La banca inicia la segunda reestructuración del negocio
El sector financiero debe adaptarse a la revolución tecnológica. En las últimas semanas algunas entidades han anunciado ajustes que afectan a 3.500 empleados.
El Banco Santander ha abierto la espita de un proceso de ajuste de personal que sindicatos y laboralistas consideran que se va a extender al resto de las entidades financieras. De hecho, tras los 1.660 despidos anunciados por la entidad presidida por Ana Botín, Banco Ceiss negocia una reestructuración de un tercio de sus empleados, Novo Banco ultima la salida del 34% de su plantilla y CaixaBank ofrece 500 bajas incentivadas. "Ya son 3.500 trabajadores afectados. Estamos ante la segunda gran reestrusturación del sector", explica UGT.
La historia comenzó a fraguarse el pasado verano. El Banco Santander había decidido emprender un ajuste de personal a través de un expediente de regulación de empleo (ERE) que mantuvo en sigilo hasta la semana pasada, cuando dio el visto bueno a una reestructuración de personal que puede afectar a 1.660 personas (1.200 de las cuales trabajan en las 450 sucursales que la entidad pretende cerrar y 460 en la central de Boadilla del Monte, Madrid), sorprendiendo a los sindicatos. “Teníamos previsto que el Santander estudiase absorber alguna entidad, pero no que abordase en recorte de estas características, pese a presentar buenos resultados”, afirma el responsable del sector financiero en UGT, Sebastián Moreno. La transformación del negocio hacia el modelo digital, que implica un menor número de oficinas, y la simplificación de su centro corporativo son las razones que esgrime el banco para abordar los despidos.
Pero a nadie se le escapa que la situación que atraviesa el negocio financiero, con unos tipos de interés cero, unos márgenes a la baja y una sentencia que acaba de declarar nulas las claúsulas suelo, “obligará al resto de entidades a seguirle en el proceso, pues el exceso de oficinas es generalizado”, opina un abogado que pide anonimato. “BBVA también ha anunciado el cierre de sucursales”, agrega. Aunque la entidad presidida por Francisco González ha tenido que enviar un comunicado para tranquilizar a su plantilla ante la alarma generada por Carlos Torres, su consejero delegado, que aseguró que el banco podría funcionar con 1.000 sucursales. De momento, no hay un plan de cierre programado, decía la misiva. No obstante, González declaraba recientemente a EL PAÍS que, a cinco años vista, BBVA tendrá menos sucursales.
Condiciones diversas
Los ajustes que se están negociando difieren en sus condiciones iniciales. Santander ofrece prejubilaciones desde 55 y 58 años, en el caso de Madrid y de la red, respectivamente, con salarios brutos del 70%. Y bajas incentivadas con 40 días por año trabajado y un máximo de 24 mensualidades. Los sindicatos aspiran a mejorarlas y asemejarlas a las negociadas cuando Banesto desapareció, en 2013: esto es, 50 días por año y prejubilaciones con el 80% del salario.
"En Ceiss las condiciones no tienen nada que ver, pues está en pérdidas. El coste medio de las indemnizaciones será de unos 30 días, con prejubilaciones limitadas", dicen fuentes cercanas a la negociación.
En Banco Ceiss sí se está negociando un ERE para un tercio de la plantilla (hasta 1.120 trabajadores), algo que Juan José Giner, secretario general de la Agrupación de Servicios Financieros de CC OO, achaca a “la nula gestión de Unicaja en su filial, que ha recibido ayudas públicas y, en vez de reflotarla, echa a un tercio del personal”. No hay que olvidar que se trata del tercer ajuste de empleo desde que en 2010 se fusionaran Caja España y Caja Duero y antes de la compra de Unicaja.
3.500 afectados
Sumando los despidos que actualmente ultima el portugués Novo Banco en España (145), y las 500 bajas voluntarias incentivadas que acaba de anunciar CaixaBanc, el sector financiero arrancaría este nuevo proceso de reestructuración prescindiendo de 3.500 trabajadores.
Sin embargo, Giner cree que estas cifras se verán superadas a final de año, tanto si se produce la prevista consolidación del sector como si no. CC OO calcula que, como mínimo, se perderán 5.000 empleos en 2016. Una cifra nada desdenable si se tiene en cuenta que entre 2008 y 2015 bancos, cajas y cooperativas de crédito han recortado 77.253 efectivos, es decir, casi el 30% del personal.
Está en proceso la salida de empleados de Catalunya Banc, tras su integración en BBVA. Y las entidades de pequeño tamaño (como Liberbank, Ibercaja, BMN) podrían dar algún disgusto si finalmente los grandes bancos dilatan el proceso de concentración que llevan tiempo alentando las autoridades nacionales, europeas y los propios líderes bancarios.
Si se cierran fusiones y adquisiciones pueden desaparecer unos 20.000 empleos en el sector en esta seguna fase de reestructuración, coinciden los representantes de UGT y CC OO. “En toda fusión se eliminan los servicios centrales de la entidad absorbida y se recortan entre el 20% y el 30% de sus oficinas”, explica Moreno. Funcas estima que el segundo proceso de consolidación tras la crisis de 2008 podría saldarse con casi 15.000 despedidos hasta 2019.
Mientras se concreta la concentración, los sindicatos luchan por minimizar el impacto de los ERE en marcha reduciendo el número de afectados, ampliando las prejubilaciones y elevando las condiciones, asegura Miguel Periáñez, secretario general de CC OO-Santander. También con recolocaciones y traslados. “Las condiciones de los ajustes deben mejorar respecto a la anterior reestructuración. Aquella fue provocada por la quiebra real de las cajas. Ahora no estamos en la misma situación”, opina Moreno.
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