentos fueron de hasta 35% en dólares y por más que haya habido devaluación no alcanzó para revertir el impacto de la inflación”, dice Bruno English, director de la consultora DBD. “El turismo crece al 4% o 5% anual en el mundo, y en Argentina deberíamos estar en esas cifras, pero estamos cayendo. Por ahora lo compensamos con turismo interno, porque muchos prefieren quedarse en el país, pero no es suficiente”, agrega.
En un intento por revertir esta situación, el Gobierno reintegrará en forma automática el IVA que los extranjeros paguen con sus tarjetas de crédito en hoteles, una medida que ya aplican países de la región como Chile, Perú y Uruguay. “Hoy más que nunca, con la globalización, el turismo ha pasado a ser una poderosa industria sin chimeneas que desarrolla empleo de calidad en todo el mundo y todos sentimos que la Argentina tiene muchísimo para ofrecer”, dijo Macri al hacer el anuncio en la Casa Rosada, acompañado por empresarios del sector. La intención oficial es “competitividad para que el país reciba más visitantes, aumentar los ingresos de divisas y la producción de los prestadores turísticos locales y contribuir a la generación de empleo”, según dijo Ejecutivo en un comunicado.
La crisis en Brasil ha sido determinante en la caída del turismo receptivo. Este año, el 35% de los viajeros que visitaron Argentina llegaron desde aquel país, muy por encima del 14,6% que lo hizo desde Europa o el 10,3% que viajó desde EE UU y Canadá. Pero que siga al frente de las estadísticas apenas oculta la merma de visitantes brasileños. “Tuvo una retracción superior al 40% con respecto al año pasado”, dice el presidente de la Federación Argentina de Empresas de Viajes y Turismo (Faevit), Fabricio Di Giambattista. Con todo, no es sólo la crisis del vecino lo que explica la caída en el número de turistas. “A partir de la devaluación tardamos en reaccionar y mantuvimos los precios en dólares, producto de la inflación. Es de esperar que ahora bajen y podamos ser más competitivos. La devolución del IVA ayudará aún más en ese proceso”, agrega.
Los viajeros se concentran sobre todo en la Patagonia, donde pueden visitar el glaciar Perito Moreno y Bariloche, en el norte recorren las cataratas del Iguazú y en el centro oeste andino las bodegas de la provincia de Mendoza. El Gobierno quiere apostar a otros centros, como los Esteros del Iberá, en Corrientes, hoy una zona sin explotar y con alto potencial para el desarrollo de ecoturismo. El desafío no es sólo argentino. Sudamérica concentra menos del 8% del tráfico aéreo mundial, con los consiguientes problemas de comunicación externa e interna. “Debemos crecer en rutas y volumen porque hay mucho para mostrar”, dice Di Giambattista, “pero la buena noticia es que cuando uno está tan aislado tiene mucho para crecer”.
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