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Bruselas cree que a España le quedan ajustes “para algunos años”

La Comisión reitera que España no cumplirá los objetivos de déficit en 2016 sin recortes adicionales

Claudi Pérez
El vicepresidente de la Comisión Europea (CE), Valdis Dombrovskis, responsable de los asuntos económicos
El vicepresidente de la Comisión Europea (CE), Valdis Dombrovskis, responsable de los asuntos económicosEFE

Formidable ejercicio de autocomplacencia seguido de una alarmante adversativa. La Comisión Europea hizo público ayer su análisis del rescate financiero español: en resumen, todo va como la seda. Gracias a ese programa, según Bruselas, España crece por encima del 3% del PIB y la banca está mucho más sólida que cuando el Gobierno de Rajoy se vio obligado a pedir un rescate. Todas esas alharacas forman parte de la narrativa paternalista habitual, salvo por la adversativa inmediatamente posterior: la Comisión cree que a España le quedan ajustes “para algunos años” y detecta cierta “fatiga” con las reformas y los recortes fiscales. Y de paso vaticina que la recuperación puede descarrilar si el próximo Gobierno revierte las reformas aprobadas de la mano del rescate, más aún si la economía global sigue deteriorándose por la crisis de los emergentes.

Se trata del segundo mensaje para Rajoy o a su heredero en apenas unos días, después de la advertencia publicada por este diario el pasado lunes: “Los riesgos políticos derivados de la dificultad de formar Gobierno pueden desacelerar las reformas y provocar un deterioro en la confianza”, según el informe España 2016, que se publica el 24 de febrero.

Sin ser tan explícita sobre la inestabilidad política, Bruselas vuelve a subrayar en este nuevo análisis que España “no cumplirá los objetivos de déficit de 2016 sin ajustes adicionales”. Reclama, una vez más, “completar la reforma laboral”, y desatascar otras reformas que llevan dos años empantanadas. Y subraya que la economía sale del rescate mejor preparada, pero con desafíos que exigen “esfuerzos adicionales”, dentro de ese mantra de sangre, sudor y lágrimas en el que insiste la Comisión desde hace un lustro.

Los riesgos proceden del elevado déficit y la deuda pública. De la altísima deuda exterior. De la dualidad del mercado laboral y la persistencia de cifras de paro que duplican la media europea. E incluso del sistema financiero, a pesar de los miles de millones de euros aportados por el contribuyente. A la Comisión le preocupa la morosidad, superior al 10%, y el peso que aún tiene el sector inmobiliario. La dificultad de la banca para ganar dinero en un entorno de bajos tipos de interés y con Latinoamérica castigando la cuenta de resultados de Santander y BBVA. Y apunta, además, que el banco malo “puede necesitar nuevas inyecciones de los contribuyentes”.

El informe deja todavía una información adicional: viene a decir que las quitas a los preferentistas fueron una especie de laboratorio de la regulación que después se impuso al resto de Europa. Italia acaba de pactar en Bruselas la reestructuración de su banca: de momento, sin quitas para el equivalente a los preferentistas españoles.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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