Lucha de poder entre Economía y el Banco de España
El sector asiste perplejo al ataque de Guindos a Restoy por sus críticas sobre las injerencias políticas en la supervisión
"Un ataque como este resulta inaudito en la Unión Europea. Las diferencias se discuten en privado y se cuidan las formas”, comenta un veterano financiero en referencia a las recientes críticas del secretario de Estado de Economía, Íñigo Fernández de Mesa, sobre unas declaraciones críticas de Fernando Restoy, subgobernador del Banco de España, en las que reclamó independencia política para la Dirección General de Seguros y el Instituto de Auditores, así como un cambio en el modelo de supervisión.
La semana pasada, Restoy puso como ejemplo para el Banco de España el modelo europeo de supervisión y recordó que, tanto el PP como el PSOE, reclamaron estos cambios en sus programas políticos de 2008. El subgobernador pidió que España adaptara un esquema que es común en varios países europeos. En síntesis, consiste en que el Banco de España se encargue de “la vigilancia de la solvencia de todas las entidades capaces de generar riesgo sistémico (bancos, aseguradoras y firmas de Bolsa); mientras una segunda agencia, creada a partir de la CNMV, vigile las conductas de los intermediarios y protegiera a los inversores o consumidores de cualquier producto o servicio financiero”, según el discurso pronunciado. Es el modelo de Reino Unido, Francia, Italia, Holanda o Bélgica.
Además, el número dos del supervisor, lanzó cuatro críticas: la primera, que España es “uno de los pocos países de la UE” donde el Gobierno no se ha sentado con el supervisor para determinar las recomendaciones sobre políticas públicas que puedan afectar a la estabilidad financiera; la segunda, que el Gobierno ha separado las tareas de rescate de bancos asignando al Banco de España la preparación de los planes mientras que la ejecución ha recaído sobre el FROB (controlado por Economía), lo que Restoy definió como “un esquema ciertamente más complejo que en la gran mayoría de Estados de la Unión”; y, por último, criticó que la Dirección General de Seguros y el ICAC estén controlados por el “Gobierno de turno”, es decir, ahora por el departamento dirigido por Guindos.
El colofón a cuatro años de enfrentamiento
La llegada de Luis de Guindos a Economía elevó la tensión con el Banco de España. El tortuoso rescate de Bankia y el fiasco por la quiebra de algunas cajas, que supuso la aportación de más de 40.000 millones de los contribuyentes, provocó enormes divergencias con el entonces gobernador, Miguel Fernández Ordóñez.
Sin embargo, tras el nombramiento de Luis Linde en junio de 2012 (a propuesta de Guindos), el enfrentamiento continuó, en contra de lo que se podía esperar. Las críticas del entorno del ministro al supervisor han sido habituales: las últimas por las comisiones de las tarjetas.
Ahora se ha ido más lejos. Algunas fuentes políticas apuntaron que la postura de Restoy no coincidía con la de Linde. En el supervisor afirman que “es la posición del Banco de España”.
Ejecutivos consultados dicen que Restoy sabía que sus palabras podían levantar una tormenta, “pero las pronunció porque cree que debe hacerlo. Al margen de que acertara o no con el momento elegido”. Otros señalan que Restoy, más cercano al PSOE, se ha desmarcado políticamente de un banco central cercano al PP ante posibles cambios de Gobierno, “lo que ha irritado a Guindos. Los ministros en funciones son muy sensibles”, apuntan.
La reacción fue dura, rápida y no ahorró críticas. Economía difundió “unas declaraciones” de Fernández de Mesa, en las que dijo que los cambios en el modelo supervisión bancaria “han dado lugar a un vaciamiento de funciones de los supervisores nacionales” y que el nuevo sistema quería “contar con una supervisión más eficiente”.
Además, añadió que “la labor de la Dirección General de Seguros ha sido muy positiva, como demuestra el hecho de que el sector ha superado la crisis con un alto grado de solvencia y sin recurrir a dinero del contribuyente, lo contrario a lo que ha sucedido en el sector bancario”. Sobre los auditores, dijo que su “independencia ha sido la clave” de las reformas normativas. Por último, recordó al Banco de España que su situación “es excepcional” porque es de los pocos bancos centrales que regula la contabilidad del sector.
Los directivos consultados coinciden en considerar que estas palabras “son un golpe “al menos formal” a la independencia del Banco de España, cuya condición se recoge en la Ley de Autonomía. En el fondo, sostienen, “lo que subyace es una lucha de poder entre los políticos y los técnicos, mostrada de una manera abierta”.
Nada dijo Fernández de Mesa sobre si está o no de acuerdo con el modelo de división de funciones, en su día apoyado por el PP, y que fue el principal mensaje de Restoy. Fuentes de Economía no han aclarado ahora esta cuestión y se remiten a las palabras de Fernández de Mesa.
Hasta ahora, solo ha presentado resultados Bankinter y su consejera delegada, María Dolores Dancausa, mostró su apoyo a Restoy. “El sistema que ha propuesto es el mejor para evitar el conflicto de interés y defiende mejor al consumidor”. La presidenta de la patronal del seguro, Unespa, Pilar González de Frutos (ex directora general de Seguros con el PP), admitió que sería mejor que este organismo fuera independiente del poder politico, “cumpliendo los estándares internacionales de supervisión”. Sin embargo, González pidió que Seguros estuviera dentro de la Autoridad Europea de Seguros (EIOPA).
Las críticas a esta falta de independencia llegan incluso del FMI que considera que Seguros “no cumple con los estándares de supervisión”. El Consejo de Estado, en su dictamen de febrero de 2015, también reclamó esta separación del poder politico. El Instituto de Censores Jurados de Cuentas también es partidario de un modelo de supervisón de la auditoría “independiente, como ocurre en la mayoría de países europeos”.
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