La operadora Oi se acoge al concurso de acreedores, el mayor de la historia en Brasil
La compañía asume que no puede pagar los 17.100 millones de deuda que acumula
La empresa brasileña de telecomunicaciones Oi, compañía que estaba asociada a la portuguesa Portugal Telecom desde 2013, ha pedido concurso de acreedores. La compañía ha admitido su incapacidad para pagar una deuda de 65.400 mil millones de reales (17.100 millones de euros). El anuncio era esperado por el mercado tanto por el tamaño del pasivo como por la recesión que vive Brasil. El concurso de acreedores Oi es el mayor proceso de esta naturaleza en la historia del país, y también el mayor de una empresa privada de América Latina.
Con 70 millones de clientes, la compañía posee el 34,4% del mercado brasileño de teléfonos fijos, con 14,9 millones de líneas. Tiene otros 34 millones de clientes de teléfonos móviles. Así, su crisis financiera adquiere proporciones casi simbólicas.
Oi vive las consecuencias de un ambicioso plan de crecimiento, incentivado en los años en que el expresidente Lula estaba en el poder. En 2008, Lula alteró la Ley Nacional de Telecomunicaones para que la empresa pudiera comprar una competidora (Brasil Telecom) y tener alcance nacional. Dos años después, el expresidente facilitó la entrada de Portugal Telecom en el capital de la Oi. Posteriormente, la empresa portuguesa fue adquiriendo mayores participaciones de la empresa, hasta que se produjo, en 2013, una auténtica fusión. Pero Portugal Telecom también tuvo que afrontar sus problemas económicos con la quiebra del Banco Espíritu Santo. Casi la mitad de la deuda de Oi procede de las cuentas negativas del grupo portugués.
En un comunicado, la empresa asegura que el objetivo de declararse en concurso de acreedores es proteger la caja común de las empresas del grupo y preservar la oferta de servicios a los clientes que, según asegura, no deben de verse afectados por el terremoto que sacude la compañía. Este concurso de acreedores es un mecanismo jurídico a través del cual las empresas en dificultades financieras tratan de reestructurar su deuda para evitar la bancarrota.
La medida se produce después de que Oi anunciara el pasado viernes que todavía no había llegado a un acuerdo con acreedores internacionales, poseedores del 70% de la deuda financiera de la compañía. Ya bastante endeudada, Oi cerró el ejercicio de 2015 con unas pérdidas de 5.300 millones de reales (1.270 millones de euros) y sólo en el primer trimestre de este año ya había registrado pérdidas por valor de 1.600 millones de reales (400 millones de euros)
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