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Intercambios globales que pierden fuelle

El comercio decae por una menor actividad entre los países emergentes y el enfriamiento del sector exportador

Alicia González

En las décadas anteriores a la Gran Recesión, la expansión del comercio internacional estaba fuertemente ligada a la apertura y la liberalización de los intercambios, o eso decían los expertos. Sin embargo, el impacto del acuerdo de Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP, en sus siglas en inglés) sobre las economías de EEUU y la UE no será tan rutilante por mucho que entre ambas representen la mitad de la economía global. “En el mejor de los casos, el PIB crecerá a medio plazo un 0,5% más, no habrá un reflejo a corto plazo sobre el crecimiento”, explica Jean-François Collin, ministro para Asuntos Económicos de la Embajada de Francia en Madrid. “El comercio mundial crece desde hace unos años menos que el PIB mundial por razones que nadie sabe explicar del todo”, apunta.

Lo cierto es que el comercio global crecerá este año un 2,8%, según la Organización Mundial del Comercio (OMC), el mismo ritmo que en 2015 y 2014 y apenas unas décimas por encima del incremento del PIB mundial en esos mismos años (2,4%, 2,4% y 2,5%, respectivamente). Unas cifras que quedan muy lejos de los niveles registrados hace una década, cuando el intercambio mundial de mercancías rondaba el 7% frente al incremento 3,1% de la economía mundial.

La OMC confía en que una vez que se estabilice la recuperación de la economía global, el comercio volverá a vivir otra época dorada. Pero cada vez más expertos consideran que hay cambios estructurales que van a hacer muy difícil regresar a ver las tasas de crecimiento de antaño. “La nueva normalidad para el comercio mundial puede asemejarse a la debilidad observada en los últimos años. En este sentido, la dinámica que experimentó el comercio en los años noventa y [la primera década] de los 2000 puede haber sido algo excepcional y lo que vemos ahora no sería una desaceleración”, defendía el Banco Central Europeo (BCE) en un reciente documento sobre el comercio mundial.

Los vínculos mercantiles ya no tienen tanta relevancia para el crecimiento

Cambia el panorama

En los años noventa y 2000, se produjo la integración masiva de las grandes economías emergentes en la economía global, la creación de las grandes cadenas de valor globales y el impacto de los tratados comerciales sobre los intercambios. El resultado fue explosivo. Ahora, los países emergentes registran menos intercambios comerciales que los países desarrollados. El aumento de los costes laborales en esos países ha provocado una contracción de las cadenas de valor y la caída del apoyo financiero al sector exportador, como consecuencia de la crisis, se deja sentir sobre la actividad exterior de las empresas. “Eso implica una relación más débil entre el comercio y la actividad económica a nivel global”, asevera el BCE en su informe Entendiendo la debilidad del comercio global.

El frenazo en los intercambios comerciales añade más incertidumbre a las perspectivas de la economía global “y es de particular preocupación para Asia”, advertía esta semana el gobernador del banco central de Singapur. No en vano la región aún se encuentra bajo el impacto de la declaración de quiebra de la naviera surcoreana Hianjin, la séptima empresa de transporte marítimo del planeta que manejaba, ella sola, el 3% de los contenedores mundiales. Una quiebra que se explica por muchos factores, entre los que destaca, una demanda debilitada y la sobrecapacidad del sector tras los años del boom. Las consecuencias del colapso de Hianjin sobre los costes de transporte han sido inmediatas, se sitúan ya en máximos anuales y dificultará que los intercambios comerciales alcancen la meta prevista por la OMC para este año.

El banco central alemán, una vez más, discrepa. A su juicio, el comercio mundial no se ha debilitado de forma intrínseca pero sí está muy ligado a la evolución de las economías desarrolladas, que tienen unas perspectivas débiles de crecimiento. “Como las economías emergentes van a mantener el liderazgo económico global a medio plazo, cabe esperar un incremento moderado del comercio en los próximos años”, sostiene la entidad. Nikita Shah, economista de Capital Economics en Londres, confía sin embargo en que la recuperación de las materias primas impulse las exportaciones de las economías emergentes, un cambio que se viene registrando en la primera mitad del año, salvo en Asia.

La patronal industrial alemana BDI, la primera exportadora mundial, asegura que desde que estalló la crisis de 2008 solo las economías del G20 han impuesto más de 1.400 medidas que implican barreras comerciales no arancelarias y solo 354 de esas medidas se habían eliminado en octubre de 2015. El auge de los populismos en las economías desarrolladas hacen temer un aumento del proteccionismo. Así lo apunta el Bundesbank. “Aunque no es necesario abordar cambios de política económica para hacer frente a este escenario, los esfuerzos adicionales para liberalizar los mercados pueden proporcionar al comercio global un impulso decisivo”.

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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