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Tribuna
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Mantengan la calma

El inversor tiene que ser muy selectivo, invirtiendo en compañías que velen por un equilibrio que persiga la creación de valor a largo plazo

Maravillas Delgado

En un momento en que Estados Unidos pone en entredicho su crecimiento y hay discrepancias entre los agentes del mercado sobre la intensidad y frecuencia de la subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal (Fed), Europa está entrando en un incipiente círculo virtuoso, con una balanza por cuenta corriente de la UE sin precedentes, bajos tipos de interés, bajos precios energéticos y reactivación del crédito. La desaceleración de China, con dificultades de transición de su modelo económico hacia una economía basada en el consumo interno, y las tensiones de los países emergentes exportadores de materias primas amenazan el crecimiento global. ¿Cómo puede actuar un inversor minorista? La emoción no es buena consejera en los mercados financieros y las inversiones deben realizarse basándose en los datos objetivos.

El motor de la economía norteamericana es el sector servicios, que está en niveles elevados, lo que compensa el menor crecimiento manufacturero, y la confianza del consumidor está en máximos históricos, con lo que significa en expectativas de consumo que es responsable de más de dos tercios del PIB (pese al riesgo de caída estimada del PIB, el consumo privado ha mantenido un 3% de crecimiento). Existe el riesgo de que la Fed persista en su intención de subir los tipos de interés por encima de las estimaciones de los analistas y lo que descuentan los activos financieros, al final todos ellos deberán converger en un punto medio.

Los datos de la economía europea sugieren el inicio de un periodo de fortalecimiento en el que Europa puede ser protagonista del crecimiento global: política monetaria expansiva y bajos tipos de interés, los precios del petróleo y de materias primas reducidos, la reactivación del crédito y una balanza por cuenta corriente positiva, con datos pendientes de confirmación a cierre de 2015 del 3%.

China: los datos de crecimiento son más débiles de lo inicialmente estimado, pero esta desaceleración viene produciéndose desde 2010, momento en el que la economía china comienza su transición, pasando de ser la fábrica del mundo a una economía de consumo, lo cual es un proceso natural en las etapas de desarrollo de los países. La clave es si lo consigue y tiene mecanismos para hacerlo: una balanza comercial positiva y un nivel de reservas de 3,3 billones de dólares le confieren maniobrabilidad para la transición.

Los países emergentes exportadores están sufriendo por la caída de las materias primas, pero el nivel de endeudamiento público y privado no es el de los años noventa y han acumulado reservas históricas a nivel de ocho billones de dólares.

En este contexto, los rendimientos de la renta fija son muy limitados y cuanto mayor sea la duración, mayor será el problema, dada la previsión de repunte de los tipos de interés, especialmente en Europa, que están en mínimos históricos. Esto deja a la renta variable como el activo más atractivo y, por la situación económica, la opción más evidente son los mercados desarrollados, ya que tanto Europa como Estados Unidos tienen perspectivas razonables de crecimiento y los mercados están baratos contra sus medias en términos de PER (precio en relación con beneficio). Todo esto siempre y cuando el petróleo lo permita y se vea cuánto es capaz de aguantar Arabia Saudí el pulso que está echando al resto de energías. De persistir en estos niveles, habrá problemas adicionales en las compañías más débiles relacionadas con el petróleo. Pero resulta evidente que, antes o después, Arabia Saudí tendrá que desistir y habrá un ajuste de oferta y el precio del petróleo puede repuntar.

De lo que no cabe duda es de que en un mercado de tendencia es más fácil invertir que en un entorno de volatilidad, y en este contexto ¿qué se puede hacer? El inversor tiene que ser muy selectivo, invirtiendo en compañías que velen por la generación de caja, cuiden sus márgenes de beneficio, con deuda contenida y con un equilibrio que persiga la creación de valor a largo plazo.

Petra Mateos es catedrática de Economía Financiera.

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