Miguel Castillejo, cura y banquero
El sacerdote ocupó durante casi tres décadas la presidencia de la extinta Cajasur, motor económico de Córdoba
Miguel Castillejo Gorraiz (Fuente Obejuna, Córdoba, 19 de octubre de 1930) murió el miércoles de un infarto. Durante casi tres décadas fue el símbolo del poder en Córdoba. Pero de un poder anómalo, ejercido desde la presidencia de Cajasur por este sacerdote. Tan anómalo como que la Iglesia controlara, dirigiera y se sentara en el consejo de administración de esta caja, la única de España en la que había clérigos en el puente de mando y donde la mitad de los cordobeses tenían sus ahorros.
Durante el mandato de Castillejo —entre 1976 y 2005— la caja era el motor económico de la ciudad y un actor clave en Andalucía. Como “el creador de la moderna Cajasur” lo define el escritor Manuel Gahete en una extensa biografía autorizada de 2006, cuando el sacerdote había dejado ya la entidad bancaria forzado por un acuerdo entre la Iglesia y la Junta de Andalucía. Y así fue. A mediados de los noventa, bajo su presidencia, el antiguo Monte de Piedad de la Iglesia se fusionó con la Caja Provincial y nació Cajasur, una entidad en cuyo consejo de administración se sentaban, además de sacerdotes, políticos.
Castillejo hizo crecer la caja y su poder e influencia sobre la ciudad aumentaron al mismo ritmo. Pero muchos también han señalado a este sacerdote como el culpable del declive de la entidad, que terminó intervenida por el Banco de España y vendida a la vasca BBK en 2010.
Cuando los hombres de negro llegaron hacía casi cinco años que Castillejo había dejado la presidencia. Pero los consejeros y directivos culparon al sacerdote de los males que arrastraron a Cajasur a su desaparición. Fue en 2011, durante el proceso de alegaciones del expediente que se abrió a 38 exdirectivos de Cajasur. Los consejeros —incluso los que también eran sacerdotes como él— se escudaron en la “herencia” de la gestión que recibieron de la época de Castillejo.
Cajasur no fue ajena a la epidemia del ladrillo que azotó España durante los primeros años de este siglo. De Córdoba salieron tres de las grandes constructoras del país: Arenal, Prasa y Noriega. Y lo hicieron en gran parte gracias al respaldo económico que el sacerdote les prestó. El Banco de España alertó en varios informes de la alta exposición que tenía la caja al sector inmobiliario, que terminó llevando a la entidad cordobesa al desastre.
Una parte importante de esa concentración de riesgos se produjo entre 2002 y 2004. Durante esos años la entidad estuvo bajo la tutela del Gobierno central gracias al amparo que le ofreció el entonces ministro Rodrigo Rato, protagonista luego de la quiebra de Bankia. La Junta y el sacerdote mantuvieron un enorme pulso que duró hasta que José Luis Rodríguez Zapatero llegó a La Moncloa. Cajasur volvió entonces a estar bajo la tutela del Gobierno andaluz. La Iglesia y la Junta pactaron la salida de Castillejo de la presidencia.
Se fue con algunas polémicas a sus espaldas, como los cerca de diez millones de euros que los miembros de los órganos de gobierno de Cajasur cobraron como dietas por conceptos tan raros como oír misa, ir al cine o escuchar un concierto. La Junta denunció el caso, pero la Fiscalía Anticorrupción terminó archivándolo. Otra fuerte polémica se generó con la millonaria póliza que el sacerdote se aseguró para cuando se marchara. La pensión fue recurrida, pero la justicia la consideró legal.
Se fue con la póliza y con una ristra de nombramientos honoríficos de peñas y cofradías de la ciudad, a las que Cajasur regó con ayudas durante años.
Entrar a trabajar en la caja era una de las aspiraciones para muchos de los jóvenes Córdoba. Pero la política de contratación hacía que el poder de Castillejo aumentara creando una gran red de influencia. En 2010 Cajasur contaba con una plantilla de 3.100 personas. Por poner un punto de referencia, Cajamurcia no llegaba al millar de empleados y por activos era algo mayor que la cordobesa.
Carrera meteórica
Castilllejo había sido ordenado sacerdote en 1953, a los 23 años. Tras un periplo por parroquias de la provincia, desembarcó en Córdoba en 1965. Pero el año clave en su carrera profesional fue 1973, cuando fue nombrado canónigo penitenciario del cabildo catedralicio. El cabildo era la institución de la Iglesia que controlaba el antiguo Monte de Piedad. Y los canónigos, cuando eran nombrados, entraban a formar parte automáticamente del consejo de administración. Menos de tres años después de su entrada, Castillejo fue nombrado presidente, cargo que mantuvo durante casi tres décadas. “Ha sido una persona que ha ocupado un papel importante y destacado en la sociedad cordobesa durante muchos años”, ha dicho la alcaldesa de Córdoba, la socialista Isabel Ambrosio.
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