Una digestión pesada para la banca europea
Una semana tras la publicación de los test de estrés de la EBA, la banca europea se deja en Bolsa cerca de un 4% de su valor. Esta cifra palidece al compararse con el 44% de caída acumulada por el sector en el último año. La tendencia, lejos de frenarse, continúa. Aunque la banca italiana y alemana lideran las caídas (60% y 50% respectivamente), la destrucción de valor es profunda y generalizada en toda la banca continental.
El ejercicio de la EBA aporta mucha transparencia y concluye que, en un escenario adverso (de dureza poco cuestionable) la banca europea gozaría de una situación de solvencia relativamente cómoda. Pero los inversores siguen preocupados por la viabilidad del sector. La capacidad de generar rentabilidad con tipos en mínimos históricos y las dudas sobre la calidad de los activos, son los dos factores clave. El primero es transversal a toda la banca europea, aunque en mayor medida en Alemania. El segundo está más localizado en Italia y, en menor medida (sobre todo por su menor tamaño), en la banca portuguesa. La solución a estos dos problemas queda aún lejana.
El presidente del BCE ha dejado que, más allá de los daños colaterales provocados por la situación de tipos de interés, es perentorio reducir el volumen de activos dudosos como vía para mejorar la rentabilidad del sector. Supervisión consistente, desarrollo de un mercado profundo de activos dudosos y recurrir, en situaciones excepcionales, a cortafuegos públicos constituyen la receta de Mario Draghi. En este último punto, el presidente del BCE pide explorar toda la flexibilidad que ofrecen la normativa comunitaria de Ayudas de Estado y la Directiva de Resolución y Restructuración Bancaria.
La situación de la banca italiana es el foco central de la preocupación. El principal riesgo de la inacción o del mero retraso en la toma de decisiones consensuadas entre las autoridades italianas y europeas es la contaminación sectorial. E incluso su contagio a otros sistemas donde subyacen aún situaciones no completamente resueltas.
La operación de saneamiento de activos dudosos lanzada por Monte dei Paschi el mismo día de la publicación de los test de estrés es un claro avance. Sin entrar en detalles técnicos, se trata de una solución específica para la entidad que cuenta con el visto bueno del BCE y que se produciría en un marco privado, durante el segundo semestre. Por comparación con ésta operación, las necesidades de capital para la totalidad de la banca italiana superarían los 50.000 millones de euros. Es probable que las grandes entidades italianas puedan alcanzar el nivel de solvencia requerido considerando los resultados a generar (en uno o dos años) o levantando capital en mercado, pero no es éste el caso para muchas otras entidades de este sistema. El Gobierno italiano, por tanto, tendrá necesariamente que jugar un papel allí donde el mercado no llegue, encajando con las autoridades europeas una solución más adecuada para el sistema en su conjunto que minimice los riesgos sistémicos. El proceso será largo. La inestabilidad va a continuar por unos meses.
José Manuel Amor y Fernando Rojas son profesores de Afi, Escuela de Finanzas Aplicadas
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