La AIE cree que los precios del petróleo “pueden haber tocado fondo”
Goldman Sachs advierte de que los precios seguirán bajos pero coloca el suelo cerca de los 40 dólares el barril
Los precios del petróleo pueden haber tocado fondo tras más de un año y medio de caídas continuadas. Así lo cree la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que en su informe de marzo ve "signos" de que el hundimiento del mercado del crudo está cerca de tocar a su fin por dos factores: la contención de la producción —el regreso al mercado de Irán tras el levantamiento de las sanciones es más lento de lo que se presumía y países como Nigeria o Emiratos Árabes Unidos están empezando a bombear menos— y el fin de la ralentización de la demanda. Goldman Sachs, por su parte, sitúa ese suelo cerca de los 40 dólares. Es el doble que en su proyección más alarmista.
En su informe mensual, la AIE muestra, no obstante, su prudencia y puntualiza que tampoco se puede descartar que el descalabro del barril continúe ante la creciente incertidumbre sobre la economía global, pero también sobre el comportamiento de los principales países productores de crudo. "Puede haber luz al final de lo que ha sido un largo y oscuro túnel, pero no podemos estar seguros de forma precisa sobre en qué momento de 2017 el mercado petrolero alcanzará el tan deseado equilibrio", explica.
La opinión del organismo con sede en París se refuerza de alguna manera con la última estimación de precios de Goldman Sachs. El respetado banco de inversión neoyorquino venía anticipando hasta ahora que el precio del petróleo podría caer hasta los 20 dólares el barril, lo que habría tenido un impacto demoledor en toda la industria. Estuvo muy cerca de cumplirse a mediados de febrero, cuando se perdió el nivel de los 30 dólares. Los precios, advierte en una nota a los clientes, seguirán bajos. Pero no hasta ese punto tan extremo.
La proyección oficial es que el barril de referencia en Estados Unidos se cambie este año a 38 dólares y que de ahí remonte a 58 dólares en 2017. Para el brent, la estimación es de 39 y 60 dólares. En ambos casos significa un recorte importante respecto a las últimas previsiones que puso sobre papel. Estos niveles están claramente por encima de los mínimos que hicieron tambalear los valores energéticos y que agitaron el mercado de la deuda.
El doble informe de la AIE y de Goldman Sachs fue recibido con un alza próxima al 2% en el West Texas, que se negociaba este viernes en los 38,5. Es un repunte superio al 4o% cuando se compara con el mínimo anual y eso dio un impulso adicional a Wall Street pese a seguir lejos de los 65 dólares que se pagaban en julio del año pasado por el mismo barril, antes de que tomara cuerpo el segundo desplome de precios.
Un reequilibrio necesario
Los drásticos recortes en las inversiones de capital en la industria tendrán como consecuencia una reducción de la producción este año. Goldman Sachs señala, en todo caso, que es necesario que los precios sigan bajos para garantizar que se reduce el suministro y lograr así que se ponga en línea con la demanda. “Una recuperación prematura podría interrumpir el ajuste”, advierte el banco.
El reequilibrio, coinciden los analistas, no se logrará hasta mediados de 2018 pero eso se teme por las consecuencias que puede llegar a tener un repunte prematuro en los precios. Es lo que pasó hace justo un año, cuando el barril pareció a estabilizarse en los 40 dólares y en dos meses superó los 60 dólares. La escalada no solo demostró ser falsa, sino que creó más dificultades a los productores más vulnerables.
La agencia mantiene por ahora sin cambios la previsión que dio en febrero sobre la demanda mundial para este año, de 95,8 millones de barriles diarios, 1,2 millones de barriles diarios más que en 2015. La subida será muy inferior al ascenso de 1,8 millones constatado en 2015. Este hecho se explica, según el organismo dependiente de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) por las crecientes dudas sobre la situación de la economía global, pero también porque en el hemisferio norte las temperaturas se están mostrando más suaves que de costumbre en el primer trimestre del año y eso se traduce en menores necesidades de calefacción.
El organismo incide en el hecho de que, aunque algunos grandes países asiáticos como India, Corea del Sur, Indonesia y Filipinas están elevando sus importaciones de petróleo, la demanda de Brasil, Japón o Francia —donde las dificultades económicas están haciendo mella sobre el consumo de petróleo y derivados— está siguiendo el camino contrario. En EE UU, el primer consumidor de petróleo del mundo, la agencia espera que la demanda permanezca estancada. Especialmente signficativo es el caso de China, justo a la zaga del gigante estadounidense en términos de consumo, donde este año el repunte debería limitarse a 330.000 barriles diarios respecto a la cifra de 2015. Esta cifra se ve afectada por la desaceleración de la primera economía asiática y está netamente por debajo de la progresión media de 440.000 barriles de la última década.
Ralentización de la oferta
En el lado de la oferta, todos los factores parecen sostener la tesis de la AIE de reequilibrio progresivo (y lento) en el mercado petrolero. En febrero, el volumen diario de crudo bombeado en todo el mundo descendió en 180.000 barriles, una cifra escasa si se tiene en cuenta que la producción global asciende a 96,5 millones de barriles, pero relevante habida cuenta de que la tendencia de los últimos meses era la contraria: más bombeos por el auge del fracking en EE UU y el repunte en la producción de los productores tradicionales.
Con el barril de crudo brent, el de referencia en Europa, en el entorno de los 40 dólares por barril, muchos productores (países, en su mayoría pertenecientes al cartel de la OPEP, y compañías) corren el riesgo de bombear sin cubrir costes, una situación insostenible en el largo plazo. Además, Irán —que regresan al mercado tras años de sanciones occidentales— está colocando en el mercado menos barriles de los que había anunciado inicialmente.
Fuera de la OPEP, la AIE calcula que la producción en 2016 disminuirá en 750.000 barriles diarios (a 57 millones), una cifra superior a la proporcionada hace un mes (600.000 barriles diarios). Buena parte de de esta reducción está directamente vinculada con EE UU, el primer productor mundial de petróleo desde mediados de 2014, que recortará los bombeos en 530.000 al día por el cierre de algunas instalaciones fracking que no son rentables con las actuales condiciones de mercado y el declive de algunos productores tradicionales.
Los inventarios de petróleo en los países desarrollados aumentaron en 20,2 millones de barriles diarios en junio, pero los datos preliminares hechos públicos este viernes por la OPEP sugieren que empezaron a caer en febrero. De confirmarse este descenso, sería un refuerzo adicional a la teoría del reequilibrio paulatino del mercado petrolero: en los últimos meses, el crecimiento imparable de las reservas ha sido consecuencia directa de la sobreoferta.
En su informe de marzo, la AIE también valora dos factores que están influyendo en la paulatina estabilización de los precios del crudo, que en marzo tocaron su nivel máximo en tres meses: el reciente debilitamiento del dólar frente al resto de grandes divisas internacionales y el intento de acción coordinada por parte de los productores tradicionales (fundamentalmente Arabia Saudí y Rusia) para cortar parcialmente el grifo de la oferta y reestabilizar así los precios. "Aunque llegasen a un acuerdo, es improbable que se traslade al mercado a corto plazo", subraya la AIE.
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