El FMI alerta de la combinación de envejecimiento y deuda en España
La economía española es una de las más vulnerables a una demografía en retroceso, advierte el Fondo en un informe
El Fondo Monetario Internacional advierte a Europa de la explosiva combinación que supone una población que envejece mezclada con una elevada deuda. Y entre los países que señala, sobresale con especial virulencia el caso de España, cuyos problemas demográficos y de endeudamiento sólo son comparables a los de Grecia, Portugal e Italia.
A juicio del organismo radicado en Washington, la economía española es una de las más vulnerables al envejecimiento de la fuerza laboral. Y así lo constatan los datos que compilan los hombres de negro en un profuso informe sobre demografía y deuda. Entre las grandes economías occidentales, España se perfila como el país que en 2035 contará con un porcentaje más elevado de trabajadores mayores de 55 años, y el segundo después de Alemania en número de jubilados por ocupado.
Semejante escenario demográfico puede ocasionar serios problemas para una economía con una capacidad de maniobra muy reducida, sostiene. De una parte, el envejecimiento de la masa laboral y el consiguiente declive de la población en "edad óptima" para trabajar se traducirán en una pérdida de innovación y productividad, de acuerdo con las predicciones del Fondo. Un problema que se antoja muy gravoso para España tras varias décadas presentando ratios de productividad a la cola de la zona euro y de los países de la OCDE.
Por otra parte, el incremento en el número de pensionistas presionará al alza sobre el gasto social, lo que puede ser particularmente acuciante para países con una elevada deuda pública como España, indica el Fondo. Además, puede provocar una desaparición gradual del ahorro conforme los jubilados gastan en su retiro, mermando la capacidad de la economía para invertir. En opinión de la institución encabezada por Christine Lagarde, sólo se puede responder a un reto tan ingente con políticas para mejorar la productividad tales como reforzar el capital humano y la salud, invertir en I+D o rebajar el coste fiscal del trabajo.
Y esta apurada situación podría verse empeorada por la persistencia de crecimientos bajos en toda Europa. A decir del FMI, la falta de una respuesta decidida a los legados de la crisis está creando un riesgo de estancamiento. La estrategia ha descansado demasiado en la política monetaria, afirma. De confirmarse este escenario, España y los países periféricos sufrirían un aumento de 75 puntos básicos en la prima de riesgo y la deuda del Estado español terminaría disparándose otro 5% entre 2017 y 2021, según las proyecciones de la institución. Bajo esta hipótesis tan lúgubre, el FMI calcula que durante el próximo lustro la productividad en la zona euro disminuiría un 0,1% anual y la inversión descendería un 0,25% al año.
La buena noticia consiste en que el FMI destaca a España como uno de los países que más se beneficiarían de las reformas estructurales junto a Italia y Francia. Se trata de los países donde precisamente hay más margen para ganar en productividad, explica. Y las reformas que recomienda el Fondo para España son harto conocidas: asegurar que los salarios marchan en línea con la competitividad, cerrar la brecha que existe entre los costes de despido de los fijos y los temporales; reducir las incertidumbres de los despidos colectivos; mejorar la formación; suprimir obstáculos para el crecimiento de las empresas; apoyar la internacionalización de las pymes y facilitar el desendeudamiento empresarial.
En otro orden de cosas, los documentos del Fondo subrayan que España es, tras Francia y Finlandia, el país de Europa donde el exceso de deuda más afecta a la inversión empresarial. Es más, el FMI tilda de "dramático" el desplome del entorno del 20% sufrido en la inversión corporativa.
El organismo también analiza el impacto de los tipos negativos sobre la banca. Y concluye que tienen una repercusión mayor en las entidades de los países donde existen tipos variables y activos tóxicos heredados de la bonanza como ocurre en España, Italia y Portugal. En tales circunstancias, los bancos pueden ver erosionada su rentabilidad y acabar restringiendo el crédito, advierte el FMI.
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